Apenas doblar la esquina vi el rompiente de las olas sobre el Malecón. Desde la primera vez me ha parecido una imagen conmovedora, como en la película de Fernando Pérez. Busqué la ventana con el anunció de CAFÉ, un punto de referencia seguro. Al llegar, me recibió Magia y después salió Alexey. Me saludó, me dio una palmada en el hombro y hablamos del transporte. Había ido muy temprano porque más tarde Alexey tenía una reunión, así que no perdimos tiempo. Los tres pasamos la mañana conversando en la sala de la casa, done hay un sofá, un piano negro que se roba la atención y, debajo de la ventana abierta, una mesita con un termo grande y un plato con varias tazas de barro. Hay un cuadrito (no mide más que una cuarta) con una imagen impresa que representa varios clavos amarrados. Es la identidad visual de Obsesión.
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A comienzo de la década de los 90 hubo un boom de la cultura hip hop en Cuba, aunque ya desde los setenta y ochenta había presencia del breakdance y el rap. Como en muchos otros movimientos culturales de esta índole, primero fue el baile y luego la música, de manera que estaban los bailarines, los raperos y los grafiteros. Todos como parte de un mismo sentimiento. Los Djs, que animaban los bonches, también jugaron un papel esencial, e incluso llegaron a sumarse poetas y artistas plásticos. Agrupaciones como Grupo Uno organizaban festivales donde se vivía «la moña», y de ahí y de otros espacios surgieron muchos proyectos y agrupaciones, como Obsesión, fundada en 1996.

En la sala de su casa, Magia López recuerda los inicios:
—Ale tenía un grupo y yo era seguidora de ellos, ¿no? Pero era un grupo muy grande, como ocho personas más o menos. Ocho raperos, imagínense. Yo era del público. En un momento se van esas personas y Alexey se queda solo. Entonces él me embullaba y me decía: «Magia, no es para que cantes, pero bueno, dime más o menos este pedacito. Apréndetelo para saber cómo suena». Y entonces yo, para que no se desmotivara, decía más o menos la letra, hasta que llegó un momento en que me dijo:«Magia, me están invitando al Liceo del Regla». Y yo recuerdo que le dije:«Bueno, dale, ve», y él me dijo:«Sí, pero la mitad de la letra te la sabes tú y yo no».
Fue complicado, porque Magia era —creo que todavía lo es— una persona tímida, y la exposición no iba a asentarle bien. Sin embargo, asegura, medio burlona, que «la depresión de Ale» la convenció. Por otra parte, en un video publicado en 2022 en el canal deYouTube de Obsesión, Tamara López, hermana de Magia, asegura que la decisión impactó en la vida familiar. En ese mismo material, Caridad Cabrera, madre de ambas, contaba que Magia quería ser artista desde niña «y entonces apareció El Tipo Este con su música, con sus cantos, con su rap».
El Tipo Este es el nombre artístico de Alexey Rodríguez. Él viene de Regla y Magia de Centro Habana, dos barrios muy pobres de la capital del país. Sobre lo que significó el rap en el contexto económico y social de los años noventa, el doctor Joaquín Borges-Triana dijo en su libro ¡Socorro, no soy subversivo! que «el rap trajo a la palestra pública asuntos vinculados a los fenómenos de marginalidad que se producen en el país y, sobre todo, tuvo la valentía de poner en el debate social lo concerniente a las cuestiones de la negritud y de la subsistencia en Cuba de prejuicios raciales».
En un texto publicado en 2017 en OC Weekly, a raíz de la visita del dúo a la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), El Tipo Este habla sobre su experiencia con el arte en aquel contexto del Período Especial: «Nos dio ejemplos de quiénes podíamos aspirar a ser, especialmente para los afrocubanos». Más adelante también dice que «de manera inconsciente, mi generación encontró la música como una vía para escapar y canalizar frustraciones durante esos tiempos difíciles». En nuestra conversación, Magia explica un poco más:
—Hacer eso en aquellos tiempos tan difíciles también era complicado. Realmente había una urgencia de trabajar, de ver cómo se ganaba dinero para ayudar a la familia. Pero al mismo tiempo era algo que te mantenía motivado y alejado de muchas cosas que estaban en la calle como la droga, la prostitución, ¿no? La violencia. Había mucha violencia entonces.

