MADRID, España.- La primera fase del proyecto fotovoltaico “donado” por China quedó formalmente concluida este miércoles con la inauguración del parque solar “Mártires de Barbados II”, en Guanajay, Artemisa, acto al que asistió Miguel Díaz-Canel. La Presidencia de Cuba precisó que esta etapa inicial incluye siete parques de 5 MW cada uno —35 MW en total— conectados a la red eléctrica nacional.
Según el dictador cubano Miguel Díaz-Canel, presente en el acto, se trata del cierre de la primera parte de un donativo chino que, sumado a su segunda fase, alcanzará los 120 MW instalados. La Presidencia informó en X que el proyecto se ejecuta en dos etapas y forma parte de la cooperación energética con Pekín.
Por su parte, el embajador de China en La Habana, Hua Xin, confirmó en la misma red social que los siete parques fotovoltaicos del proyecto “Instalación de Parques Solares de 35 MW” quedaron “completamente conectados” a la red. El diplomático aseguró que esta infraestructura permitirá ahorrar unas 18.000 toneladas de combustible al año.
La prensa oficial cubana añadió que la segunda fase del donativo —actualmente en desarrollo— agregará otros 85 MW mediante la construcción de trece parques de 5 MW y dos de 10 MW, además de sistemas de almacenamiento. De completarse, el programa aportaría los 120 MW anunciados por las autoridades.
Una alianza estratégica Pekín–La Habana que no resuelve la crisis energética cubana
En septiembre de 2023, el régimen cubano anunció el emplazamiento en la provincia de Holguín de un parque fotovoltaico donado por el Gobierno de China con capacidad generativa de cinco megavatios (MW). En dicha ocasión, la Agencia Cubana de Noticias (ACN) indicó que la construcción del parque, con un valor de más de 114 millones de dólares, era parte del cambio de matriz energética en Cuba, que depende en el 95% de los combustibles fósiles.
Asimismo, se resaltó que el donativo de China beneficiaría con sistemas similares a diez provincias cubanas.
En abril de 2024, los gobiernos de China y Cuba firmaron varios acuerdos de cooperación que presuntamente oxigenarían a la Isla de la escasez de alimentos y la crisis energética, dos frentes afectados por décadas de políticas económicas fallidas y la incompetencia del régimen cubano.
En diciembre de ese año, el Gobierno chino envió a la Isla el primer cargamento de donativos con piezas y accesorios para los grupos electrógenos del deteriorado sistema eléctrico cubano. La prensa oficial del régimen resaltó el proyecto como parte de los consensos alcanzados entre Díaz-Canel y Xi Jinping, que comprenden una cooperación multisectorial.
Sin embargo, no se aprecia mejoría alguna a pesar de todos estos acuerdos. Tanto esos compromisos como la reciente inauguración ocurren en medio de uno de los períodos más críticos del sistema eléctrico en los últimos años. A diario se reportan déficits superiores a los 1.400 MW, muy por encima de la capacidad que aporta la nueva infraestructura. En la jornada de la inauguración, la demanda nacional para el horario pico sobrepasaba los 2.800 MW.
A pesar de que el Gobierno insiste en presentar este proyecto como un paso hacia la “soberanía energética”, los cortes prolongados continúan afectando a la población. Tanto residentes urbanos como comunidades rurales reportan apagones de más de 15 horas diarias, situación agravada tras el paso del huracán Melissa, y sin señales de mejoría inmediata. Actualmente, gran parte de la región oriental permanece apagada.
El impulso a la energía solar se enmarca en un contexto de crisis prolongada en el que la falta de combustible, la obsolescencia de las termoeléctricas y la dependencia de aliados políticos condicionan la estabilidad del sistema eléctrico cubano. El aporte de los 35 MW recién conectados resulta insuficiente frente al colapso estructural que enfrenta el país.
La crisis energética, que se arrastra desde mediados de 2024, responde a averías constantes en las centrales térmicas obsoletas, mantenimientos programados y la paralización de decenas de motores de generación. Además, los problemas financieros del régimen dificultan la compra de combustible, agravando aún más la situación.








