El cuerpo, como el espacio, es un paisaje 

    Cronotopopolítica

    ¿Cómo podríamos prever sin imaginar? ¿Cómo podríamos prever un espacio, un paisaje, un lenguaje? La respuesta la sabemos desde el principio de los tiempos. Es imposible.

    Pensándolo bien, esto que escribo es la huella no de un comisario de arte, no de un curador… Nada de eso. Ni comisario ni curador. Aunque me tenga que llamar comisario y curador para poder pertenecer (permanecer) a/en un sistema que necesita de ideas convencionales. Hablo de la institución Arte. Hablo de mí. Pertenecer. Permanecer. Amanecer. 

    Amanecer en un espacio.

    Amanecer en un paisaje.

    Amanecer(nos).

    Pensándolo bien, aquí no soy comisario, no soy curador, no soy nada de eso. Soy topógrafo. Sí, topógrafo. Y he pretendido realizar un topoanálisis de espacios enlazados, de espacios ensalzados, de espacios vividos. Imágenes que atraen.

    Me atrae la memoria poetizada de los espacios.

    Me atrae la imaginación como potencia paisajizada.

    Me atrae el no-saber.

    Junto con los artistas visuales Daniel Barrio, Carracedo y Jake Fernández comparto una topofilia, una metafísica cronotopopolítica

    El espacio-paisaje de los afectos

    Quiero pensar (no en el sentido más intelectual, sino físico; pensar como un afecto) el estudio de un artista como un cuerpo paisajizado. Un paisaje es una orquestación. El estudio de un artista también.

    El espacio es el paisaje —exposición colectiva que curé-topografié junto a los artistas cubanos Daniel Barrio, Carracedo y Jake Fernández, en marzo de este año, durante la Semana del Arte de Madrid— pretendió construir un devenir. Un devenir que remarca el territorio y lo convierte en mapa. Ya sabemos que el mapa no es el territorio. Y ya sabemos que el paisaje es una apariencia. El paisaje es un pasaje. Un cruce. Un puente hacia el yo que está del otro lado.

    Un devenir que remarca el territorio y lo convierte en mapa. Lo remarca de manera acezante.

    El estudio del artista cubano Daniel Barrio (calle Bravo Murillo, no. 93 A), donde se instaló El espacio es el paisaje, es un territorio de la contemplación. Es una torrecilla. Es un belvedere. Es una altana. Desde este mirador no solo se otea el paisaje. También se hace el paisaje. Se juzga el paisaje. Se juzga, aunque no lo queramos. Se contradice el paisaje. Se contradice en un sentido dialogante.

    Dialogan los paisajes de Daniel Barrio, Jake Fernández y Jorge Luis Miranda Carracedo. Se rizomatizan.

    Con este dispositivo curatorial quisimos vivir, también, el tiempo del paisaje; porque el tiempo, como es consabido, es un pa(i)saje. El tiempo es un paisaje y un pasaje melódico. El tiempo se escucha. El tiempo es un paisaje sonoro. Es decir: desde El espacio es el paisaje se pudieron contemplar y escuchar la resonancia entre varios cuerpos paisajizados. Los cuerpos de Daniel Barrio, Jake Fernández, Jorge Luis Miranda Carracedo y Edgar Ariel. Y no solo estos cuerpos. El cuerpo del edificio y el cuerpo de la ciudad.

    Huelga decir, tal vez, que ese belvedere (El espacio es el paisaje) desde el cual contemplamos está dentro del paisaje, forma parte del paisaje, es el paisaje. Por eso la eficacia, quizá, de esta exposición (como creación, conjunción, operatoria, experiencia) se basa en el geomorfismo de las fuerzas individuales que tributan a un único paisaje. Un único paisaje que es un único espacio. El espacio. El paisaje. El espacio es el paisaje

    Lichtung

    Estudiando a Artaud conocí la palabra alemana Lichtung. Por supuesto, es más que una palabra. Es una noción. Es una sensibilidad. Es una resonancia. La traducción literal de Lichtung es «claro» o «espacio abierto». Se refiere al bosque, al paisaje natural.

    Árbol. Árbol. Árbol. Árbol. Árbol. Árbol. Árbol. Árbol. Vacío. 

    Un vacío circular donde solo hay pasto. Pasto y luz. Y una sensación de escondite y de vulnerabilidad. Dentro de un Lichtung nos exponemos. Al acecho. Para Artaud el cuerpo es un paisaje agujereado. Perforado. Zonas insondables. Un cuerpo posee zonas de vacío. Zonas liminales. Abismales. Pienso también en los espacios como cuerpos paisajizados. Cuerpos teatrales. Pienso en el estudio de Daniel Barrio como un mapa con ocho «espacios abiertos». «Lichtung 1», «Lichtung 2», «Lichtung 3»…

    Pienso entrelugares.

    LICHTUNG 1

    (D)espacio. 

    Un cuerpo que levita. 

    Un paisaje que agoniza. 

    Un submarino ultrasónico.

    Una mancha.

    Una mesa.

    Un cristal.

    Sobre el cristal, sobre el cristal, sobre el cristal.

    Cinco palabras.

    Una exposición.

    Una exposición que es una experiencia.

    Una experiencia iconoclasta.

    El primer estadio de contemplación.

