En enero de 2026, se cumplen seis años de la encarcelación de Panter Rodríguez Baró, uno de los miembros del grupo Clandestinos, un movimiento que salió a las calles de Cuba a teñir de rojo varios bustos de José Martí. Después de su arresto, Rodríguez Baró fue condenado a 15 años de privación de libertad por los delitos de difamación de las instituciones y organizaciones de los héroes y mártires, y daños a bienes del patrimonio cultural.
Stephanie Rodríguez, hija del preso político, contó a El Estornudo que la vida en prisión para su padre no ha sido fácil. «Tiene problemas de tensión, para lo que debe tomar un tratamiento diario, y la reeducadora me dijo que no se lo van a dar porque no lo tienen. Tiene pérdida de visión y, por supuesto, no lo van a operar».
En junio de este año, las autoridades penitenciarias cubanas lo trasladaron de la cárcel Combinado del Este, a las afueras de La Habana, a la de Boniato, en Santiago de Cuba. Ahora se encuentra a casi mil kilómetros de donde permanece su familia, a modo de castigo.
«Ya le han quitado su libertad. Le quitaron que se pudiera despedir de su madre. ¿Qué más le pueden quitar a una persona?», se pregunta su hija, quien agregó que la verdadera justicia para ella «sería la liberación de todos los presos que se encuentran injustamente (detenidos) en Cuba».
