Este texto se escribió a propósito de La Exposición «Pasado Meridiano», de la artista María Fernanda Chacón, inaugurada el 28 de septiembre de 2024 en La Carpintería, La Habana, Cuba.
Cambio de cabeza / Aguaguatomireo
El reloj marca las 6:00 PM y El Personaje ya se pone en marcha. Atraviesa el Parque de la Fraternidad Americana con el cabello oliendo aún a yerbas del monte y no a finas hierbas o a hierbas provenzales.
Teniente Rey es la calle, que otros prefieren llamar Brasil.
Caen goticas del cielo, porque el cielo llueve cuando quiere.
«Si lluvia no cae, maíz no crece», dice el carretillero de la esquina que tiene aguacates fuera de temporada y guayabas y plátanos macho de a libra. «No, gracias», responde El Personaje que ha sido confundido con extranjero que quiere lavar la mancha del coloniaje.
En una de seis esquinas está La Carpintería más fitness de La Habana.
Deja caer los caramelos y tres moneditas… porque nadie sabe lo que pueda pasar entre serruchos y escofinas y sierras y lijas y ruedas dentadas y tantos aparatos de tortura para darle molde a la madera.
El Personaje no hace más que poner un pie en la alfombra y allá van los paparazis: flashes flashes flashes. El cambio de cabeza, piensa, ha venido muy bien, maravilla, para que lo confundan con alguna celebridad local.
Si el Cerro tiene la llave, la Habana Vieja tiene su candado: Jesús María cerra´o.
Él, tan de provincia a veces, entorna los ojos con las luces que lo ciegan y ahora el magazine del óseo se dará banquete al poner en la primera plana una fotografía de El Personaje con los ojos entornados o bizcos.
En fin, ya está adentro disfrutando la exposición.
Hay su jolgorio y su algarabía como en un juego de pelota.
También hay curieles, ratones, comadrejas, topos y pangolines.
Esta primera pantalla se titula: PA-PA-PAPARAZZI.
Todos los animalitos presentes son retratados y van en plan de contrabando.
(Instalación sonora, dice el programa, con paparazzis, sonido y alfombra roja.)
Nada es lo que es y lo que es, es visto de una forma aleatoria o manipulada.
El olor a almendrones y a petróleo de la patana turca se le quita cuando entra a un cubículo mullido; la máquina de pompas de jabón higieniza el cuerpo que siempre está presto a tomarse una selfie.
Muchas veces ha cerrado las redes sociales.
Muchas veces ha reabierto las redes sociales.
Hay en El Personaje cierta incongruencia mediática.
El Personaje, que huele a ciudad-vieja y a cosa-que-se-derrumba-en-breve, expide suaves tonos alimonados y a lavanda y a fórmulas del detergente Omo. Ahora que está niupaker vuelve a salir a la explanada donde los muchachos y muchachas y muchaches han armado una carpa al estilo del Campismo Popular.
Faltó que repartieran casitas de campaña, es verdad que la gente se aburre en casa donde no faltan los cortes de la luz y el agua. Al menos, aquí, hay tragos gratis en la barra.
Hay andamios y goteras en la parte derecha de La Carpintería.
Listones de madera apuntalan los balcones, hay bicitaxis que pasan con madrinas e iyawós. Hay gente que trafica con la carne; quiero decir, con su propia carne y, en medio de este lupanar de solares y yumas sin cruceros del amor, vino bien el baño de vapor, la sauna de colores divertidos, la caseta para lavar el cuerpo y la ropa que no es nueva, es ropa reciclada, ropa de segunda mano a la que uno le arranca la etiqueta y sale a comerse la ciudad.
Los más evidentes vienen vestidos estilo Mayami.
Los menos evidentes con ropa donada en las iglesias.
En todo caso, todos olemos a Pasado Meridiano.
Todos pudimos lavar la suciedad y el polvo en este cubículo inflable donde abundan las pompas de jabón y las vecinas en los lavaderos colectivos se suman (ellas tan simpáticas) al último reto de Omarito Informa y mueven el culo fabulosamente al cantar su canción de trabajo: Chiki-Chiki-Chiki / Agua y Jabón.
TODO LO SÓLIDO SE DESVANECE EN EL AIRE, es el título de la instalación. La segunda en orden del programa. (Cabina inflable, máquina de burbujas y playlist de canciones cubanas acerca de la migración y luces LED.)

Todos se desvanece en el aire, beibis. ¡Todo menos la ideología!
Uno de los momentos favoritos de El Personaje es la tercera pantalla, porque siente que tiene una playa privada. NON TERRA SED AQUIS. La Revolución será por agua o nunca será.
El título lo captura: Vista del amanecer en el trópico.
(Video-proyección con un álbum de Buena Vista Social Club en bucle.)
Aquí ya tiene tela por donde cortar porque cuando era joven El Personaje pasó un curso de técnicas narrativas y talleres en casas de cultura donde le enseñaron a escribir y a sentirse poderoso y a esquivar la noria municipal.
Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras.
Además, dicho sea de paso, El Personaje no viene de una provincia cualquiera. No, mi amor. El Personaje viene de la provincia con más peso sobre la historia literaria de esta jodida isla: el conato que vio nacer a Reinaldo Arenas, a Guillermo Cabrera Infante y a Gastón Baquero.
Holguín, con su Loma de la Cruz calcinada por el calor y los incendios y aquella escalinata profana y cartel estilo Hollywood es como la Roma a donde llevan todos los caminos.
Holguín es para Cuba tierra de emperadores.
