Tres artistas me enseñaron sus baños y con ellos me restregué también en vigilia. José Ángel Nazabal, Laura Sofía Torres y Rocío Aballí. Si yo fuera curadora, juntaría sus obras en una exposición.
Toda pieza de Goga Trascierra parece responder a una historia, un pulso, una memoria material que se activa al tacto y a la mirada. Corresponde a cada espectador armarla por sí mismo.
En el corpus de Alejo Cañer hay una vía evidente hacia la sofisticación que es casi una altanería ante la decadencia, la precariedad o toda reducción crítica al uso.
En su última muestra, 'Llorar sé desde la cuna' (galería Mahara+Co, Miami), larry sigue este impulso por la exposición sin filtro de una memoria personal cifrada en lo objetual y en una referencialidad desenfrenada.
Este texto pertenece al libro 'En el nombre del padre' (Ediciones Toledo, México, 1993), de Graciela Iturbide, conformado por imágenes de su serie La Mixteca (1992).
La obra de Ailen Maleta es acto de memoria y de sanación, pero también campo de tensión entre la estética y lo visceral, entre el deseo de ver(se) y la necesidad de desaparecer.