MADRID, España.- El puente de Guaibanó, en el municipio San Antonio del Sur, provincia Guantánamo, permanece en estado crítico más de dos meses después de que una de sus sendas colapsara parcialmente durante las fuertes lluvias asociadas a la tormenta tropical Imelda. A pesar del riesgo que representa, la vía continúa abierta al tránsito sin iluminación ni advertencias que alerten sobre el daño estructural.
El desplome afectó por completo uno de los carriles, obligando a que todos los vehículos utilicen el paso contrario, lo que incrementa la posibilidad de accidentes, especialmente en horario nocturno. La zona, eminentemente agrícola, registra a diario el movimiento de camiones, tractores, motos, coches tirados por animales y peatones. Entre quienes dependen del puente se encuentran también niños que lo cruzan para llegar a la escuela.
La situación se agravó semanas después del primer derrumbe, cuando el huracán Melissa volvió a provocar inundaciones en el oriente del país y dejó nuevas afectaciones en la red vial de la provincia. Sin embargo, el tramo de Guaibanó no ha recibido reparaciones ni medidas mínimas de seguridad.
Medios locales reconocen el peligro que supone la falta de señalización en un punto donde la calzada cede abruptamente y donde la oscuridad nocturna aumenta la vulnerabilidad de conductores y transeúntes. También admiten que no existe un plazo definido para la reparación, la cual atribuyen a limitaciones de recursos materiales, pese a las numerosas ayudas que ha estado recibiendo el Gobierno cubano para los damnificados de Melissa.
Mientras tanto, los residentes continúan utilizando el paso con extrema precariedad, en un escenario que mantiene latente el riesgo de accidentes graves y deja en evidencia el deterioro de infraestructuras esenciales en comunidades rurales del oriente cubano.
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