Caput Mundi, le comenta a una chica que no sabe latín.
Lo que la chica sí sabe es mascar un chicle frenéticamente.
El Personaje le ha dicho a un malandro que se sienta en la tumbona de al lado, que él será el próximo hit de la literatura cubana y se apresura a cruzar los dedos para cuando los infladores-fronterizos lean estas líneas y arqueen las cejas. Yes. No vaya a ser que le manchen su futuro inmortal.
Decretado está. Amén. Aleluya.
Por suerte, El Personaje hizo ebbó antes de salir.
Su padrino le ha dicho que «el que hace ebbó se salva».
Por un momento crea su propia burbuja y recuerda sus viajes a Gibara.
Sus conquistas amorosas en Gibara, comiendo ostiones y cangrejos picantes.
Noches de alquiler en Gibara con amantes que ya no están en Holguín ni en Banes ni en Antilla ni en ningún otro banco de arena de esta playa pues aquí lo normal es remar hasta la isla vecina. Lucha tu yuca, taíno.
Lo dijo su poeta favorita: «la playa es siempre para morir».
Y él ha muerto ahora, aquí, en la tumbona, pensando en Londres, su fría grisura y el cielo encapotado; pensando en Cabrera Infante y sus gatos, en los libros que no publicó para sus lectores de la colección Huracán. Pensando en aquel apartamento en medio de la nieve, que quiso emular un callejón de La Habana y no fue más que una copia certificada.
Cabrera Infante nunca volvió a conducir su Nash por estas calles. Cuando emigras, cualquier intento de memorabilia es falso. Quien emigra, se ve obligado a un cambio de cabeza para sobrevivir.
Luego, al fondo del local, al centro, hay una pantalla donde pasan el desfile de moda de Chanel. Mañana será otro día, se titula la video-instalación. Mañana también otra promesa a conquistar. He querido que llegue el concierto de las Ibeyis, pero la cosa demora y sigo el recorrido al corazón de la expo.
Al quinto momento como un puño cerrado.
En el piso hay una bola de cristal que evidentemente se ha caído del techo. Es como un mosaico redondo del cual se han desprendido algunas teselas. Esas teselas son la gente que falta aquí: Tai, Patri, Gigi, Jazz, Ale, Andy, Gabi, Edgar, Carlos.
¿Qué otra cosa perentoria sobre nuestras cabezas se caerá esta noche?
La luna se rompe en el jardín de Bárbara y la casa de los Loynaz es ahora un potrero donde pastan los chivos y las plantas rastreras se han ido apoderando de nuestras biografías.
La Habana, ciudad de fiestas, celebra ahora la muerte.
El manto de la negrura se extiende sobre estas calles, ya no hay discoteca que nos alegre la vida, ni traguitos gratis ni meseros desnudos con pajaritas al cuello. Aquí la alegría se castiga.
Yanzán baila sobre los muros y nosotros, sus hijos, legítimos, porque todos tenemos boletos comprados para el camposanto, vemos la bandada de lechuzas sobrevolar la cúpula dorada de nuestro Capitolio.
Bola de cristal sobre una alfombra de flores muertas. Bola de cristal, antes símbolo de la alegría, ahora bolo fecal. El último que salga de la discoteca que baje el catao. ¡Que los muertos vuelvan a danzar su areito alrededor de la hoguera!
La quinta estación se llama: P.M. y no por gusto le da título al conjunto.
(Bola de espejos, luces LED, audio en bucle de la versión de El necio de Chocolate MC.)
Vendrá la muerte y tendrá mis ojos: cuencas vacías de la Cubastroika.
Para la sexta parada del Rally Fury está: Lo que la noche cuenta del día.
(Instalación. Confeti fabricado con el poema «Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche» de Reinaldo Arenas, lanzador de confeti, y texto en vinilo.) Cuando la poesía habla, los mortales bajamos la cabeza.
Leamos en voz alta:
Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche,
sumidas ambas en un solo abismo
Cuba o la noche (porque son lo mismo)
me otorgan siempre el mismo reproche:
«En el extranjero, de espectros fantoche,
hasta tu propio espanto es un espejismo,
rueda extraviada de un extraño coche
que se precipita en un cataclismo
donde respirar en sí es un derroche,
el sol no se enciende y sería un cinismo
que el tiempo vivieras para la hermosura».
Un poco con la garganta seca, llego a la barra por mi trago gratis.
Me recibe un cartel con letras LED donde se lee: BAJANDA.
Es la última parada de la exposición. Me volteo y veo a los jóvenes aminados y tan llenos de algo que no logro traducir. ¿Es esto lo que llaman colágeno? ¿Qué se me fue muriendo en el camino? Siento que la pasan bien, a pesar de la gravedad con que leen mis ojos. Quizá me he puesto viejo en media hora. Ahora ellos se alimentan de mi sangre.
¿Alguna cámara hiperbárica? No. No hay.
Tendré que beber un granizado en la esquina.
Bajo hasta el mar y topo de frente con el muro de esta gran pecera donde nadan los pececitos. Consciente de la época en que vivo, no podré vivir más en mi época. No hablo de la locura ni de consumirme en la hoguera de los justos.
Pocas cosas perdono de antemano y yo prefiero la impiedad.
Me vienen a la memoria las mariposas de la isla de Okinawa.
Saltaban desde el farallón hacia el galope de las olas.
¡Okinawa, mi amor! Por lo menos diez mil fueron tragadas.
Son números que nada dicen, pero temo los absurdos de la historia.
Firma: #TeamAsere