Matanzas: entre enfermedades, basura y sin confianza en el MINSAP

    «Ahora todo está peor, no tomaron las medidas necesarias y toda Matanzas está con fiebre y con los síntomas que yo había dicho hace dos meses», lamenta Amanda Placencia, una joven cubana que denunció el pasado 24 de julio una enfermedad no confirmada que sufrían sus vecinos en el poblado España Republicana, municipio Perico. Había muchas personas «contagiadas, con fiebre muy alta, mucho dolor e inflamación en las articulaciones y un malestar general que impide que consigan estar de pie». Un día después, el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) publicó que se trataba de «un brote de chikungunya».

    Tras dos meses del anuncio del chikungunya en ese poblado, acompañada de la supuesta implementación de medidas como «reforzar la fumigación, protección de los depósitos de agua con abate, búsqueda activa de casos, valoración clínica e ingreso en el hogar u hospitalario», hay «un incremento alarmante de casos» de dengue y otras enfermedades transmitidas por el mosquito Aedes Aegypti en varios municipios de Matanzas. Placencia cuenta a El Estornudo que sus coterráneos, «los pobres, ya no hablan nada porque no sirve de nada hablar. Solo están muy cansados y con muchos dolores, aún después de haber pasado la enfermedad».

    Autoridades sanitarias visitan casas en Matanzas / Foto: Periódico Girón

    Lucía, quen pidió el uso de un seudónimo, sufre fuertes dolores en todo el cuerpo desde el 22 de septiembre. Esa primera noche la fiebre llegó a los 39.5 grados. «Ya en la madrugada del 23 estaba paralizada, invalidada, no podía mover mis piernas. Hoy, con mucho dolor y ayuda, logré incorporarme. Siento que mejoro, pero muy mal aún. Nada de apetito, tengo náuseas y algo de diarrea», relata. Ella y su esposo, también enfermo, viven en Cardenas, uno de los municipios más afectados por el dengue y chikungunya en la provincia. Ninguno de los dos ha ido al médico, pero ella dice que «hay muchas personas enfermas en el hospital y escasez de recursos».

    Cerca de su casa hay un basurero, a unos 20 metros más o menos. «Han recogido, pero no con la sistematicidad que se requiere. Ni siquiera están haciendo pesquisas”. Las autoridades sanitarias hablan de la enfermedad como arbovirus propias de la época, «pero esto nunca había sucedido», aclara Lucía. «Tratan de minimizar los efectos de tanto tiempo de basureros sin recoger, cero fumigación. Desconocemos si la enfermedad puede tener otras consecuencias. No sabemos si están informando la verdad. Ya no confiamos para nada en lo que dicen las autoridades sanitarias, sabemos que dicen lo que ‘tienen que decir’». 

    Basurero de Colón

    Ni bazucas de fumigación ni medicamentos

    La ciudad de Matanzas, Cárdenas, Colón, Jovellanos, Jagüey Grande y Pedro Betancourt son «los municipios que mayor transmisión de dengue y chikungunya presentan en la provincia, si bien en todos sus territorios hay presencia de ambas enfermedades en mayor o menor medida», detalló Andrés Lamas Acevedo, director provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, este 24 de septiembre. Dos meses después de la primera denuncia en Facebook, las autoridades reconocen que no tienen todos los recursos para enfrentar estos virus en Matanzas. No disponen de la cantidad de bazucas suficientes para fumigar. «A medida que se incrementen los equipamientos (como muchos que están en reparación en estos momentos), se extenderán las fumigaciones a otras áreas».

    Fumigación en Matanzas / Foto: Periódico Girón

    A esto se suma que no cuentan con los medicamentos suficientes para los tratamientos. «Aunque hoy contamos en nuestras farmacias con sales de rehidratación, éstas no abarcan toda la demanda posible. Por tanto, instamos a la población a que las auto prepare en las casas, mediante un litro de agua, una cucharada de sal, un poco de bicarbonato, azúcar y medio limón, con lo cual se obtiene el equivalente casero a un suero rehidratante», recomienda Lamas. Sin embargo, el MINSAP insiste en que «no hay situación de colapso, sino al contrario, hay capacidad suficiente para atenciones y encamamientos».

    Luis, otro entrevistado, cuenta que su niña pequeña vive en Matanzas y estuvo enferma. Fueron al hospital y le dijeron que no le iban a hacer nada, que eran los dientes. Al otro día no le hicieron ningún análisis, le salió el rash (erupción) y lo que tenía era dengue. Los médicos le pidieron quedarse en la casa. «Ahora está con bronquitis, le mandaron aerosol y el salbutamol hay que conseguirlo porque no lo hay. Ingresaron a la hermana de mi mujer en Matanzas porque está embarazada y también estaba con el virus ese, lo tiene el marido de ella y la abuela de la niña».

    Su niño, en Cárdenas, no va a la escuela primaria Marcelino Herrera. «El pueblo está infectado. La auxiliar del niño está con el virus, y ahora el esposo de la auxiliar, que es el director de la escuela. Además, dicen que la escuela entera lo tiene [el virus]».

    Pese a que los médicos recomiendan acudir a los policlínicos u hospitales para descartar complicaciones, muchos prefieren pasar el dengue o el chikungunya en su casa. «Soy licenciada jubilada de enfermería. Yo en particular no he acudido al policlínico pues me he creado las condiciones: hiervo el agua, mantengo todo limpio y pongo el mosquitero, pues los mosquitos y jejenes hacen ola», asegura una mujer en Unión de Reyes, enfermera jubilada. Desde la semana pasada padece uno de los virus y no se mejora: diarreas, mucho dolor, ardentía y quemazón en los miembros inferiores, sobre todo los tobillos y planta de los pies y en los codos y muñecas. «No le deseo este mal a nadie».

