MIAMI, Estados Unidos. – El Ministerio de Salud Pública de Cuba (MINSAP) confirmó este viernes tres nuevas muertes asociadas a la actual epidemia de dengue y chikunguña, con lo que el número de fallecidos se elevó a 47 en todo el país. Según las propias autoridades sanitarias, “la mayoría [de los 47 muertos] son menores de 18 años”.
La viceministra de Salud Pública, Carilda Peña García, ofreció las últimas cifras en la televisión estatal cubana. En su comparecencia, además de precisar el acumulado de fallecidos, insistió en la necesidad de extremar la atención a los lactantes y otros grupos vulnerables. De los tres nuevos decesos notificados, uno se debió al dengue y dos al chikunguña, detalló la funcionaria.
Peña García informó también que en la jornada previa se registraron 3.275 casos de síndrome febril inespecífico, el primer síntoma común de ambas arbovirosis. En ese mismo periodo, se confirmaron 1.417 casos de chikunguña, lo que llevó el acumulado de contagios por esta enfermedad a 44.604, de acuerdo con los datos oficiales divulgados por el MINSAP.
En contraste con el nivel de detalle sobre la chikunguña, la entidad no ofrece en sus partes diarios las cifras exactas de casos de dengue. Sin embargo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que utiliza estadísticas oficiales proporcionadas por el propio Gobierno cubano, indica que desde principios de año y hasta finales de noviembre se habían registrado 25.995 contagios de dengue en la Isla.
En cuanto a la gravedad de los cuadros clínicos, Peña García añadió que 53 personas permanecen ingresadas en unidades de cuidados intensivos por complicaciones asociadas al dengue o a la chikunguña.
Las propias autoridades sanitarias cubanas han admitido que las cifras oficiales de infectados representan un subregistro. Según recordaron en la televisión estatal, muchos enfermos no acuden a los centros médicos.
El Gobierno cubano reconoció por primera vez el 12 de noviembre la existencia de una epidemia de chikunguña y dengue en el país, pese a que los primeros casos se diagnosticaron en julio y las infecciones comenzaron a dispararse en septiembre y octubre.
La epidemia ha encontrado en Cuba un terreno especialmente propicio para expandirse debido a la grave crisis económica que atraviesa el país. Esa situación limita la capacidad de prevención —en particular la fumigación masiva contra los mosquitos—, de control —mediante test de laboratorio para confirmar el tipo de enfermedad— y de atención a los enfermos, por la falta de medicamentos y otros insumos sanitarios.
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