MADRID, España.- A casi dos semanas del paso del huracán Melissa por el oriente de Cuba —que dejó más de 90.000 viviendas dañadas y alrededor de 100.000 hectáreas de cultivos afectados, según datos del Sistema de Naciones Unidas en la Isla—, cientos de residentes de Holguín, Santiago de Cuba y Granma aseguran que la ayuda internacional anunciada no está llegando a las comunidades más golpeadas.
Tras una publicación de CubaNet en Facebook invitando a los lectores del oriente del país a informar qué habían recibido, la respuesta es abrumadora: casi 800 comentarios en pocas horas, en su mayoría denunciando entregas mínimas, ventas en las bodegas o ausencia total de donativos.
Los testimonios describen un panorama de precariedad que contradice el discurso oficial. Vecinos de distintos municipios holguineros aseguraron haber recibido apenas raciones básicas. Una usuaria escribió: “Dos libras de arroz, una de aceite y chícharo, de ahí en fuera más nada”. Otra residente de Holguín indicó que únicamente les entregaron “1 lb de azúcar”, mientras una tercera relató que “llegó un paquete dado regalado pero apuntado en la cuota como el arroz de ese mes y una libra de azúcar”. En San Germán, Holguín, otra persona contó que primero recibieron “una libra de arroz y luego cuatro”, y nada más. En barrios como Vista Alegre, también en Holguín, aseguran que no han recibido ventas ni donaciones, y que algunas zonas continúan sin electricidad debido a transformadores dañados por el ciclón.

Las denuncias se repiten en Santiago de Cuba. Desde Chivirico, en el municipio Guamá, un residente afirmó que lo que llegó fueron productos vendidos en mal estado: “un arroz churrioso”, chícharos “de hace cuántos años porque difícil de ablandar” y una lata de sardina que presume provino de donaciones españolas.
Otros comentarios señalan la venta de sardinas a punto de vencerse, aceite racionado y pequeñas cantidades de pollo entregadas únicamente a niños y ancianos. Una habitante del municipio Santiago describió que tras el ciclón recibieron “una libra de pollo para niño” y, según dijo, también una libra de picadillo “porque se les iba a echar a perder por la falta de frío”. En Palma Soriano, la situación es similar: residentes reportan que no ha llegado ninguna donación, que siguen sin corriente ni agua potable y que muchos están enfermos mientras esperan asistencia.

En Granma, la percepción es igualmente crítica. Un vecino escribió que, aunque los noticieros anuncian la llegada de ayuda, “la realidad es nula”, y que ni siquiera la canasta básica ha sido distribuida con normalidad. En Bartolomé Masó, otro residente explicó que primero les vendieron una libra de arroz por persona, luego tres más, y pequeñas cantidades de pollo solo para niños y mayores de 65 años. “Absolutamente más nada”, resumió.
Además de la escasez, numerosos comentarios denuncian la falta de electricidad desde el paso del huracán y la ausencia total de equipos estatales en los territorios dañados. “Hasta la fecha no han puesto corriente ni ha llegado nada”, escribió una vecina de Mayarí. En Santiesteban, Holguín, otra usuaria relató que continúan “con el virus y sin corriente desde el ciclón”. Para las familias, la sensación dominante es la de abandono: “Estamos viviendo por cuenta propia. Total abandono”, afirmó una residente.
Entre quienes comentan también hay cubanos en el exterior que cuestionaron directamente el destino de las donaciones. “¿Qué esperan para preguntar por los millones que se han dado en ayudas?”, escribió un usuario. Otra persona pidió un reclamo colectivo para exigir que se entreguen “las toneladas de alimentos, ropa, medicamentos e insumos que les donaron al pueblo”. En medio de estas reacciones, un residente comentó que, tras leer testimonios de diferentes zonas afectadas, ahora entiende por qué muchos países condicionan sus donaciones para evitar “el desvío” y pidió que se fiscalice públicamente la distribución.
Ayudas millonarias sin claridad ni acceso real
Las denuncias ciudadanas contrastan con los anuncios recientes de la comunidad internacional. La ONU presentó un plan de asistencia valorado en 74,2 millones de dólares para apoyar la recuperación en el oriente del país; su Fondo Central de Respuesta a Emergencias liberó 4 millones de dólares antes del impacto del huracán como acción anticipatoria, aunque hasta ahora no existe información pública sobre el uso de ese dinero.
Estados Unidos ofreció 3 millones de dólares para atender la emergencia y Noruega anunció una contribución de 400.000 dólares. Las agencias de la ONU también indicaron que los daños en viviendas y cultivos son mayores a los reconocidos oficialmente por el Gobierno cubano, con incrementos del 15% y 22%, respectivamente. En este contexto, organizaciones y especialistas señalan que el Gobierno cubano arrastra un patrón histórico de opacidad en la gestión de fondos y donativos, lo que alimenta la percepción ciudadana de que buena parte de la ayuda humanitaria se pierde dentro de las estructuras del Estado sin llegar a los damnificados.
Mientras tanto, los testimonios recogidos apuntan a un sentimiento generalizado de desconfianza y cansancio. Para quienes viven en las zonas devastadas, la ayuda internacional anunciada no coincide con la realidad que enfrentan cada día: raciones mínimas, alimentos en mal estado, ventas en vez de entregas gratuitas y comunidades enteras aún sin electricidad ni agua. En un contexto marcado por la precariedad y la falta de transparencia, miles de familias del oriente cubano siguen esperando que la asistencia prometida llegue realmente a sus manos.








