MIAMI, Estados Unidos. — El Sistema de la ONU en Cuba elevó a “más de 90.000” las viviendas dañadas (parcial o totalmente) y a “unas 100.000” las hectáreas de cultivos afectadas por el huracán Melissa, un aumento de alrededor del 15% y 22%, respectivamente, frente a los últimos datos del Gobierno cubano, según informó la agencia de noticias EFE este lunes.
Una misión de Naciones Unidas que recorrió las zonas impactadas calificó la devastación de “enorme”. “Aunque las autoridades han hecho una movilización enorme, logrando salvar vidas —hasta ahora no se reportan fallecimientos— y logrando evacuar alrededor de 735.000 personas, las instituciones nacionales están abrumadas con la necesidad de responder y de producir las condiciones para una recuperación temprana”, declaró el coordinador residente de la ONU en Cuba, Francisco Pichón, a la agencia citada.
“Se requiere el apoyo de la comunidad internacional, no dejar a Cuba sola en este momento”, añadió.
Según EFE, además de los daños en vivienda y agricultura, informes oficiales preliminares recogen afectaciones en “unas 600 infraestructuras médicas estatales” y “más de 2.000 centros educativos”, así como en puentes, carreteras, vías férreas, presas, antenas telefónicas y, en particular, en el Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Cerca de un tercio de los clientes en las cinco provincias más golpeadas seguían sin servicio casi dos semanas después del impacto.
La actualización de la ONU contrasta con el balance preliminar divulgado por el propio Gobierno la semana pasada: “76.689 viviendas afectadas (entre las que hubo 4.743 derrumbes totales)”, además de 47.833 hectáreas agrícolas perjudicadas.
En esa reunión televisada del Consejo de Defensa Nacional, el gobernante Miguel Díaz-Canel advirtió que “cualquier cifra preliminar queda por debajo de la afectación real”, y admitió que ahora comienza “la etapa más dura” y “la recuperación va a demorar”. También afirmó que hasta ese momento “no se ha reportado la pérdida de ninguna vida humana”.
Para responder a la emergencia, el sistema de Naciones Unidas presentó un Plan de Acción inicial por 74,2 millones de dólares, destinado a cubrir necesidades básicas de alrededor de un millón de personas “severamente afectadas” dentro de un universo de 3,5 millones de damnificados. El propio Pichón reconoció después que “el Plan de Acción ha subestimado los daños materiales”, al alza tras las evaluaciones sobre el terreno.
El huracán Melissa cruzó el oriente de la Isla el 29 de octubre como categoría 3 en la escala Saffir-Simpson, tras tocar Jamaica como un ciclón extremo. Las provincias más afectadas fueron Granma, Santiago de Cuba, Holguín, Las Tunas y Guantánamo, con severas interrupciones de electricidad, telefonía, viales y abastecimiento de agua. Días antes, la empresa estatal Unión Eléctrica ya había anticipado cortes en máximos por la combinación de la crisis energética y el impacto del ciclón.
En paralelo, las autoridades cubanas aprobaron medidas de apoyo a familias con viviendas dañadas y reportaron una movilización de recursos propios y de ayuda internacional (entre otros, de países latinoamericanos y de la Unión Europea), mientras agencias de la ONU —OCHA, UNICEF, PMA, OPS/OMS y ONU-Hábitat— activaron respuesta humanitaria y de recuperación temprana. ONU-Hábitat subrayó que la evacuación superó las 730.000 personas y que el plan de la ONU busca reforzar capacidades locales para vivienda y servicios básicos en las zonas más golpeadas.
El contexto agrava el cuadro: Cuba llega a esta emergencia tras más de cinco años de crisis con escasez de alimentos, medicinas y combustible, inflación elevada y largos apagones diarios, lo que condiciona la velocidad de la recuperación. “Las necesidades son enormes”, resumió Pichón al pedir respaldo internacional sostenido.








