Vestigio, traza, huella, rastro, rasgo, estampa, herida, matadura, cicatriz, sombra, ruina…
«Las cosas que nos rodean nos comentan más claramente que nosotros mismos», advierte Ramón Williams sobre el proyecto fotográfico al que pertenecen estas imágenes. «Los trabajos de la serie Trace Crop Off acercan la mirada a un número de vestigios culturales que interactúan sin control aparente en el espacio físico y simbólico de la ciudad».
…mancha, mácula, tachadura, borrón, marca, esbozo, estela, atisbo, pista, signo, señal…


«Percibo formas generadas de esa fricción como partícipes de un orden visual no intencionado, manifestaciones de un posible lenguaje conjunto del mundo de factura humana y aquel más amplio de las leyes de la Física y de la Psiquis que lo condicionan o completan», agrega Williams.
…indicio, evidencia, prueba, reliquia, reminiscencia, evocación, presencia, ausencia…


¿Pero qué hace el autor? ¿Cuál es su procedimiento? Fotografía —digamos, hacia el pasado— la exigua pero indudable presencia de lo ausente (traces) y, a la vez, fotografía —hacia el futuro, diríamos— la justa medida de ausencia para que se presente ante nuestros ojos una imagen que está y no está ahí.
Williams sería un flâneur equipado y obsesivo que postula la street photography como una arqueología de lo inestable y como una azarosa imagenología psíquica: «pareidolias, flujo de consciencia y libre asociación…» son a un tiempo el fruto mental de la experiencia urbana y el instrumental con que se captura la propia urbe.


«Deteniéndose sobre los lenguajes plásticos y gráficos que emergen de las fricciones entre objetos y superficies, así como de evanescencias y averías, Trace Crop Off investiga la relación entre impermanencia y proximidad para deshabituar el paisaje urbano y devolverlo desde una mirada renovada», ha escrito Patricia Ortega Miranda en Rialta Magazine.
Y más adelante: «El corpus fotográfico de Williams establece una alianza entre imagen de lo inmediato y materialidad mundana, entre la escritura inconsciente y la lectura pictográfica de las evidencias, poniendo así a dialogar múltiples registros de inscripción y discursos estéticos. Es a través de esta operación que Williams logra desmontar la presunta función comunicativa y representacional del lenguaje textual y visual urbano, devolviéndole el misterio a la ciudad que habita».



(Fotografías autorizadas por Ramón Williams).