Además, muchas de las agrupaciones de hip hop fueron tildadas de «extranjerizantes» o acusadas de «diversionismo ideológico», al igual que sucedió con gran parte de la producción rockera. A menudo se propiciaban encuentros entre raperos e instituciones culturales que solían ningunear o cuestionar la calidad de los textos y la música, evaluados desde los esquemas de la «buena» cultura.
—Pero me siento un poco raro, porque estoy hablando de hace treinta años y no creo que hayan cambiado muchas cosas —dice de pronto Alexey, con algo de ironía.
Obsesión fue poco a poco ganándose un lugar. A la par del rap, ambos laboraban en un negocio privado, que era su «trabajo real». Según cuenta Alexey, ganaban «un buen dinero», pero en un momento tuvieron que escoger entre asegurar su economía o dedicarse por completo al arte. Fue un punto de inflexión en sus carreras.
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En 1997, quedaron en segundo lugar en la tercera edición del Festival de Rap cubano y ganaron el premio al mejor texto, compartido con el grupo Amenaza. Al año siguiente también ganaron en la categoría que premiaba las letras. Entonces no existía el CD ni las memorias flash. Hacían la música empatando beats con casetes. Es un procedimiento complejo, que Alexey intenta explicarme:

—Tú coges un casete, y hay una canción con un tipo rapeando. Cuando se acaba el rapeo, queda como un pedazo. Eso tú lo vuelves un loop, coges una doble casetera…
—Es súper difícil. Yo lo veo ahora. Si yo no lo hubiese visto en aquel momento… —interviene Magia, un poco impresionada.
—…en un casete tienes grabada la canción original y en el otro empiezas a grabar desde que el tipo se calla la boca. Ya, grabas ese pedazo. Después ese mismo lo viras para atrás, y el otro lo pones exactamente en el pedazo de… no, mira es una locura. Y eso, repetirlo… no sé, treinta veces.
— Pero ese mismo pedazo era el que tenía el otro y el otro y el otro —concluye Magia.
Después las cosas cambiaron. En su primer viaje al extranjero, Magia y Alexey decidieron comprar un piano, un sampler y una computadora. A fines de 1999 hicieron su primer álbum, Un montón de cosas, producido por Roberto Fonseca en la EGREM, y ese mismo año obtuvieron una nominación al premio Cubadisco. Grizel Hernández Baguer, en un texto publicado en el blog de la agrupación, dijo que «[el disco] es una referencia de las posibilidades creativas no solo de Obsesión, sino también un testimonio del naciente movimiento de esos tiempos y las posibilidades de aquel novedoso contexto sonoro».
En 2002, tuvieron varias presentaciones en Reino Unido y Suecia, y un poco más tarde crearon, junto a la agrupación Doble Filo, los Simposios de Hip Hop, con charlas sobre temas de arte y sociedad. Ahí visitaron escuelas y prisiones de La Habana. En 2003, las dos agrupaciones lanzaron el disco conjunto La Fabrik, una producción independiente en la que Alexey rapea:
«Un micrófono agarrao con tape y MPC / Así es como se trabaja aquí / Ya nos quedamo´ en carne cuando invertimo´ en CD / Producción independiente / Escucha mi sonido, bueno o malo (nuestro) / Hecho con amor y alguna pieza de repuesto/ Puesto a disposición de toa mi gente / No hay gerente, nosotros mismos suficiente.»

Con esa pista abre el disco. Luego se escucha: «¿Vas a esperar por quién? ¿Quién lo va a hacer? ¿La EGREM?» y por detrás destacan unas voces burlonas. El álbum marcó una pauta en la escena underground cubana. Obsesión y Doble Filo fueron invitados a cantar en el Teatro Apollo de Nueva York, un lugar fundamental para la música afroamericana en Estados Unidos. En el encuentro participaron raperos como Kanye West y The Roots.
En 2007, Magia se convirtió en la directora de la Agencia Cubana de Rap, fundada cinco años antes. Sin embargo, no fue hasta 2010 que el dúo lanzó su próximo álbum: El disco negro, también independiente.Al respecto, Alexey dice:
—También está esta cosa de que, como ciudadanos negros, sentíamos algo muy… que había algo que debíamos decir. Porque en esta cosa de la igualdad no estábamos llevando la mejor parte. No es lo mismo igualdad que equidad.
Por ejemplo, en un tema como «Los Pelos», Magia rapea:
«A veces recibo miradas / de quienes creen que pa´ estar bien arreglada / necesito tener la moña estirada. / Pero nada, lo nuestro es nuestro y habla por nosotros. / Ahí va mi idiosincrasia capilar. / El aire no me despeina como a Pilar.»

