Un pequeño grupo de seis migrantes cubanos avanza por una carretera desconocida, bajo el cielo ardiente de una mañana de enero de 2023. No ubican a nadie más y no saben cuánto tiempo falta para llegar a su destino...
Ninguna de las personas del público imagina el alboroto que había aquí poco antes de su entrada. La sala está llena de jóvenes que, de alguna manera, se conocen. La mayoría son muchachos que recién terminan el preuniversitario. Sus estilos son diversos, pero casi todos mantienen un código: están vestidos de negro.
Las autoridades advierten que el país atraviesa su «más compleja» situación hídrica, con más de tres millones de habitantes afectados por interrupciones del servicio de agua potable.