Es un lugar común declarar cada elección «la más importante de nuestras vidas», pero esta en particular representa la disputa entre el establishment político que ha convertido a Estados unidos en el país más poderoso del planeta y un agente de cambio cuyo récord de inefectividad y despropósito ya conocemos.
Ni [Hillary] Clinton era más ambiciosa o despiadada que cualquier político hombre, ni [Sarah] Palin era más propensa a equivocarse que Bush hijo o Dan Quayle o más mentirosa que Trump. Pero estos defectos o cualidades mal vistas son excusados rutinariamente en un hombre mientras que se convierten en un símbolo de inferioridad en una mujer.
Donald Trump ha pedido a la Corte Suprema de Estados Unidos que se pronuncie sobre la afirmación de que los presidentes tienen inmunidad absoluta ante la ley,...
Expertos en encuestas de opinión y campañas políticas coinciden en que las predicciones a nueve meses de una elección son inútiles. Pero es difícil no convencerse de algo cuando prácticamente todos a tu alrededor piensan y dicen lo mismo.
¿Hay espacio para los terceros partidos en la política norteamericana? Sí lo hay, pero no de la manera que han actuado hasta el momento, tratando de ganar una elección presidencial, lo cual es poco menos que una ilusión. Esto satisface el ego de sus líderes, pero no alcanza los objetivos del partido y sus seguidores.