MADRID, España.- El médico cubano Lázaro Elieser Leyva García, especialista en Medicina Interna y con formación en España, ha publicado una reflexión en redes sociales en la que se suma a quienes cuestionan la narrativa oficial sobre la actual crisis epidemiológica que atraviesa Cuba.
Según explica, aunque reconoce la circulación de arbovirosis como dengue y chikungunya, los cuadros clínicos reportados por pacientes y profesionales de la salud no se ajustan por completo al comportamiento habitual de estas enfermedades. Frente a la falta de diagnósticos, pruebas y vigilancia epidemiológica, el especialista insiste en que el país debe considerar todos los escenarios posibles y solicitar apoyo internacional.
“No encaja solamente con una arbovirosis”
En su extensa publicación en Facebook, Leyva García subraya que su análisis parte únicamente de su criterio médico y no pretende establecer conclusiones definitivas. Sin embargo, advierte que las neumonías fulminantes, el deterioro rápido, los casos graves en niños y jóvenes y el aumento de fallecidos sin diagnóstico claro no se explican exclusivamente por la circulación de arbovirus.
El médico señala que, aunque ha trabajado y escrito con frecuencia sobre chikungunya y otras enfermedades transmitidas por mosquitos, la situación actual presenta elementos “que no encajan solamente con una arbovirosis”. Esta incertidumbre diagnóstica, sostiene, exige considerar hipótesis adicionales.
¿Puede tratarse de COVID-19 nuevamente?
Una de las preguntas más recurrentes, según el propio especialista, proviene de ciudadanos que no entienden cómo podría existir un repunte de COVID-19 si la población cubana fue vacunada masivamente. Ante esa inquietud, Leyva García ofrece una explicación basada en criterios inmunológicos. Entre ellos que la vacunación no garantiza inmunidad permanente y que la protección puede disminuir con el tiempo, particularmente frente a variantes nuevas.
Asimismo, recuerda que las vacunas cubanas Abdala y Soberana, si bien contribuyeron en su momento a reducir complicaciones, no fueron evaluadas por la OMS, carecen de verificación externa sobre la duración de su protección y no se estudiaron frente a variantes posteriores.
El especialista añade que variantes más mutadas y evasivas podrían afectar a una población sin refuerzos actualizados y sin vigilancia diagnóstica suficiente, especialmente en un contexto de estrés inmunológico generalizado producto de la crisis sanitaria, alimentaria y social que vive el país.
Déficit de medios diagnósticos y protocolos poco específicos
La crisis coincide con un profundo déficit de pruebas PCR y estudios de laboratorio, lo que ha llevado al sistema de salud a apoyarse en protocolos de evaluación de síntomas muy poco específicos.
En este escenario, múltiples médicos han expresado preocupación ante la aparición de neumonías severas y cuadros respiratorios agudos, poco habituales en arbovirosis. La rapidez de propagación y el carácter súbito de las complicaciones refuerzan estas inquietudes.
Crecimiento acelerado de los casos y cifras oficiales parciales
Según cifras del Ministerio de Salud Pública actualizadas el viernes, en la Isla se registran cerca de 44.000 personas con “síndrome febril inespecífico”, una categoría que engloba la primera fase de estas enfermedades y que se utiliza ante la carencia casi total de pruebas de confirmación. Las propias autoridades admiten que la cifra real debe ser mucho mayor, pues numerosos enfermos no acuden a centros de salud por falta de recursos y capacidad asistencial.
La viceministra Carilda Peña García informó que solo el jueves 27 de noviembre se detectaron 6.793 casos nuevos con este síndrome. En relación con la chikungunya, se reportaron 826 casos nuevos, de los cuales únicamente seis fueron confirmados por PCR. En total, el Gobierno registra 37.194 casos positivos, aunque apenas alrededor del 3% han sido corroborados mediante estudios de laboratorio.
Además, 107 personas permanecen ingresadas en cuidados intensivos, con 79 en estado grave y 28 en estado crítico, entre ellas 25 menores de 18 años. Las cifras de fallecidos no han sido detalladas por las autoridades sanitarias.
Médicos y ciudadanos sin respuestas
Los comentarios en la publicación del doctor Leyva García reflejan un clima de preocupación generalizada. Profesionales de la salud describen cuadros atípicos, con fiebre acompañada de inflamación poliarticular, trastornos digestivos, manifestaciones dermatológicas variadas y síntomas respiratorios que se presentan en oleadas y recaídas. “No sabemos ni tenemos cómo saber”, lamenta una médica en reacción a la publicación.
Otros usuarios denuncian la falta de recursos, la ausencia de transparencia estatal y la renuencia del Gobierno a solicitar apoyo externo por motivos políticos, especialmente en plena temporada turística.
Llamado urgente a la comunidad internacional
Ante el escenario descrito, Leyva García insiste en que Cuba necesita ayuda sanitaria internacional, diagnóstica y epidemiológica, y que resulta imprescindible que el Gobierno la solicite y permita su entrada. Subraya que cerrarse a una sola explicación es peligroso y que en ausencia de datos “se deben considerar todas las hipótesis razonables”.
Concluye su mensaje pidiendo que la información se comparta ampliamente: “Que el mundo escuche lo que Cuba no puede decir en voz alta”.
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