Aparece diminuto entre el humo hasta que comienza a moverse. Está suspendido en el aire, lo sostienen poleas. La gente estalla: una ola de gritos y celulares para filmar lo que están viendo. Apenas debe medir un metro y setenta centímetros. Es un hombre delgado. Su gesticulación es moderada, todo lo que permite estar volando encima de un escenario mientras cantas. Pero es un domador de públicos y lo sabe bien.
Su voz es cambiante, cálida o agresiva por momentos. Se llama Oniel Ernesto Columbie Campos, conocido artísticamente como Bebeshito. Hace poco menos de un año que llegó a Miami como parte del alza en la popularidad del género reparto y con la promesa de convertirse en la nueva gran estrella del género.
Este 9 de agosto, el joven de 28 años hizo historia en la música popular cubana al actuar para alrededor de 20 mil personas en el Kaseya Center de Miami. Este concierto revela el potencial del reparto para convertirse en un movimiento internacional, con Bebeshito a la cabeza. Su éxito podría beneficiar a muchos otros artistas cubanos emigrados, algunos de los cuales fueron sus invitados en el histórico recital.
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El Kaseya Center está repleto de personas y a simple vista no cabe nadie más. La entrada que acaba de hacer el Bebeshito dejó a todos boquiabiertos, quizá confundidos, un tanto incrédulos.
Cristian, un chico de 20 años nacido en Estados Unidos, lo resume así: «Esto de volar lo hizo Chris Brown aquí mismo; yo lo vi… El Bebeshito está escapao».
En la fila antes del concierto
«El tipo mueve montañas. Ya lo vimos en el primer concierto que dio aquí en Miami y nos quedamos enamoradas del del show, de verdad. Siempre dijimos que cuando volviera a hacer otro concierto en Miami íbamos a ir, y aquí estamos”, me dice Mayoris Fernández, hacia las 7:30 de la noche, en la fila para entrar al estadio.
A la entrada del Kaseya Center hay personas de todas las edades. Adolescentes y niños nacidos en Miami, familias, parejas, grupos de amigos… Visten ropas inspiradas en el estilo de Bebeshito y en sus canciones: pañuelos en la cabeza, gorras, pantalones anchos, cadenas de diamantes.
Las preguntas sobre lo que sucederá en el concierto están en todas las bocas; no se conocen entre sí, pero los muchachos se hacen las mismas preguntas. ¿Cómo aparecerá vestido? ¿A quién invitará a subirse al escenario? ¿Habrá traído a su mamá de Cuba? ¿Qué viene luego?
Comienza a llover y los rizos de Paola se desmoronan bajo la lluvia y caen derretidos sobre su espalda. ¿Pero qué importan unos rizos perfectos si verás a tu cantante favorito en unos minutos? Tiene 25 años y nació en Estados Unidos; nunca ha ido a Cuba, pero no le ha hecho falta eso para ser repartera porque tiene a Miami. «El reparto se lleva en la sangre, con eso se nace. Eso es algo que tienen solamente los cubanos», me dice.
Son las 8:30 p.m. y la mayoría de las personas está dentro. El estadio se llena con las luces de los celulares, y las pantallas anuncian «Sold Out» en gigantescas letras rojas sobre una foto del Bebeshito. Todos están inquietos. Ir al baño una y otra vez por las cervezas ya no alcanza para no aburrirse, tampoco la música que intenta animar la espera. Ya quieren que salga y reclaman a gritos: «¡Bebeshito, Bebeshito, Bebeshito, Bebeshito…!»
Faltan 10 minutos y converso con Yadnet. Me cuenta que conoció la música del Bebeshito por sus hijas gemelas de dos años. Me quedé paralizada. ¿Unos padres que conocen el reparto por sus hijas gemelas de dos años? ¿Eso es posible?
«Ellas escucharon la canción “Tacto que llegó el reparto” en la radio, y se les pegó mucho», dice. «Entonces ellas mismas me la pedían cuando nos montábamos en el carro. Así fue que en la familia comenzamos a escucharlo y a ser fanáticos suyos».
Luego les hará una videollamada y las dos gemelas, con batas rosadas, se pondrán a bailar encima de la cama.
