MIAMI, Estados Unidos. – El término “chikungunya” fue elegido como “palabra del año 2025 en Cuba” por la iniciativa oficialista “Buen Idioma”. El término, prácticamente desconocido para la mayoría de los cubanos hasta hace pocos meses, pasó de los ámbitos médicos a la conversación cotidiana, a los titulares de prensa y a las redes sociales.
La selección fue anunciada este jueves por el equipo de Buen Idioma, que destacó cómo una voz técnica se convirtió en un marcador del año, al igual que ocurrió en ediciones anteriores con nasobuco (2020), vacuna (2021), supertanquero (2022), bancarización (2023) y pentacampeón (2024). Según el proyecto, la rápida propagación del virus y la alta incidencia de casos explican la súbita omnipresencia del término en el habla de los cubanos, así como la necesidad de ofrecer orientaciones normativas sobre su uso.
¿Chikungunya o chikunguña?
Desde el punto de vista ortográfico, ambas formas son válidas en español, aunque no tienen el mismo grado de uso. De acuerdo con Buen Idioma, existen adaptaciones gráficas adecuadas como chikunguña y chicunguña, que ajustan la palabra a los patrones fonéticos del español. Sin embargo, la forma chikungunya, con grafía original, es la más extendida en Cuba.
No obstante, la Fundación del Español Urgente (Fundéu) recomienda que se escriba “chikunguña” por considerarla “una adaptación adecuada para la palabra chikungunya, que designa a un virus que provoca la fiebre o enfermedad del mismo nombre”.
“La adaptación del término original ‘chikungunya’ a ‘chikunguña’ es apropiada porque la secuencia ny se pronuncia en este caso con un sonido similar al de la ñ del español”, explica la Fundéu. (Esta es, de hecho, la norma que sigue CubaNet).
¿De dónde viene?
Según el Diccionario histórico de la lengua española, la palabra se documentó por primera vez en 1963, aproximadamente una década después del brote inicial de la enfermedad registrado en el sur de Tanzania. Su etimología procede del makonde, una lengua bantú hablada en Mozambique y Tanzania, y significa literalmente “doblarse”, en alusión a la postura encorvada que adoptan los pacientes debido a los intensos dolores articulares.
El propio diccionario académico señala una paradoja llamativa: pese a su alta frecuencia en la prensa contemporánea, chikunguña “no se consigna en ningún repertorio lexicográfico del español”, lo que pone de relieve el desfase que puede existir entre la lengua viva y su codificación en obras normativas.
El chikunguña en Cuba: una enfermedad que marcó 2025
La elección del vocablo como “palabra del año” está directamente ligada a la situación epidemiológica vivida en Cuba durante 2025. La enfermedad, transmitida por el mosquito Aedes aegypti, se propagó ampliamente en el país, lo que llevó a que el término se instalara con fuerza en el discurso público.
De acuerdo con el reporte más reciente del MINSAP, en la Isla, en 2025 han fallecido 37 personas (casi todas menores de edad) a causa del chikunguña.
Hasta el jueves de la semana pasada, el país acumulaba 47.756 casos de la enfermedad.
No obstante, las propias autoridades sanitarias cubanas han admitido que las cifras oficiales de infectados representan un subregistro. Según recordaron en la televisión estatal, muchos enfermos no acuden a los centros médicos.
El Gobierno cubano reconoció por primera vez el 12 de noviembre la existencia de una epidemia de chikunguña y dengue en el país, pese a que los primeros casos se diagnosticaron en julio y las infecciones comenzaron a dispararse en septiembre y octubre.
La epidemia ha encontrado en Cuba un terreno especialmente propicio para expandirse debido a la grave crisis económica que atraviesa el país. Esa situación limita la capacidad de prevención —en particular la fumigación masiva contra los mosquitos—, de control —mediante test de laboratorio para confirmar el tipo de enfermedad— y de atención a los enfermos, por la falta de medicamentos y otros insumos sanitarios.








