«No solo Matanzas, ya se expandió por toda Cuba», dice Miriam. Ella está en La Habana, pasando alguna de las enfermedades que en los últimos meses azotan el país: dengue, chikungunya u oropouche. Cuenta que es horrible vivir con dolores en las articulaciones, «una fatiga muscular que no puedes ni levantar los brazos». Va para cinco días en ese estado. Ha tenido fiebres de 38 grados, aunque su hijo, que ya lleva una semana padeciendo, decaído con el mínimo esfuerzo físico, sí tuvo la temperatura altísima.
Ahora el escenario es «un poco más complejo que en meses anteriores», admitió este 1 de octubre de 2025 el Dr. Francisco Durán García, la cara más reconocida durante la pandemia de Covid en el país y director Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (MINSAP). Hay transmisión de dengue y oropouche en 12 provincias, mientras que cinco están con chikungunya. «En estos momentos hay siete pacientes en estado grave» por dengue, dijo. Por su parte, aclaró que el oropouche «no tiene casos graves; realmente es una enfermedad que cursa sin grandes complicaciones».

Durán recordó que en 2015 se detectaron casos de chikungunya en Santiago de Cuba y hace dos meses la enfermedad reapareció en Perico, Matanzas. Amanda Placencia, una joven cubana que alertó de un virus en el poblado España Republicana el pasado 24 de julio, dijo a El Estornudo que hizo «hasta lo imposible para denunciar esa enfermedad, solo que no supieron tomar las medidas necesarias y eso se expandió por todo Matanzas. Es mucha la falta de higiene; pocas horas con luz y agua». Lamentablemente ese virus ya está en la ciudad de Matanzas, Cárdenas, Martí, Jovellanos, Colón, Jagüey Grande y Pedro Betancourt. «Lo tenemos en Guantánamo, Santiago de Cuba, Pinar del Río y también en varios municipios de La Habana: Arroyo Naranjo, Cerro y Playa», puntualizó el doctor.
«El chikungunya es muy aparatoso porque da muchos dolores articulares. La verdad es que las personas se sienten muy mal, incluso después de que pasan la etapa aguda, porque se les dificulta hasta moverse», apuntó Durán. Entre las causas para la proliferación de estas enfermedades en Cuba están las lluvias, el calor, la acumulación de basura y los criaderos de mosquitos. Miriam dice que se levanta con dolor en la columna y pese a que pensaba estar mejor, se le oscurece la vista cuando sube algún escalón. Ella no ha ido al médico. «Quizás un error mío, pero, ¿para qué?, si no mandan nada para esto, solo mucha agua y paracetamol si hay fiebre».
Miriam tiene familiares en Los Palacios, Pinar del Río, donde también han contraído algunos de los virus. En su barrio en La Habana hay unos cuantos enfermos y no ha escuchado nada de fumigación. Los botes de basuras están llenos y, sobre todo, los salideros de agua no se resuelven. Cada vez que es día de agua, su calle se inunda y quedan residuos. «Ahí seguro están los mosquitos», asegura. Tampoco han hecho más nunca autofocal ni han dado abate para echarle a los depósitos. «Aunque hagas el autofocal dentro de casa, no es suficiente, porque el peor autofocal está en las calles. ¿A quién se le puede exigir? Hambre, miseria y enfermedades. Nos extinguiremos», opina.
¿Qué está haciendo Salud Pública?
En Vista Alegre, Holguín, hay personas enfermas y no van ni al médico por la falta de medicinas, me dice Elaine. Como a otros muchos cubanos, a ella le preocupan los vertederos de basura y la hierba muy abundante en su barrio. «Salud Pública no hace nada con un policlínico a dos cuadras. El gobierno no hace nada, no fumigan, ni revisan las casas. Si le pusieran multas a esas personas que no deshierban sus patios o frentes de las casas, quizás mejoraran las cosas». Otra cubana comenta que en un pueblito de Artemisa, Santa Cruz en San Cristóbal, hay mucha gente enferma. «Empezando por mí», dice. «Empezó con un dolor de garganta y después vino todo lo que pueda sentir una persona. Lo más triste del mundo».
La misma postal de abandono se repite en muchos pueblos afectados de Cuba. El municipio Venezuela, Ciego de Ávila, «está podrido de chikungunya y no se fumiga ni se toman acciones. La estamos pasando muy mal, quitan siempre la corriente en el mismo horario y los mosquitos nos comen vivos», denunció un ciudadano a la TV oficial. En Colón, Matanzas, hay mucha basura en las calles, muchos enfermos. El hospital está lleno de casos y no hay medicina. Otra cubana contó que el 16 de septiembre salió de Trinidad y llegó a Alemania casi muerta. «Me siento todavía super mal y no saben qué rayos es esto. Yo pienso que dengue, pero parece que mueres lentamente. Es verdad que no hay medicinas y lo viví comprando todo a altos precios».

