Después de leer Princesa Miami comenzó un descontrol, cámara en mano. Creo que es más fácil que me entiendan a partir de fotografías.
Inconscientemente mezclé las emociones producidas por el libro con las mías. Son emociones de recién llegado que no maneja y solo sabe hacer fotos desde la parte de atrás de un carro y extrañar mucho.
Legna Rodríguez sabe siempre tocar la emoción correcta con su escritura. Un entorno tranquilo hace relucir la cotidianidad de las palabras más que el drama que nos mata de placer; es una inyección subliminal de empoderamiento y empatía con uno mismo.



Yo no sé todavía qué es Miami. Llevo en la ciudad siete meses, pero por un rato Legna Rodríguez me aleja de las zonas comunes: playa-playa, piscina-piscina, warehouses y mediocridad.
Quiero consumirlo todo y al mismo tiempo me siento asqueado. Soy un bebé recién salido del Útero Cubano. Me pasan a una incubadora y después de siete días me sacan al aire libre y me dicen: «Aquí tienes una cámara y Princesa Miami».



Solo por instinto comienzo a disparar fotos, buscando la imperfección y los carteles de poliespuma, un Dollar Tree repleto de globos y un trabajo para pagar mi renta.


Frente a siete copas con agua, repito lo mismo todos los días. Tú eres más fuerte que este sol. Suena la maraca.


(Texto y fotos de Ernos Naveda).
Copio
Yo no sé todavía qué es Miami. Llevo en la ciudad siete meses.
Pues mira, conozco a un tio que no llevaba ni 7 dias y escribio un articulo creyendo saberselas todas. Le rectifique que en algunos sitios habian aceras para caminar y que el transporte publico, guaguas, era deficiente, pero funcionaba y me ofendio.