noviembre 13, 2025

Wanuncios: ¿mercado digital o plataforma de prostitución encubierta?

La plataforma alberga una sección en la que hombres y mujeres ofrecen servicios sexuales.
Wanuncios
Ilustración generada con IA especialmente para este artículo.

Wanuncios es un sitio web de comercio electrónico popular en la Isla por la venta de artículos nuevos o de segunda mano, servicios locales y compraventa de viviendas, entre otras prestaciones. Esta página, que funciona en varios países como España, Panamá, El Salvador, Argentina, Costa Rica, Puerto Rico, República Dominicana y Cuba incluye una categoría discreta pero activa: «Contactos».

En ella, decenas de hombres —muchos de los que se identifican como heterosexuales— publican anuncios con lenguaje ambiguo «masajes relajantes», «caballero de compañía » o simplemente “hombre escort«. Estas breves descripciones vienen acompañadas de fotos eróticas y detalles del servicio (especifican, por ejemplo, si prestan servicio a ambos sexos o no).

«Es un reflejo de la digitalización del trabajo sexual, pero sin regulación ni protección para nadie. Comencé en este mundo comercializando fotos y videos eróticos míos. Luego, una buena oferta económica me hizo cambiar mi percepción de la prostitución. Aunque desconozco si es legal o no, temo hacerlo público. Ellos [las autoridades cubanas] les han puesto el ojo a varios colegas e incluso les han hecho advertencias. Al final, yo no lo hago para llevar una vida opulenta, solo para ayudar a mi familia y poder mantenerme», contó a CubaNet uno de los jóvenes que comercializa contenido sexual en la plataforma y que pidió proteger su identidad por temor a represalias.

A sus 23 años de edad, comenta que por cada servicio cobra 8.000 pesos cubanos, el equivalente a unos 20 USD en el mercado informal. En su opinión, se trata de un precio razonable para los que contratan estos servicios, que, según aparece en la plataforma de compraventa, pueden oscilar entre los 2.000 (6 USD) y los 30.000 pesos cubanos (75 USD).

En Cuba, la prostitución se encuentra en una especie de zona gris legal. Aunque la Isla ha sido foco durante décadas del turismo sexual y la pedofilia, el Código Penal solo especifica que incurre en sanción de privación de libertad de cuatro a 10 años quien induzca a otra persona o, de cualquier modo, coopere o promueva a que otro ejerza la prostitución o “el comercio carnal”.

Los perfiles predominantes en Wanuncios son de hombres de 25 a 40 años, cuerpos atléticos; muy pocos son nativos de la capital. La mayoría enfatiza su «discreción» y algunos mencionan ser profesionales o estudiantes.

“El Chino” (35 años), como se hace llamar en las plataformas, es uno de los jóvenes que practica la prostitución por esta vía. «Es un ingreso extra. Mis clientes no siempre son mujeres mayores o solteras. La app llega a más gente que ‘la lucha’ en la calle o bares. Lo único bueno es que no estamos tan expuestos», confiesa.

Aunque la confidencialidad que lo hace sentir “protegido” sería relativa, ya que en la página muestra imágenes de su cuerpo, rostro y tatuajes que podrían servir para identificarlo.     

En los últimos meses, la sección ha crecido exponencialmente en relación con el año pasado y ha llegado a alcanzar hasta 50 anuncios sexuales diarios.

La página web admite todo tipo de anunciantes (hombres y mujeres cis y transgénero), aunque prevalecen los anuncios de hombres heteronormados.

Según otro de los entrevistados, su motivación es puramente económica, ya que tiene una relación amorosa sólida con su mujer.

Desde que llegó a La Habana proveniente de Santiago de Cuba, ha visto en el ejercicio de la prostitución ―solamente con hombres― un aliado, que le ha permitido además de sustentar a su mujer y familia, conocer hoteles y bares. “Ella ni se imagina a lo que me dedico además de trabajar en la panadería. Casi siempre trabajo los días de descanso. Le digo a ella que tuve que cubrir a un compañero de trabajo y a este que necesito matar una jugada”.

El Código Penal cubano también establece sanciones para quienes, directamente o mediante terceros, posean, dirijan, administren, hagan funcionar o financien, de manera total o parcial, un local, establecimiento o vivienda, o parte de ellos, en que se ejerza “la prostitución o cualquier otra forma de comercio carnal”; y a quienes obtengan, de cualquier modo, beneficios del ejercicio de la prostitución por parte de otra persona (el llamado proxenetismo).

La sanción es de privación de libertad de ocho a 20 años cuando:

a) el responsable, por las funciones que desempeña, participa en actividades relacionadas, de cualquier modo, con la protección de la salud pública, el mantenimiento del orden público, la educación, el turismo, la dirección de la juventud o la lucha contra la prostitución u otras formas de comercio carnal;

b) si en la ejecución del hecho se emplea amenaza, chantaje, coacción o abuso de autoridad o se producen a la víctima lesiones o secuelas del tipo previsto en los artículos 346 y 347 del Código Penal cubano, siempre que la concurrencia de alguna de estas circunstancias no constituya un delito de mayor gravedad.

La presencia mayoritaria de hombres cubanos sexoservidores en plataformas como Wanuncios, Romeo, HUNQS y Eroticum invierte la historia de las últimas décadas, período en el que las mujeres llevaban la delantera en el trabajo sexual en la Isla. Sin embargo, al enfatizar atributos como «masculino”, “rudo» o «discreto», refuerzan estereotipos machistas mientras monetizan su imagen. Lejos de una ruptura, revelan una adaptación pragmática a la crisis, donde el cuerpo masculino también se convierte en mercancía.

La ausencia de un marco legal claro y de conocimiento público convierte esta práctica en un terreno peligroso: sin controles sanitarios, protección laboral o mecanismos contra la extorsión, los trabajadores sexuales —hombres y mujeres— operan en la sombra.

En definitiva, la prostitución en Cuba parece un síntoma del colapso de todo el sistema. La doble moral comunista condena el acto, pero ignora su causa: salarios de miseria, inflación desbordada y falta de oportunidades.

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Elizabeth Valdés Batter

Bajo este seudónimo publica en Cubanet una estudiante de Periodismo de la facultad de La Habana.

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