El concierto
Las 9:30 en Miami y afuera llueve a cantaros, pero a nadie le importa. Todos los que están aquí han enterrado sus tristezas, el estrés de los «biles», el caos de las redes sociales, las guerras… A partir de ahora por dos horas y media, se concentrarán en bailar y cantar hasta quedarse sin voz. Eso es todo lo que importa.
Bebeshito sale con la certeza de prender la euforia en estas 20 mil almas, con la certeza de ser un imán para sus seguidores. La primera canción es su reciente éxito titulado «Estadio», donde claramente dice que él no fue quien creó el reparto, pero sí quien llenó el estadio.
El artista y su equipo de trabajo tenían muy claro que debían superar las expectativas de quienes ya lo había visto el pasado 20 de diciembre en el gran concierto del Pitbull Stadium. Debía dejar a todos con la boca abierta, y por eso entró volando al escenario. Ahora estaba en el Kaseya y había que hacer algo drástico, definitivo. Durante los meses previos al concierto, Bebeshito no reveló ninguno de los artistas invitados. Solo anunció en sus redes sociales que habría muchas sorpresas, y que lo que iba a vivir el público este 9 de agosto no sería un concierto sino «una experiencia».
El primer invitado es Lenier Mesa, quien, aunque no sería exactamente un «repartero», colaboró hace unos meses con Bebeshito y el rapero Tekashi 6ix9nine en la canción «Papita frita», un éxito con 24 millones de visualizaciones en YouTube. Ahora, tras cantar el tema, Lenier dice: «No solo los artistas del mundo lo hacen, el Bebeshito también. Yo siempre digo que los artistas de mi generación que no apoyan al Bebeshito… es por envidia, o yo no sé. Porque este muchacho está llevando las cosas a otro nivel».
Otro invitado es L Kimii. Una total sorpresa para todo el público luego de la polémica que se generó en diciembre pasado al coincidir la fecha de sus respectivos conciertos. Antes de anunciarlo, Bebeshito dice: «Ha habido de todo tipo de polémicas para ponernos a chocar y hoy yo quiero dejarles saber a ustedes que el reparto hoy está más unido que nunca… Así que una bulla grande para L Kimii».
Juntos interpretan «Soy un campeón», con cuya letra muchos emigrantes se sienten identificados. El público enloquece en aplausos. También queda hecha la invitación para el próximo concierto de L Kimii, el 6 de septiembre próximo, en el Watsco Center de Miami. Poco a poco se están abriendo más puertas de grandes estadios para que otros artistas del género realicen sus conciertos en esta ciudad.
El sentimiento de emigrar brota a lo largo de toda la noche. Desde que sale Bebeshito y la primera canción dice: «Estoy llenando estadios sin estar en mi país», o cuando aparecen en pantalla las calles de La Habana, o cuando el artista hace una videollamada en vivo con su madre en Cuba, o cuando suena el tema «Maldita distancia», que pertenece a su EP 3/3.
Todos extrañamos algún familiar en Cuba, a todos nos falta alguien esta noche. Por eso Lisandra, de 43 años, aprovecha para hacerle también una videollamada a su hija, y dice entre llantos: «Uno nunca tiene la felicidad completa, siempre nos falta algo».


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Otra de las razones por las cuales este concierto representa un punto de inflexión para los artistas cubanos del reguetón y el reparto es el tipo de show que presenciamos. Hasta ahora, los intérpretes del género, amateurs en su inmensa mayoría, muchachos de barrios pobres sin formación artística, se limitaban a cantar y bailar en sus conciertos. Pero el Kaseya Center no es el Johnny Club ni el Anfiteatro de Alamar. El equipo del Bebeshito y Plus Media Events armaron un espectáculo total, a la altura de los tiempos: pirotecnia, acrobacias, coreografías complejas, múltiples cambios de vestuario, interacción en tiempo real con el público y una dramaturgia dividida en actos.
El concierto terminó con una imagen poderosa: Bebeshito ondeando la bandera cubana, rodeado de bailarines, luces, fuego y cantando «Tacto que llegó el reparto» con El Chulo, Un Titico, Lenier y L Kimii. Junto a ellos invitó a la unidad del género y a seguir soñando en grande. Lo que estábamos viendo no era el final de un show más: era quizá el inicio de la internacionalización del reparto.