MIAMI, Estados Unidos. – La empresa estatal Cubametales, encargada de la importación y exportación de petróleo, continúa oficialmente bajo sanciones del Gobierno de Estados Unidos más de seis años después de su inclusión en la Lista de Nacionales Especialmente Designados (SDN) de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC).
En un comunicado oficial del 3 de julio de 2019, el Departamento del Tesoro explicó que había designado a la empresa estatal cubana “por su continuada importación de petróleo desde Venezuela” y que “Cuba, a cambio de ese petróleo”, seguía “proporcionando apoyo, incluida asistencia en materia de defensa, inteligencia y seguridad, al régimen ilegítimo del expresidente Nicolás Maduro”.
En el mismo texto, el Tesoro subrayó que la medida se amparaba en la Orden Ejecutiva 13850, orientada a sancionar a actores que operan en el sector petrolero de la economía venezolana, y la presentó como parte de una estrategia para “disrumpir” los intentos de Maduro de utilizar el petróleo como herramienta de presión política.
“Las sanciones del Tesoro a Cubametales desbaratarán los intentos de Maduro de usar el petróleo de Venezuela como un instrumento para ayudar a sus partidarios a comprar protección de Cuba y otros actores extranjeros malignos”, dijo el entonces secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, al informar sobre la medida.
El papel de Cubametales en el intercambio petrolero entre La Habana y Caracas está recogido en el Convenio Integral de Cooperación firmado por ambos países, según el texto oficial disponible en bases jurídicas venezolanas. Ese acuerdo establece que la petrolera venezolana PDVSA se compromete a suministrar crudo y derivados a Cuba “hasta por un total de 53.000 barriles diarios”, y precisa que “estos volúmenes serán presentados en un programa de nominaciones (…) por las empresas CUPET y CUBAMETALES a PDVSA en las cantidades y condiciones que se establecerán anualmente”.

Tras la designación de 2019, el Tesoro documentó intentos de Cubametales de mantener sus operaciones mediante intermediarios. El 26 de noviembre de ese año, en un nuevo comunicado, la OFAC anunció la sanción a la empresa cubana Corporación Panamericana S.A. por actuar en nombre de Cubametales.
En ese texto, el Tesoro indicó que “desde su designación el 3 de julio de 2019, Cubametales, la empresa estatal cubana de importación y exportación de petróleo”, había afrontado “una presión significativa” a medida que otras empresas se negaban a hacer negocios con ella como resultado de su designación. A continuación, precisaba que, “en respuesta”, Cubametales había ofrecido “repetidamente a Corporación Panamericana S.A. como intermediaria para continuar las operaciones y evadir las sanciones”.
Ese mismo año, otro comunicado del Tesoro sobre buques que transportaban petróleo venezolano a Cuba recordó que desde la designación de la empresa petrolera estatal venezolana PDVSA el 28 de enero de 2019, Cubametales y otras entidades radicadas en Cuba habían seguido “eludiendo las sanciones y recibiendo cargamentos de petróleo desde Venezuela”.
Incluso, en su informe anual de 2020 a la ONU sobre el impacto del embargo estadounidense, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba citó explícitamente la sanción contra Cubametales como parte del endurecimiento de las medidas unilaterales de Washington.
Este 11 de diciembre, trascendió que fuerzas estadounidenses habían incautado un superpetrolero VLCC —identificado ampliamente como el Skipper— tras cargar crudo Merey sancionado en el puerto venezolano de José.
Medios internacionales como Reuters y Associated Press han descrito la incautación del Skipper como una escalada en la campaña de Washington contra las exportaciones de petróleo dirigidas a Cuba y otros aliados de Caracas, en un momento en que la Isla sigue dependiendo del crudo venezolano para cubrir una parte sustancial de su déficit energético.
El medio POLITICO, citando a una fuente familiarizada con la operación, informó que el barco “iba rumbo a Cuba, donde la empresa estatal Cubametales planeaba vender el cargamento a intermediarios energéticos asiáticos”.
En resumen, el petrolero incautado por Estados Unidos no iba solo “desde Venezuela hacia algún lugar incierto”, como llegó a sugerir el propio presidente estadounidense, Donald Trump, sino que seguía una ruta ya conocida: Venezuela–Cuba–Asia, con Cubametales como eslabón central. Lo que la incautación hizo fue exponer ese circuito donde confluyen el petróleo venezolano, el aparato estatal cubano y una “flota oscura” al servicio de redes sancionadas por financiar a organizaciones consideradas terroristas por Washington.








