Mientras Donald Trump se prepara para aplicar con mano dura, desde el primer día de su segunda Presidencia, medidas que blinden al país frente a la inmigración ilegal y el tráfico de drogas, muchos cubanos siguen apostando por salir de la isla para llegar hasta México tras cruzar irregularmente por Centroamérica. Esperan tener suerte y conseguir antes del 20 de enero próximo una cita mediante la aplicación gratuita CBP One de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP).
«Esto se va a acabar con Trump, pero por ahora sigue funcionando. Aún tenemos esperanza. De lo contrario está el plan B, que es quedarnos aquí hasta que las aguas se calmen y se abra otra oportunidad», dice a El Estornudo Daniela,* una enfermera cubana de 52 años que llegó hace menos de dos semanas a la Ciudad de México, junto a su esposo y dos sobrinos, después de una complicada travesía desde Nicaragua.
Daniela no se da por vencida y espera alcanzar una de las mil 450 citas diarias que todavía dispone la aplicación CBP One para aquellos migrantes ubicados en zonas del centro, norte de México y los estados sureños de Chiapas y Tabasco que envíen su información adelantada y apliquen para presentarse en uno de los ocho puertos de entrada terrestres (POE, por sus siglas en inglés) en la frontera suroeste de Estados Unidos, localizados en Nogales, Arizona; Brownsville, Eagle Pass, Hidalgo, Laredo y El Paso, en Texas; Calexico y San Ysidro, en California.
Aunque por momentos la incertidumbre domina a Daniela, cree que ella y su familia tendrán una «oportunidad» antes que Trump retome el puesto en la Casa Blanca y elimine de un plumazo las medidas implementadas por la Administración Biden para ordenar la emigración hacia Estados Unidos.
«Dios es bueno. Vamos a llegar», dice. Pero también sabe que existe la posibilidad de quedarse «varada» por tiempo indefinido en México, si no logra una cita en los pocos «días de vida» que presumiblemente le quedan al programa del presidente Joe Biden, establecido a inicios de 2023.
«Si nos toca quedarnos, buscaremos las vías para legalizarnos, encontrar un trabajo y quedarnos mientras pase la tormenta», afirma resuelta Daniela, aunque su esposo aún no procesa la idea de quedarse en México si no les llegara la cita antes de que Trump cancele el programa, tal como prometió durante la campaña electoral.
«En Cuba ya no se puede vivir por mucho que uno trabaje y luche. Aquí estoy después de casi dos años de esperar por el parole humanitario. Por último, nos lanzamos a la travesía para ver si logramos una cita y podemos llegar. Lo que he conocido de México no me gusta. La travesía fue muy dura. Mucha corrupción, sobornos por el camino… Los coyotes nos marcaron como ganado durante el trayecto», cuenta José, quien tiene 56 años, es mecánico automotriz y nunca había salido de Cuba hasta este primer viaje de frontera en frontera desde Nicaragua hasta la capital mexicana.
«Yo salí de Pinar del Río para llegar a Estados Unidos», dice. «Otra idea no tengo por ahora, aunque si nos toca quedarnos lo haré por mi esposa».
A sus sobrinos Damián y Ángela no les importaría quedarse en México si no obtuvieran citas antes del cambio de administración en Estados Unidos. «Lo más difícil ya se hizo, que fue salir de Cuba», sostiene Ángela, de 23 años.
«Aquí vivo encantado de la vida», afirma a su vez Damián, quien desde hace cuatro años espera por una oportunidad para reencontrarse con sus padres y su hermana en Estados Unidos. Tampoco le llegó el parole humanitario y decidió hacer la travesía centroamericana antes de que Trump ponga más candados a la frontera con México.
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De acuerdo con el informe más reciente de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), más de 11 mil cubanos habían solicitado asilo en México desde inicios de 2024 hasta el 4 de septiembre de último.
Cuba ocupó el segundo puesto entre los países con mayor número de solicitudes de refugio en territorio mexicano, solo antecedida por Honduras, con más de 21 mil 500. A medida que avanza el año han ido incrementándose las solicitudes de asilo de cubanos en México; en julio se reportaron hasta nueve mil 914 peticiones de protección por parte de ciudadanos de la isla, según la COMAR.
En tanto, la Unidad de Política Migratoria del Gobierno mexicano ha indicado que la migración irregular a través del país creció de manera notable en los primeros seis meses del año: un 193 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2023.
De enero a junio últimos, se reportaron 712 mil 226 personas en situación migratoria irregular, casi el triple de las 242 mil 928 correspondientes al mismo periodo del año anterior, informó además el organismo de la Secretaría de Gobernación (Segob).
Las estadísticas también revelaron que el principal país de origen de esos migrantes es Venezuela, con 200 mil 289 casos registrados, seguido por Ecuador (73 mil 615), Honduras (60 mil 260), Guatemala (56 mil 938), Colombia (44 mil 094), El Salvador (41 mil 679), Nicaragua (36 mil 405), Haití (30 mil 476) y Cuba (24 mil 151).
