«En ‘Narcisos hay cubanos’, dos personajes son de la Isla Metafórica, pero ellos viven fuera de todo aquello; su realidad, aunque marcada por la hecatombe que ya conocemos, es otra. De cualquier manera, el tema Cuba es difícil desecharlo si naciste allí. Tengo escrita una novela sobre la isla que no ha visto la luz; me propuse que no fuera la primera, ni será la segunda… quizá la tercera si alguna editorial la quiere. Nadie la ha leído aún».
«Creo que lo dijo el gran fotógrafo inglés Don McCullin: “El Tercer Mundo no necesita más fotógrafos”. De ser así, me replanteo esa frase: yo ya tengo mi Tercer Mundo, y es Cuba. Ese es el mundo que más me interesa mostrar, contribuir a que finalmente, y entre todos, mostremos su verdad».
«Creo en una Cuba en que nos aceptemos tal cual somos, sin doble moral, tertulias de pasillo y odios acumulados en una urna que nadie sabe qué contiene hasta que se abra. Un país donde decir lo que se piensa no se reprima y sea la razón de cada día. En que podamos elegir al gobierno. En que la falta de alimentos sea comidilla del pasado. En que se trabaje honradamente y el salario sea salario».
Aunque ella sea de una época y yo sea de otra, ambas somos conscientes de una cosa: en nosotras se entretejen Bomba y Barranquilla, dos raíces que reconocemos, dos lugares del Caribe colombiano en los que transcurrieron nuestras infancias y en los que sembramos añoranzas.