MIAMI, Estados Unidos. – Autoridades del Ministerio del Interior (MININT) informaron este jueves sobre el desmantelamiento de una red de “tráfico de divisas” que operaba en Villa Clara, Sancti Spíritus y Las Tunas, con financistas radicados en Estados Unidos y España, y flujos de dinero que, según la versión oficial, alcanzaban “cientos de millones de pesos” semanales fuera del sistema bancario.
En paralelo, la Agencia Cubana de Noticias (ACN) y Radio Rebelde divulgaron que el país desarrolla alrededor de un centenar de procesos investigativos vinculados al mercado informal de divisas, lo que confirma una ofensiva coordinada contra estos circuitos financieros.
De acuerdo con información de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), el supuesto organizador de la red en Villa Clara manejaba desde 2023 “flujos semanales de entre 20 y 30 millones de pesos” y tenía receptores mayoristas en las tres provincias implicadas.
El esquema descrito por el medio oficial es el de una clásica compensación financiera: financistas en el exterior captaban remesas de cubanos fuera del país y empleaban esos fondos para pagar, desde Estados Unidos y España, importaciones de actores no estatales radicados en la Isla; a su vez, esos importadores liquidaban en moneda nacional y dólares al organizador y a sus mensajeros, quienes entregaban el efectivo a los destinatarios finales de las remesas dentro de Cuba.
El teniente coronel Yisnel Rivero Crespo, jefe del Departamento de Delitos Económicos del Órgano de Instrucción del MININT, precisó a Radio Rebelde que se trata de un “esquema delictivo de compensación financiera internacional” gestado en Villa Clara, cuyos financistas se ubican en Estados Unidos y España, y que trabajan con formas de gestión no estatal que demandan importaciones.
Según el funcionario, “los márgenes de ganancia de dicha operatoria de financiamiento rondan entre un 6 y un 8%”, lo que, a su juicio, reflejaría la inestabilidad del mercado informal de divisas y las pugnas entre los actores que compiten en ese espacio.
En la estructura descrita, el gestor principal en Villa Clara funcionaba como intermediario de los financistas foráneos y trabajaba con dos operadores en Santa Clara, además de otros dos responsables de la distribución de remesas hacia Sancti Spíritus —en particular el municipio de Trinidad— y la provincia de Las Tunas.
Rivero Crespo indicó que, como resultado de las pesquisas, se constataron “flujos de dinero de cientos de millones de pesos cubanos semanales”, con recaudaciones dos veces por semana (lunes y viernes), y que hasta el momento hay cinco personas imputadas y al menos cuatro formas de gestión no estatal vinculadas a la cadena investigada.
El caso no se presenta como un hecho aislado. Tanto la ACN como Radio Rebelde señalan que el MININT mantiene otros dos procesos investigativos similares: uno en Pinar del Río y otro en La Habana, ambos “con cifras millonarias” en su actividad. En esas causas aparece una figura que la propia narrativa oficial bautiza como “traficante de divisas”: individuos que, “desde su domicilio”, ofrecen servicios de canje y recanje de importantes volúmenes de efectivo, en pesos y en moneda libremente convertible, para satisfacer la demanda de diversos clientes.
En el caso pinareño, Radio Rebelde refiere que se usaba también un sistema de mensajería con otros dos implicados y una “determinada presencia en redes sociales” para aumentar la visibilidad del negocio. En La Habana, el operativo se concentró en un ciudadano sin vínculo laboral formal, residente en el municipio Diez de Octubre, que operaba por cuenta propia y “cumplía con demandas de mipymes que requerían grandes volúmenes de dinero para operatoria dentro del territorio nacional o para el financiamiento de sus importaciones”.
Rivero Crespo aseguró que “el país avanza en el desarrollo de un centenar de procesos investigativos a nivel nacional” relacionados con el tráfico ilegal de divisas y conductas asociadas, y subrayó que los volúmenes de dinero incautados representan solo una fracción de las ganancias generadas por estas redes. La operación difundida este jueves se inserta, por tanto, en una ofensiva más amplia contra los circuitos informales de financiamiento, cambio y compensación que han proliferado en la economía cubana en los últimos años.
Desde el perfil de la PNR en Facebook, Héroes de Azul en Cuba, se sostiene que “estos flujos de cientos de millones de pesos fuera del sistema bancario nacional generan presiones inflacionarias, reducen la capacidad recaudatoria del Estado y afectan a los actores económicos que operan legalmente”.
En su actual cruzada contra el mercado informal de divisas, el régimen de la Isla ha responsabilizado al medio elToque por, supuestamente, influir en la tasa de cambio del dólar estadounidense en la Isla, y ha advertido de investigaciones en curso contra 18 periodistas vinculados a esa plataforma.
Pese a la abundancia de calificativos —“esquema delictivo”, “tráfico ilegal de divisas”, “traficante de divisas”—, las notas oficiales omiten información clave para evaluar el impacto real de estos operativos. No se ofrecen datos concretos sobre cuánto dinero ha sido efectivamente decomisado, qué montos corresponden a remesas familiares ya comprometidas, ni qué mecanismos se prevén, en su caso, para garantizar que esos fondos lleguen a los destinatarios originales.
Tampoco se precisa el tipo exacto de delitos imputados a las cinco personas detenidas ni a los otros implicados en Pinar del Río y La Habana, más allá de la referencia general al “tráfico ilegal de divisas” y “otras conductas asociadas”. La cobertura no ofrece detalles sobre el tratamiento judicial de los casos, la situación procesal de los investigados, ni el acceso de la población a información independiente sobre estos procesos, que se presentan cerrados sobre sí mismos y respaldados casi exclusivamente por fuentes policiales y del propio MININT.
La insistencia en presentar estos esquemas como una amenaza macroeconómica contrasta con la ausencia de un análisis de fondo sobre las políticas que han empujado buena parte de las remesas, el ahorro familiar y las operaciones de importación hacia el mercado informal. La narrativa oficial responsabiliza a redes privadas, portales de referencia cambiaria y “traficantes de divisas”, pero no se detiene en los efectos acumulados de devaluaciones, creación de múltiples tipos de cambio, restricciones bancarias y fallos de oferta estatal, que son mencionados solo de forma tangencial en el texto sobre la “fragilidad” del mercado informal.