El coordinador de la COMAR, Andrés Ramírez Silva, ha admitido que para su país es difícil gestionar este flujo migratorio irregular asociado a los tres mil 200 kilómetros de frontera compartida con Estados Unidos. Evidentemente, la mayoría de esos migrantes utilizan al territorio mexicano como vía de paso hacia la nación del norte.
Sin embargo, el organismo tiene mecanismos para que muchos de estos migrantes pidan asilo en México en caso de descartar el trayecto hacia Estados Unidos. Los solicitantes podrían acceder a beneficios claves, como documentos oficiales, empleo formal y servicios de salud, siempre que presenten sus peticiones formales dentro de los primeros 30 días de haber ingresado en territorio nacional mexicano.
Según la COMAR, entre enero y octubre de 2024, se han recibido 66 mil solicitudes de asilo, y cubanos, hondureños y haitianos han resultado los principales beneficiarios.
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«Siempre habrá formas de entrar a Estados Unidos», dice a El Estornudo Norma, una joven médico cubana que desde hace tres meses espera por una cita mediante la aplicación CBP One y que trabaja en un puesto de «gorditas» cerca del metro Tacubaya en la Ciudad de México.
Para ella y su novio Ernesto, ambos oriundos de la provincia de Villa Clara, lo que no es una opción es regresar a Cuba. «Como sea, aquí se vive mejor», explica. «Por lo que si Trump cancela la aplicación buscaremos la forma de quedarnos hasta ver qué pasa».
Norma tiene 28 años y llegó a México mediante una visa canadiense; su pareja sí tuvo que hacer la travesía irregular desde Nicaragua hasta la capital mexicana.
«Después de que casi me ahogo en el Pacífico, en una lancha de Chiapas hasta Oaxaca, no hay forma de que yo regrese a Cuba», asegura Ernesto, quien también cree que estar en territorio mexicano, incluso sin papeles, es mucho mejor que retornar a su país natal.
«Mientras la aplicación funcione, nosotros seguimos ahí», dice, perseverante. «Todos los días siguen dando citas. Ya dos conocidos lo lograron hace poco, y estoy seguro que pronto nos va a llegar a nosotros también».
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Desde enero hasta finales de octubre último, más de 860 mil personas, principalmente de Venezuela, Cuba, México y Haití, lograron programar citas para presentarse en los POE establecidos por las autoridades estadounidenses en lugar de arriesgar sus vidas con las redes de tráfico de personas, destaca el informe más reciente de la CBP, organismo que asegura haber procesado solo en el décimo mes de este año más de 44 mil 900 solicitudes de migrantes.
Aunque ya la CBP One parece tener fecha de caducidad —con la asunción del venidero presidente de Estados Unidos, quien no solo prometió en campaña reducir la inmigración ilegal, sino además de restringir las ya limitadas vías legales de entrada al país norteño—, la propia CBP afirma que esa herramienta ha sido clave como parte de los esfuerzos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) para incentivar que los migrantes utilicen vías y procedimientos legales, seguros, humanos y ordenados.
Igualmente, esa agencia federal asevera que el uso de la aplicación aumentó significativamente su capacidad para procesar a los migrantes de una manera eficiente y ordenada.
De cualquier manera, la CBP ha recordado que quienes crucen de manera ilegal o se presenten a un puerto de entrada sin una cita previa estarán sujetos a la Norma Final de Protección de la Frontera, aprobada por el presidente Joe Biden el 4 de junio de 2024, con procedimientos más estrictos para el asilo y la aplicación de la ley de inmigración de Estados Unidos.
Según esta normativa, quienes traspasen ilegalmente la frontera y no demuestran una base legal para permanecer en territorio estadounidense no serán elegibles para asilo. De modo que serán deportados a su país de origen o un tercer país, además de enfrentar, al menos, una prohibición de reingreso por cinco años, así como posibles cargos criminales.
Mark Hetfield, CEO de HIAS —organización de apoyo a refugiados con sede en Estados Unidos—, vaticinó recientemente a Associated Press que las restricciones migratorias de Trump van a dejar a todos los migrantes en una situación mucho más vulnerable y con muy pocas opciones.
«Significaría que no tienen a dónde ir porque hay muchos, muchos países en el hemisferio donde no existe un sistema de asilo o donde, aunque puedan recibir refugio, eso no significa que necesariamente estén a salvo», lamentó Hetfield.
Según la CBP, más de 850 mil cubanos abandonaron la isla para establecerse en Estados Unidos entre 2022 y septiembre de 2024. Al menos en el lugar de origen, no parece que pueda augurarse, a corto o medio plazo, un cambio en las condiciones que vaya a revertir esa tendencia. En la línea de meta estará ahora Donald Trump, que ha prometido una política de mano dura y blindaje fronterizo desde el día uno.
* Todos los nombres de los entrevistados, quienes se encuentran en tránsito y en medio de trámites migratorios, fueron cambiados a petición suya.