En Julieta, la película de Pedro Almodóvar, el personaje de la madre, interpretado por Emma Suárez, trata de unir los pedazos que quedan de una foto familiar rota.
Julieta y su hija Antía son solo unos trocitos separados y nada parece poder unirlas. La madre busca pistas, quiere volver a abrazar a su hija, pero esta le ha impuesto el mayor de los castigos: el silencio.
Almodóvar estuvo, por mucho tiempo, preparando esta película, que se llamaba justamente así, «Silencio», pero a última hora tuvo que cambiarle el nombre, ya que Scorsese estrenaba su filme sobre cristianos en Japón con el mismo título.
No imagino un peor castigo para un padre que el silencio de un hijo. Sé que para uno, como hijo, tener a un padre ausente puede marcarte de por vida.
Nosotros, los cubanos, sabemos mucho de marcas y sobre todo de familias divididas.
Para enfrentar el silencio, a veces las palabras no bastan y hay que recurrir a la música. La que salva.
Este año se ha estrenado en Madrid, en la misma Casa de América que despidió a Pablo Milanés, un audiovisual que lucha contra el silencio y la distancia.
En «Son para despertar a una negrita», la serie documental de Alejandro Gutiérrez, somos invitados a formar parte de la relación de Pablo con su hija Haydée.

A través de un retrato íntimo formado por imágenes inéditas del trovador en su hogar, en familia, videos de descargas musicales, cartas de amor grabadas en casetes y entrevistas a Zoe y a su hija Haydée, somos testigos de la historia de una familia muy peculiar.
Y digo peculiar porque nosotros, el resto de los mortales, a lo máximo que podemos aspirar es a contarles a nuestros hijos cómo llegaron a este mundo, quizá darles una carta o un libro; pero Haydée tuvo la suerte desde muy pequeña de tener un padre que le hiciera canciones.
¡Y qué canciones!
Quién no recuerda ese son del año 88, parte del disco «Proposiciones», con aquel estribillo: «…que la belleza te elija, que la bondad te defina. Por siempre, la felicidad conserve en ti esa sonrisa».
En «Son para despertar a una negrita», Pablo empezó una conversación, soltó sus versos al aire, y tuvo la suerte de ver en vida cómo su hija le respondía.

Este audiovisual, con el mismo título de la canción, hace un recorrido desde el inicio de todo: ¿Cómo se conocieron los padres de Haydée? ¿Cómo era la relación? ¿Qué canciones salieron de ese cuadro? Lo que pudiese ser un retrato banal, o un acercamiento a una curiosidad desde el fetiche, nos sorprende y no cae en ninguna de estas trampas. El objetivo del realizador es claro: llenar los silencios y las dudas. Amor y canción.
Desde el minuto uno estamos ante un manto familiar. Alejandro, el director, es el esposo de Haydée y la acompaña a desempolvar recuerdos; a devolverle el cariño al viejo patriarca familiar, pero al mismo ritmo va dejándole a la hija pequeña la posibilidad de conocer más de dónde viene su mamá.
Esta miniserie documental es una llamada de vuelta al son cubano.
El diálogo constante entre padre e hija, ya sea en la casa o en el escenario de un teatro habanero, está marcado por los acordes que han definido a un país. Por las canciones que acompañaron a nuestros padres y que luego todos heredamos.

Los episodios: «Amor», «Dúos», «Las descargas», «El gorila Pipón», «El disco» y «Segundas voces» duran menos de diez minutos y funcionan como escalones que te van llevando a ese gran concierto que dan al final.
Por los sillones y la cocina del hogar de Milanés pasan pilares fundamentales de la cultura cubana: Miguelito Cuní, Elena Burke, Luis Peña «El albino», y también figuras como Serrat, Sabina, Silvio. Vemos imágenes que nunca antes se han visto.
En lo que cuenta Haydée, hay una frontalidad que nos amarra a la silla. No cae en ningún sectarismo o amarillismo fácil. Haydée te habla de Silvio con una tranquilidad tremenda y es una especie de puente. El pueblo cubano está tan dividido que este tipo de gestos tan sencillos sorprende. Nos dice mucho de quiénes somos y de dónde venimos.
En momentos como los que estamos viviendo, de tanta desorientación en las redes, de tanta gente en busca de un profeta, es un lujo ser parte, mirar desde las gradas cómo, más allá de la vida y la muerte, padre e hija siguen dialogando.
La canción, el arte, una vez más rompiendo barreras espacios temporales. Pablo la cantó a su hija y nunca se imaginó que ella le fuera a devolver la canción. El trovador estaba feliz con su hija, que pintaba unas figuras raras, muy cubanas, como si fuera un Portocarrero en niña pequeña.
Haydée no fue artista plástica. Cuenta la madre que, en medio de una descarga, la niña alzó su voz… y a partir de ahí nadie la pudo callar.
Por suerte para nosotros, por suerte para Cuba.

Averigüen quién es Alejandro Gutierrez. Muy bueno el trabajo de Carlos como siempre pero indaguen, investiguen para que descubran al verdadero Alejandro. Es muy sencillo. Pregunten a las personas que lo conozcan de cerca y no precisamente los que le hacen la corte. Y lo que ha hecho con las mujeres además.
Hola Sabina, me gustaría saber qué es lo que Alejandro hace con las mujeres? Yo lo conozco muy de cerca; de hecho soy su esposa hace 14 años y la madre de su hija.
También me gustaría saber quién es usted que escribe algo así.
Las personas que conocemos a Alejandro de cerca sabemos de su honestidad y lo
incómoda que puede ser para algunos.
Sabemos también en donde pone su esfuerzo y sus acciones, lo queremos y respetamos por eso.
Claria, qué curioso, tantas órdenes: “averigüen”, “indaguen”, “pregunten” y ni un solo dato, ni una sola prueba.
Cuando alguien de verdad sabe algo, lo dice.
Cuando no tiene nada, recurre a insinuaciones vagas para llamar la atención.
Tu mensaje no revela nada sobre Alejandro.
Revela mucho sobre la intención con la que escribes… y sobre la falta de argumentos que tienes. Que asquerosito eres.
El poema «Tu drume negrita» es de Emilio Ballagas… Pablo Milanés. lo musicalizó muchas décadas después, así que nada de «sus versos». Si uno no está seguro, Carlos Lechuga, está en el deber de buscar, por respeto…
Hola JPS. No será que «Drume negrita» es una nana de Ernesto Grenet, «Canto para dormir a un negrito» es el poema de Ballagas, y «Son para despertar a una negrita» es la canción de Pablo Milanés? Saludos.