«Están ocultando todo y esperamos respuesta». Nueve días desde la muerte de Mairovis Valier, atropellada por un «extranjero residente» en Cuba

    Sobre las cinco de la tarde del 26 de agosto, una vecina se acercó a la cama donde Danieyis Lamorú Heredia se encontraba ingresada en el Hospital General Calixto García de La Habana, y le dijo lo que nadie se había atrevido a pronunciar hasta entonces: que su hermana, Mairovis Valier Heredia, no sobrevivió al incidente que ambas sufrieron la noche anterior, cuando un Audi rojo se abalanzó sobre ellas intencionalmente mientras recorrían la concurrida calle Galiano. 

    Danieyis, de 41 años, a quien todavía le cuesta recordar lo sucedido, permanecía en la sala de terapia intensiva. Devastada por la noticia, se zafó los sueros y escapó de allí. «Salí como una loca pidiendo auxilio para que me llevaran a la funeraria donde estaban velando a mi hermana», cuenta. «Me mandé a correr; no sé con qué fuerzas». 

    Se dirigió a la enfermería del hospital; le quitaron el troque intravenoso. Dijo que iba a coger aire, pero de un momento a otro se echó a correr. Divisó a un hombre que manejaba un triciclo, le gritó, le dijo que, por favor, la ayudara, que había perdido a su hermana, que la llevara hasta la funeraria de Calzada y K, en El Vedado. Llegó. No era un sueño. Empezó a preguntar a gritos si todo era mentira, pero no… Su familia estaba velando el cuerpo de la hermana, tan «linda», tan «amable»; su hermana fallecida en un episodio del que aún sabe muy poco, en el que ambas fueron embestidas por un hombre del que aún nadie sabe nada. 

    Han pasado nueve días desde la madrugada del 25 de agosto, cuando Mairovis, Danieyis, una prima y una tía caminaban por Galiano. Sobre las dos y media, exactamente en Galiano entre Neptuno y San Miguel, un conductor —a quien las autoridades solo han identificado como un «extranjero»— «nos tiró el carro arriba intencional», dice Danieyis. «No le llegué a ver la cara porque todo fue muy rápido».

    Todavía hoy tiene golpes en la cara y las piernas y orina con dificultad a causa del impacto. Su prima terminó con lesiones en un riñón, orinando sangre. La tía tuvo que ser operada porque se le zafó la mandíbula. Y Mairovis, quien recibió golpes en la cara, el abdomen, las piernas y la mandíbula, murió en el acto. 

    Danieyis, a quien le robaron el celular en el lugar de los hechos, no tiene ahora muchas fotos de su hermana, pero conserva el último retrato en familia. Todos se ven felices en un día soleado de playa. Fue tomado el mismo 25 de agosto. Mairovis luce radiante. Llevaba una blusa corta, shorts y gafas de sol. Unos días antes había partido de Guantánamo, su ciudad natal, para mudarse a un alquiler en La Habana junto a sus hijos pequeños, de dos y cinco años. La joven, de 35 años, licenciada en Enseñanza Preescolar, también quería permanecer cerca de su otro hijo, de 17 años, que había comenzado sus estudios como «Camilito» en la capital. 

    Retrato familiar el 25 de agosto. Mairovis a la derecha, con short, blusa y gafas de sol / Foto de cortesía
    Retrato familiar el 25 de agosto. Mairovis a la derecha, con short, blusa y gafas de sol / Foto de cortesía

    Ahora que Mairovis no está. Ni Danieyis, ni su madre, quien está «destruida», saben cómo darles la noticia. «Los niños están preguntando por su madre y no sabemos qué decirles; son chiquitos», dice Danieyis. «Mis sobrinos están sin el calor de su mamá porque un asesino se encargó de arrebatársela». 

    Ya nada será igual para la familia Heredia. Danieyis, quien asegura que apenas tiene «condiciones», cuidará de sus sobrinos junto a la abuela y el padre de los niños. Con eso sabrán cómo lidiar, pero ahora mismo no saben cómo seguir viviendo sin información, con el hermetismo de las autoridades en torno al sujeto que las atacó. 

    En un video compartido en redes sociales, la madre de ambas aseguraba que varios días después del suceso todavía nadie había ido a su casa en La Habana Vieja para brindarles una mínima explicación. «Estoy sufriendo porque ese extranjero me le quitó la vida a mi hija y nadie ha venido a decirme quién es, cuál fue el carro… Ni un apoyo de nada. Me siento triste y pido justicia», dijo la señora. «Yo no duermo ni vivo. Pido justicia, pido la pena máxima para ese hombre salao que le hizo perder la vida a mi hija». 

    Ciertamente, la única información oficial que conoce la familia es la que, el mismo el 25 de agosto, divulgó el Ministerio del Interior. El «extranjero residente» —quien, según dijeron fuentes anónimas al medio CubaNet, es un cubanoamericano, aunque no hay confirmación oficial— atropelló en la madrugada de ese lunes a ocho personas más en distintos sitios durante su trayecto por los municipios de Centro Habana y La Habana Vieja. 

    En cuanto a las otras víctimas, se conoció, a través de la prensa oficial, que una menor de edad y su madre, ambas lesionadas, fueron trasladadas al Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez. También se dio a conocer que los tres lesionados que permanecían ingresados en el Calixto García evolucionaban «favorablemente».

    Las autoridades cubanas indicaron, sin ofrecer más detalles, que el autor de los hechos estaba detenido y que se encontraba «bajo proceso investigativo» con el fin de «esclarecer las circunstancias de este lamentable hecho». 

    Sin embargo, han pasado casi diez días y el silencio es aplastante para la familia Heredia, que quiere saber. Incluso acudieron a una estación de la policía. Pero fue en vano. «Ocultan su nombre y su identidad; no sabemos nada», insiste Danieyis. «Están ocultando todo y estamos esperando respuesta, que se haga justicia».

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