    La mujer señala a El Estornudo que, debido a los diversos síntomas que se padecen, no se sabe a ciencia cierta cuál es la enfermedad. «Esto no es fácil, y sin alimentos ni medicamentos. Mucho decaimiento, fatigas y encima de todo un catarro con tos y expectoración, que no sé de dónde salió, debe de haber algo relacionado con el COVID, que lo pasé en el 2021». Para colmo, tiene a su hijo y nietos en Cárdenas con unas fiebres horribles y sin medicamentos. 

    Autoridades sanitarias visitan casas en Matanzas / Foto: Periódico Girón

    «Sinceramente el problema de nosotros es la falta de gestión por parte de los dirigentes de aquí», opina. En Unión de Reyes han estado entre 30 y 40 horas sin corriente, sin agua por varios días y meses. En Cabezas, uno de los pueblos del municipio, pasaron muchos meses sin agua y solo resolvían con pipas, pero alquiladas hasta 2000 pesos. No todos pueden pagar eso. «Las turbinas rotas de los poblados no las arreglaban, y esa escasez, más la acumulación de basureros, provocó que acá en Unión se desatara esta pandemia». 

    Según su testimonio, en el municipio han fallecido personas. «Una amiga mía», refiere. «La hija la llevó al policlínico por las diarreas y solo le dijeron que le diera mucho líquido, pues no tenían sueros para ponerle. Ella era un adulto mayor, como yo, diabética, y al otro día falleció. Y así han ocurrido varios casos desde principios de septiembre. Ahí se desató el problema de la arbovirosis en Unión de Reyes, y fue incrementándose hasta regarse por todo el pueblo».

    «Lo primordial en la vida es la salud y ni con eso contamos»

    Hasta el momento, las autoridades no hablan de muertos por el dengue o chikungunya en Matanzas, pero sí admitieron que había 435 personas con síndromes febriles inespecíficos notificados en solo una semana en Colón, y 239 ingresos hospitalarios registrados, de los cuales casi la mitad son niños. «Por favor, necesitamos ayuda urgente, Colón está que no da más de tantos enfermos por esa virosis», me suplicó Liuba, quien también pidió el uso de un seudónimo. En su casa casi todos han caído con la enfermedad: su mamá, su hermana y ella. Tiene un niño pequeño de cinco años y teme que él sea el próximo. Allí «la mayor parte de la población está enferma. Han muerto un par de gente con meningitis-encefálica por la enfermedad y por los pocos recursos que hay en los hospitales».

    Por otra parte, Liuba también tiene un vertedero de basura en el frente de su casa, pegado a un círculo infantil, y con animales muertos. «La toma de agua de la población está ahí mismo». Dice que «es mentira que están haciendo cosas para evitar la propagación de esta pandemia. Aquí en el barrio están todos enfermos. Una vecina ya mayor grita de los dolores en la cama. Los medicamentos que tenemos son comprados a altos precios por las redes. Si no lo hacemos así, nos morimos. Colón está contaminado casi completo. Los dolores en las articulaciones son insoportables. Ya no sabemos qué hacer».

    En Jovellanos, algunos vecinos optan por la medicina tradicional y toman cocimiento de hojas de fruta bomba ante la falta de medicamentos para tratar los síntomas. «Verdad que te levanta un poco, pero esto es horrible», dice María. Durante los primeros días sufrió fiebre muy alta, de hasta 40 grados. Ella estaba convaleciente, pero su esposo le contó que deliraba. «Se me hincharon todas las articulaciones, no podía caminar. Al quinto día me salió una erupción en toda la piel que parecía sarampión, y me sangraron las encías», detalla. Padece el virus desde hace diez días y todavía tiene los tobillos y las manos hinchadas, aunque al menos ya no tiene fiebre. 

    Autoridades sanitarias visitan casas en Matanzas / Foto: Periódico Girón

    Pese a que no hay cifras oficiales de Jovellanos, María estima que cerca «del 80 por ciento de la población está enferma. Los mismos médicos y enfermos han pedido ayuda a las autoridades de la provincia, pero nada. Los medicamentos que me he estado tomando me los mandó mi hermana: paracetamol y benadrilina. Aquí todo hay que comprarlo en el mercado negro y el que diga lo contrario, te está engañando. Y de fumigación, nada. No hay combustible».

    El MINSAP, por su parte, dice que hay un plan de enfrentamiento a la arbovirosis que en principio no resolvería la situación actual en octubre. «Las autoridades de Salud estamos prestas a nuestra labor, pero precisamos, de igual modo, de la cooperación de los consejos populares, delegados, CDR, circunscripciones; es decir, de todas las instancias, para lograr así unos meses de noviembre o diciembre más favorables en la provincia, como esperamos», apuntó el director provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología.

    Amanda Placencia, una de las primeras en denunciar la actual situación en Matanzas, dice que su «conciencia está tranquila porque hice hasta lo imposible para denunciar esa enfermedad, solo que no supieron tomar las medidas necesarias y eso se expandió por todo Matanzas. Es mucha la falta de higiene; pocas horas con luz y agua. Solo me queda decir que Dios proteja a todos en Cuba».

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