    El primer estadio de meditación.

    El primer estadio de manifestación.

    Un Lichtung es un claro en el bosque.

    Un vacío.

    LICHTUNG 2

    Segunda zona de liminalidad en el territorio. Una hornacina. Una hornacina es un claro, un vacío, un hueco, una zona claustrofóbica. Jake Fernández fotografía un claustro gótico durante cuarenta años. Piedras medievales europeas que los Rockefeller trasladaron a Nueva York. Piedra a piedra. Jake Fernández se coloca en el mismo sitio durante cuarenta años. Frente a él la mutabilidad de un espacio-cuerpo-paisaje. Desde el mismo punto. De manera periódica. Cientos de imágenes. Un archivo de la descomposición. Es, quiero pensar, un ejercicio de escultura. El tiempo que esculpe. El tiempo… gran escultor. Se piensa una maqueta. El espacio es también un cuerpo de dominación. Sobre el jardín. Sobre el jardín un claustro. El tiempo del claustro. Arquitecturas del deseo.

    LICHTUNG 3

    El cuerpo es un paisaje.

    El cuerpo es un paisaje.

    El cuerpo es un paisaje.

    Cuatro bustos parlantes.

    ¿Qué es un cuerpo?

    ¿Qué es un cuerpo dentro del espacio?

    ¿Qué es un cuerpo dentro del paisaje?

    ¿Qué es el espacio?

    ¿Qué es el paisaje?

    ¿El espacio es el paisaje?

    Es.

    Es.

    Es.

    El paisaje.

    LICHTUNG 4

    Más que una consecutividad de formas en algún grado paisajizadas, más que el imperioso trabajo con el color, más que el cuidado (casi enfermizo) en cada textura, en esta geografía (para Daniel Barrio) el espacio es una experiencia; es una construcción colectiva de transitoriedad. ¿Hacia dónde? Hacia el envés. Hacia el lugar del crimen. Hacia el paisaje triturado y convertido en bloques de residuos. Rastros. Huellas. Hogar. El espacio doméstico sobre el espacio doméstico. Sobre las paredes los palimpsestos.

    LICHTUNG 5

    Ese que le otorga rostro a lo ruinoso. Ese que le otorga rostro al mundo. «Todo lo que se alza cae, / y todo muere al contacto de lo que ha caído», dice Pascal Quignard. Pintar bajo la sombra. Pintar sobre la sombra de la sangre. Pintar, solo, bajo la sombra de la sangre. O del paisaje. La sombra del paisaje.

    Hablamos de paisajes migrantes. Los paisajes de Jake Fernández, enviados desde Miami hace tres semanas, están retenidos en la aduana del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. El paisaje que migra y que siente sobre sí mismo los dolores de la migración. Sobre el buró los documentos de la retención. La prueba documental de la redención. La huella de la deflagración. 

    Hablamos de paisajes que imprimimos sobre lona con las medidas exactas de los paisajes pintados por Jake. En el centro le incluimos dos sintagmas: «SAVE US CHANGO» y «VISHNU NOT COMING», parafraseando los títulos originales: Chango y Vishnu come to dixie.

    Hablamos de paisajes que llegan, porque llegan, cuando ya todo ha terminado. En el postiempo. El postiempo del paisaje.

    LICHTUNG 6

    Sobre las diez horas Daniel me recogió en su Volkswagen Golf rojo del año noventa y me llevó hasta allí; ese viejo cuartel de zapadores donde tiene (tuvo) su estudio en el extrarradio de Madrid. Aquí, el olor es espeso. Al llegar estaba cerrado. Él bajó y me pidió que me quedara dentro. Antes me había dicho: «Tiene treinta años». Se refería al Golf, un auto con el que compite en edad. Abrió y nos recibió una gata sin nombre. Entramos a su estudio y lo primero que vi frente a mí fue unos lienzos enormes con espacios cuasi vacíos. Me dije, parafraseando a Quignard, que ver aquello era como caer, abandonarse, dejarse caer; todo se deja caer.

    LICHTUNG 7

    Caer muerto.

    Caer enamorado.

    Caer en otro país.

    Caer sobre los brazos de un amante.

    Caer en un espacio.

    Caer en un paisaje.

    Caer en un dibujo.

    Caer, de improviso, en una trinchera.

    Un paisajista que cae, de improviso, en una trinchera.

    Un paisajista es un experto buscaminas.

    Carracedo es un experto buscaminas.

    Son expertos en construir mapas del peligro.

    Un paisaje es un intertexto.

    Es un mapa de intertextos.

    Es una traslación de sentido.

    Es el territorio (mental) de la desfiguración.

    LICHTUNG 8

    Esta altana es como una ensoñación. La ensoñación, bien nos enseñó Gastón Bachelard, sacraliza su objeto. Por eso las imágenes/textos de El espacio es el paisaje aspiran a una cima casi sacramental del espacio contrahecho, aquel que ha sido desfigurado, pero del que no se puede salir sin antes haber mutado nosotros mismos. Dije cima. Y ahora digo todo lo contrario. Ahora digo sima. El espacio es el paisaje es un territorio que se mueve entre ambivalencias. ¿Qué es un espacio-paisaje si no un aquí y un allá, un estar y un no estar, una fantasmagoría, un no lugar?

    No hay escapatoria.

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