Siete días han transcurrido desde el paso del huracán Melissa por Cuba. Sin embargo, a pesar del triunfalismo habitual de las autoridades en la isla, los reportes en las redes sociales dejan ver comunidades completas prácticamente a oscuras, agravamiento del servicio de agua potable, problemas de abastecimiento, y escasa o nula conectividad a internet.
«Realmente las personas lo que necesitan son recursos, para lo que se mojó, para lo que se perdió. Pero eso tardará en llegar, o nunca llegará», nos cuenta una vecina de la comunidad Veguita, del municipio Yara, en la provincia de Granma.
Como se ha hecho habitual ante desastres en la isla, iniciativas ciudadanas y comunitarias se han adelantado al Estado y organizan campañas de ayuda a los damnificados. Proyectos sociales, religiosos y organizaciones fuera de la Isla continúan recolectando donaciones para asistir a los afectados.
«Enviamos hoy 470 libras a la ciudad de Las Tunas, con el propósito de, desde allí, desplazarnos a entregar a las zonas más afectadas; incluso a la zonas que a día de hoy están incomunicadas, intentar llegar», explica, desde Madrid, Carolina Barrero, activista y directora ejecutiva de la organización Ciudadanía y Libertad.
