«Si llegara a funcionar el mercado oficial de divisas mediante una tasa flotante», vaticina el economista Miguel Alejandro Hayes, «los militares van a continuar con sus prioridades de negocios, mientras que a los privados se les restringiría el capital para importar bienes de consumo y [medios] de producción para ofertar artículos de primera necesidad, perjudicando aún más el bienestar de millones de cubano».