Es, como Dios o cualquier otra cosa, posterior al Big Bang. Es, por tanto, nuestro contemporáneo. Lee, y a veces escribe. Cuando alza la vista se descubre, siempre asombrado, en medio del mundo.
«En última instancia, ‘Untitled...’ es el resultado de dos memorias superpuestas: la del que mira desde afuera y la del que sobrevive por dentro. [...] Eso es lo que intenté: completar la mirada de Rick Ray con lo que él no sintió —y yo no puedo dejar de sentir».
Los alumnos de la Facultad de Matemática y Computación (MatCom) de la Universidad de La Habana (UH) estuvieron entre los primeros en convocar el martes a un paro estudiantil —desde este 4 de junio— en contra del «tarifazo» anunciado el 30 de mayo último por Etecsa, el emporio estatal de las telecomunicaciones en Cuba.
Entre cientos de miles de cubanos que hoy permanecen con estatus migratorio irregular en Estados Unidos, hay activistas políticos y opositores en el exilio (y también familiares suyos) —como Lázaro Yuri Valle Roca, exprisionero de conciencia, o Daniela Patricia Ferrer Reyes, hija de José Daniel Ferrer— que temen especialmente un retorno obligatorio al país natal.
«Geográficamente, Cuba es un archipiélago que mira hacia todos los caminos, con un valor extraordinario como “llave” entre el norte y el sur, entre el este y el oeste. Su vocación natural es ser punto de encuentro para que todos los pueblos se reúnan en amistad, como soñó José Martí, “por sobre la lengua de los istmos y la barrera de los mares”».
A medida que avanzaba la noche —que empezó con poco movimiento— había más gente en las inmediaciones del Versailles. Los rostros, los ademanes y las voces de los congregados parecían cada vez más relajados, enérgicos y precisos; la alegría más contagiosa, más soberbia, y más estridente e imperioso el ruido de las bocinas y los motores de las camionetas y los autos deportivos sobre la calle 8. «Let´s go, Brandon», se escuchaba en un altavoz.
Es casi unánime la opinión de que el colapso eléctrico ocurrido en Cuba a partir del 17 de octubre —que paralizó al país en toda su extensión y sumió en las tinieblas a una población ya extenuada por innumerables penurias— sería un síntoma extremo de la crisis multidimensional, endémica que enfrenta la isla desde hace más de 30 años.
El concierto terminó con una imagen poderosa: Bebeshito ondeando la bandera cubana, rodeado de bailarines, luces, fuego y cantando «Tacto que llegó el reparto» con El Chulo, Un Titico, Lenier y L Kimii. Junto a ellos invitó a la unidad del género y a seguir soñando en grande. Lo que estábamos viendo no era el final de un show más: era quizá el inicio de la internacionalización del reparto.