«En ‘Narcisos hay cubanos’, dos personajes son de la Isla Metafórica, pero ellos viven fuera de todo aquello; su realidad, aunque marcada por la hecatombe que ya conocemos, es otra. De cualquier manera, el tema Cuba es difícil desecharlo si naciste allí. Tengo escrita una novela sobre la isla que no ha visto la luz; me propuse que no fuera la primera, ni será la segunda… quizá la tercera si alguna editorial la quiere. Nadie la ha leído aún».
«Creo que lo dijo el gran fotógrafo inglés Don McCullin: “El Tercer Mundo no necesita más fotógrafos”. De ser así, me replanteo esa frase: yo ya tengo mi Tercer Mundo, y es Cuba. Ese es el mundo que más me interesa mostrar, contribuir a que finalmente, y entre todos, mostremos su verdad».
José Llanos es de esas personas que viven en la memoria de los paisanos. Apenas uno llega a Galapa, su tierra natal, y pregunta dónde queda su casa, la gente responde con orgullo y alegría: «¡Ah!, sí, el de las máscaras». Todos en este municipio del Caribe colombiano, ubicado exactamente en el departamento del Atlántico, a solo unos cuantos minutos de la ciudad de Barranquilla, lo conocen y admiran...
Su camino ha sido largo y sostenidas la pobreza y la discriminación. Comenzaron antes de que la noción de dictadura lo alcanzara y vive convencido de que van a seguir cuando todo se acabe, si es que algo así termina alguna vez.
Ciudad de México no se queda atrás. Con una comunidad venezolana integrada por 26 mil 383 personas, según El Instituto Nacional de Migración, es lógico que surjan restaurantes que ofrezcan un refugio para la diáspora. ¿Cómo se han adaptado al contexto local?, ¿consideran que ofrecen nostalgia?, ¿al mexicano también le gusta la comida venezolana?