En «Drume negrita», hay un cuestionamiento al poder de la autoridad racista:
«¿Quién es usted / que pone en tela de juicio mi procedencia? / ¿Quién es usted / que cuestiona mi decencia, mi integridad y apariencia? / ¿Quién es usted / que duda de mis capacidades y niega / virtudes que me salen a flor de piel?»
En «Tú con tu ballet», recurren a cierta sátira:
«yo ando en otro ambiente, otro mundo, diferente… / no hay tambores, ni bulla, es decente, de Europa, Occidente, adelanto / ¿Comprendes? / ¡A la rumba yo no voy ma´! / y te digo, yo no tengo nada en contra de eso / pero no voy a esconder lo que pienso, la rumba es atraso, / ve tú, yo paso (…) / ay no mi niña tumba, (no, tumbando) / ve pa´ tu ballet (Bajando!) / yo pa´ la rumba (me quedo)».
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Con El disco negro, Obsesión obtuvo varios galardones, entre ellos el Premio Walterio Carbonell 2010, otorgado por la institución no gubernamental Cofradía de la Negritud, y el Cubadisco 2011. A su labor como activistas sumaron El club del espendrú, que habían creado en 2008 pero que en 2016 alcanzaría particular relevancia a partir de la inclusión de intelectuales y artistas afrocubanos.
Un poco más tarde vendría el éxito de las peñas en Regla, la barriada a la que siempre han llamado casa. El sitio web del dúo recoge fotos de gente con actitud curiosa, personas de la comunidad, algunos en chancletas, y otros con una estética más propia del hip hop. También aparecen algunos bailando breakdance o con un micrófono en la mano. Hay más fotos de noche, borrosas, con la multitud reunida bajo los faroles. Incluso, a una de las peñas fue Usher.

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En 2016, Alexey sacó junto al productor francés Al Quetz un disco que venía gestando desde hacía tres años, con voces grabadas en el estudio personal de Obsesión. La producción fue en vinilo, «algo excepcionalmente raro en el hip hop cubano», dice Alexey. La imagen de la carátula es una vista desde su casa, con la bahía al fondo y, en una esquina, letras pequeñas que dicen «Hecho en Regla».
Luego, junto al músico Albertico Lescay, Obsesión empezó a trabajar en un disco más cercano al jazz, pero tras seis años de trabajo es que logran lanzarlo. Primero tuvieron que hacer un crowdfunding para financiar la producción, y, ya con la maqueta inicial lista, Lescay ideó un plan de trabajo y empezaron a grabar.
— Todos los músicos grabaron, todo. Y hay arreglos que son… magníficos, grandes. Al estilo jazz band y todo eso —recuerda Magia, bastante contenta con el resultado.
Después llegó la pandemia de COVID-19. El presupuesto se redujo, la moneda cambió y entró en escena el dólar. Aun así, volvieron al estudio y comenzaron a mezclar. El proceso se complicó, porque entonces Lescay residía en México.
—Él iba y venía, pero una o dos veces al año —dice Magia.

Mientras, el dúo seguía presentándose en vivo y emprendiendo otras actividades para sostenerse económicamente. En cualquier caso, a Alexey no le preocupa que el álbum haya demorado tanto tiempo en salir, más bien lo agradece un poco:
—Pienso que, de haber grabado en 2019, tal como habíamos supuesto, el disco no hubiera tenido la madurez que tiene ahora. Vimos pequeños detalles con el productor y también hubo algunas cosas leves en las letras que pudimos mejorar.
No obstante, la lírica se mantiene más o menos igual, pues responde a la idea que Alexey me explica: ellos intentan escribir textos que no envejezcan. La primera vez que visité la sala decorada con motivos africanos, Magia me puso dos temas del disco, mezcla de rapeos y orquestación musical jazzeada. El 27 de junio, en La Columnata Egipciana, un café del siglo XIX ubicado en La Habana Vieja, se estrenó el álbum Luciérnaga: Crónicas de Luz, aunque por temas de presupuesto no pudieron contar con una banda, tal como hubiesen querido. Son diez temas poblados de voces y personajes cubanos cotidianos, relatos que tienden a la sencillez.
Su proyección hacia el futuro la declararon en 2010, cuando en «Drume Negrita» Obsesión cantó: «Abuelo me dijo: ‘Mijo, no se puede titubear / a la hora de desactivar las bombas’».