En el Hospital Territorial de Cárdenas no hay recursos para hacer pruebas complementarias a los pacientes con dengue. «Me parece indignante que me hayan dicho que no podían hacerme leucograma, hematocrito ni plaquetas», denunció el doctor Miguel Alejandro Guerra Rodríguez. «Es una falta total de respeto hacia los pacientes y hacia la práctica médica. Un hospital que se niega a hacer los estudios mínimos exigidos para una enfermedad potencialmente mortal, sencillamente está incumpliendo su deber. Y lo más lamentable: todos los médicos que trabajan ahí, al aceptar y normalizar esta situación, se convierten en cómplices de este desastre sanitario».
Desde agosto, la Embajada de Estados Unidos en La Habana emitió una alerta de salud por el aumento en el número de casos de dengue, chikungunya y virus de oropouche en Cuba. El pasado 30 de septiembre se reiteró la alerta por el brote de chikungunya: «Los síntomas aparecen entre los tres y siete días después de la picadura de un mosquito infectado, y los síntomas más comunes son fiebre y dolor en las articulaciones, dolor de cabeza, dolor muscular, inflamación de las articulaciones o erupciones cutáneas. La mayoría de las personas se recuperan en una semana; sin embargo, algunas pueden sufrir dolor articular intenso durante meses o años después de una enfermedad aguda. Si está embarazada, reconsidere viajar a las zonas afectadas, especialmente si está cerca de su fecha de parto. Las personas con riesgo de padecer una enfermedad más grave son los recién nacidos infectados en el momento del parto, los adultos mayores (65 años o más) y las personas con afecciones médicas como diabetes o enfermedades cardíacas. La muerte por chikungunya es poco frecuente. No existe un tratamiento específico».
Esta semana una emisora oficial de Villa Clara informó de supuestas acciones para frenar el auge de estas enfermedades. «A raíz del incremento de los casos de fiebre en las últimas semanas en el Consejo Popular de Isabela de Sagua, se decidió realizar acciones intensivas de la campaña de vigilancia y lucha antivectorial. Se realizaron acciones de focal destructivo en el 100 por ciento de las manzanas, se trataron con abate todos los depósitos de agua y se efectuaron tres pases de fumigación intradomiciliaria. Además, se realizó la pesquisa en las 25 manzanas del radio de acción donde se encuentra el mayor movimiento de fiebre y en la tarde noche de este martes se realizó el primer pase de tratamiento adulticida extra domiciliario, es decir, en las calles».
Marisol, una cubana que vive fuera, me contó que en Colón es horrible lo que han pasado. Su papá tiene las piernas tan inflamadas que no logra estabilizarse, y se le han hecho ampollas. «Todos los medicamentos se han comprado por las redes. Al menos apareció el antibiótico porque todo lo demás tenemos que comprarlo aquí y mandárselo para que no se mueran». Las dirigentes locales dijeron que se iba hacer un pesquisaje y aún por su casa no ha pasado nadie y (el virus) lo tienen todos. «Es una situación algo insostenible y ellos ocultando los datos para que internacionalmente no salgan a la luz, pero el pueblo y ellos mismos sí saben que el 90 por ciento de Colón está con el virus, que las personas se caen, los dolores son horribles y la fiebre es de 40». Aunque ella le pide a su familia que vayan al hospital, la respuesta de los viejos es «¿para qué? ¿para que me muera?»
El MINSAP niega muertes por estas enfermedades
«Mi esposo murió hace diez meses en Vázquez, Las Tunas. Su diagnóstico fue dengue, tuvo cuatro días de fiebre alta. En el policlínico hicieron lo que pudieron, sin recursos. Solicitaron la ambulancia desde las siete de la mañana y nunca llegó. A las 11, falleció», me contó Teresa. No fue hasta pasadas las siet de la tarde que apareció el carro fúnebre. También un vecino de 78 años falleció el pasado jueves, 25 de septiembre, tras llevar unos días con dengue. Lo llevaron al hospital Ernesto Guevara, pero ya era muy tarde.

Mientras tanto, el MINSAP habla de informaciones que confunden. «Que los centros de salud están colapsados, que 11 fallecidos en un solo día y realmente esa no es la situación, lo que pasa es que se tergiversa a veces con malas intenciones”, dijo el doctor Francisco Durán. Hasta el momento no se reconocen fallecidos por ninguno de los virus que circulan. Sin embargo, Teresa recuerda los últimos días que pasó con su marido de 82 años. «No te preocupes, soy de la generación de hierro», le había asegurado.
El viernes llegaba de un velorio, y por la tarde se sintió con malestar y escalofríos. El sábado amaneció con fiebre de 39 y 40 grados. Lo llevó al consultorio y los análisis dieron positivo al dengue. Solo le mandaron dipirona, líquidos y estar bajo un mosquitero. El lunes ya requería de sueros, se le administraron dos, y en la noche tuvo fiebre. A las 5:00 a.m. se sintió mal por un fuerte dolor de cabeza. Llevaban 12 horas sin corriente. Su generador colapsó y solo se alumbraban con linternas y los teléfonos. «Llamé a mis vecinos cercanos para que me ayudarán, porque yo no podía sola», cuenta Teresa. «El resto lo sabes. Solo tengo un hijo que vive fuera de Cuba. Así estaba cuando contrajo el virus: lleno de vida, con deseos de vivir», me dijo con una foto de su difunto esposo.
En Vázquez, la recogida de basura solo está priorizada para las zonas donde queda la PNR (Policía Nacional Revolucionaria), el Hogar de Embarazadas, el policlínico, la Empresa Eléctrica, la panadería y Correos. «Están en la calle 1. Yo vivo en esa calle y me favorece. Lo demás lo pago. En cuanto a fumigar, jamás, dicen que no hay productos. Yo pagué un particular cuándo perdí a mi esposo. Yo no permito pesquisas porque tenemos una fosa colectiva cerca de mi casa, que está vertiendo hace meses. La limpieza dura una semana, pero seguimos con el hedor y los mosquitos ya aclimatados. Aquí han muerto muchos por dengue. Esto no está erradicado», aseguró.
