Sospechas que ha llegado la primera hora del castigo para los agentes del régimen; que al fin le toca al exilio cubano saborear el plato frío de su revancha, una tan dulce como inesperada.
El primer grupo de migrantes llegó aquí hace cinco años, y había gente de cada rincón del mundo. No se conocían de nada, pero los unía casi todo: haber huido de la guerra, la miseria, el crimen organizado o la persecución política; haber viajado miles de kilómetros hasta la Ciudad de México. Y, sobre todo, los unía un deseo: llegar a Estados Unidos.
Dice Gorki Águila: «Yo soy el incómodo. Yo soy el tipo que dice lo que muchos piensan, pero no quieren decir. Eso es la libertad. Y, asere, ser libre puede ser duro, pero es divertidísimo».
El Periodo Especial fue bastante preciso en cuanto a fechas, excepto por su final, que ningún consenso logra ubicar en el tiempo. Algunos, medio en serio medio en broma, dicen que nunca llegó. En cambio, a la situación actual es difícil encontrarle un inicio exacto, y hasta un nombre definitivo, pues en los últimos cinco años ha pasado de ser una «situación coyuntural» a un «ordenamiento económico» y, después, «reordenamiento económico» y, más tarde, «economía de guerra».
Al parecer, la élite gobernante en La Habana ha querido mirarse en el espejo de sus aliados en Managua. La privación arbitraria de la ciudadanía es ahora una posibilidad legal en Cuba, luego de que el 19 de julio último fuese aprobada la Ley de Ciudadanía.
El concierto terminó con una imagen poderosa: Bebeshito ondeando la bandera cubana, rodeado de bailarines, luces, fuego y cantando «Tacto que llegó el reparto» con El Chulo, Un Titico, Lenier y L Kimii. Junto a ellos invitó a la unidad del género y a seguir soñando en grande. Lo que estábamos viendo no era el final de un show más: era quizá el inicio de la internacionalización del reparto.
«En última instancia, ‘Untitled...’ es el resultado de dos memorias superpuestas: la del que mira desde afuera y la del que sobrevive por dentro. [...] Eso es lo que intenté: completar la mirada de Rick Ray con lo que él no sintió —y yo no puedo dejar de sentir».