Millones de cubanos llevan más de 50 horas consecutivas sin servicio eléctrico alguno, tras la desconexión total del Sistema Electroenergético Nacional (SEN), ocurrida el viernes último por una avería en la Central Termoeléctrica (CTE) Antonio Guiteras, en Matanzas. Desde las 11:07 de la mañana del 18 de octubre, la isla sufre el apagón masivo más extenso en la historia de la crisis energética que padece desde hace más de 30 años.
Las mismas autoridades se encargaron de informar en una transmisión televisiva especial, un día antes del comienzo de estas críticas jornadas, que el país atravesaba «una situación electroenergética muy dura», por lo que era necesario el cierre de las escuelas en todos los niveles de enseñanza y la suspensión de las actividades culturales y recreativas para priorizar el servicio a los hospitales y centros de elaboración de alimentos.
Según el primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, la emergencia energética del país se debe al estado de la infraestructura, la falta de combustible y el incremento de la demanda. Pero el funcionario no advirtió lo que vendría casi de manera inmediata, como colofón de numerosas jornadas con largos y consecutivos cortes del servicio eléctrico por déficit en la generación de hasta más de mil megawatts por día.
Durante el sábado hubo informaciones oficiales sobre un indefinido proceso de recuperación del servicio eléctrico. Así lo indicó el director general de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas (MINEM), Lázaro Guerra Hernández, según la cuenta de Instagram de la Presidencia de Cuba. En tanto, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel salió de inmediato a decir en X que la contingencia energética tenía «absoluta prioridad» y que no habría descanso hasta el restablecimiento del servicio.
Sin embargo, casi a la media noche del sábado, otra falla en el SEN echó por la borda el triunfalismo recuperativo de la jornada, a pesar de que solo se había logrado restablecer el 11 por ciento de la demanda eléctrica en Cuba. Este domingo, millones de cubanos volvieron a despertarse en el punto cero de la emergencia energética, con el agravante del avance hacia el oriente de Cuba de un huracán con vientos sostenidos de 130 kilómetros por hora (80 mph).
Un escueto mensaje del MINEM en X, al cierre de la jornada sabatina, admitió que el proceso de restablecimiento del SEN estaba «siendo complejo», y que seguían los trabajos para su recuperación. En otra breve actualización, el organismo solo apuntó en la mañana de este domingo que ya había arrancado la termoeléctrica Antonio Guiteras y que se había energizado un sistema entre Matanzas y Holguín, pero que la cobertura eléctrica iba a depender de la capacidad de generación, la cual prometieron incrementar durante esta jornada, sin detallar cifras ni abundar en las causas del «infarto masivo» del SEN.
Por su parte, Vicente de la O Levy, ministro de Energía y Minas, aseguró al mediodía de este domingo en conferencia de prensa que el país ya estaba en una fase recuperativa diferente: «porque contamos con Guiteras en línea». Además, dijo, «se levantaron las unidades de Energás. Guiteras ya llegó a Santa Cruz, a Melones y a Regla, donde están las patanas, de ahí se arrancaron los motores de las patanas de Mariel y en arranque su termoeléctrica. Se priorizan los hospitales y los sistemas de agua».
Según el titular del MINEM, en la capital ya había 160 mil clientes con energía eléctrica. En el oriente del país habían logrado tener en línea la CTE 10 de Octubre, ubicada en Nuevitas, Camagüey, y ya había arrancado la termoeléctrica Lidio Ramón Pérez de Felton, en Holguín.
«Esperamos que en el día de hoy lleguemos a una fase superior a lo que llegamos a tener ayer. Se resolvió combustible para mantener mejor el sistema», informó el ministro, aunque destacó que la situación técnica de las termoeléctricas y la generación distribuida seguían siendo tensa por los años de explotación y por no poder comprar piezas de repuesto. Aseguró, además, que las unidades más jóvenes del país tienen más de 35 años de uso.
Según De la O Levy, Cuba ha recibido «ayuda y solidaridad de ministerios homólogos de otros países para enviar personal. Colombia, México, Venezuela y Rusia se han comunicado de manera permanente».
«Este sábado esperábamos tener recuperado todo el servicio», explicó el funcionario, pero admitió que «la recuperación del sistema no es sencilla. Al ritmo que vamos, debe ser entre mañana lunes, y el último cliente debe ser el martes. El inconveniente adicional es el paso del huracán por la zona oriental. Y allí hay polos fuertes de generación de Felton: los emplazamientos de Moa, Renté y la patana de Santiago. Siempre que hay un evento como este, lo primero que se afecta es la electricidad». El ministro alertó que, aunque se recupere el SEN, van a continuar los apagones porque no hay combustible suficiente para la demanda energética del país.
No obstante, tres horas después de estas declaraciones, la Unión Eléctrica informaba en una escueta publicación en Facebook sobre otra desconexión del SEN durante la tarde del domingo, tras un «disparo» en la CTE de Nuevitas. Esto conllevó a que se desconectaran las provincias de Ciego de Ávila hasta Holguín, y posteriormente el resto de los territorios del país, porque también salieron de circulación las patanas que mantenían conectado el occidente de la isla.
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De acuerdo con el economista cubano Pedro Monreal, la actual «ruina energética» del país es un componente más de «la fallida planificación centralizada impuesta desde el poder político». «Es crisis estructural acelerada por el fracaso del “ordenamiento”, y complicada por parches ineficaces. Es una bancarrota causada esencialmente por decisiones internas», apuntó este sábado en su perfil de Facebook El Estado como tal.
En otra publicación, Monreal aseguró que la actual «debacle electro-energética en Cuba debería ayudar a entender la naturaleza esencialmente interna de la crisis estructural mayor» del país; asimismo, se preguntó si otra vez el gobierno iba a desperdiciar una oportunidad como esta para superar el enfoque de una política económica de «perfeccionamiento».
Por su parte, el experto en energía de origen cubano Jorge Piñón—quien es director del Programa de Energía para Latinoamérica y el Caribe de la Universidad de Texas, en la ciudad de Austin, y ha desempeñado cargos en compañías como Shell Oil Company, Transworld Oil, Amoco Corporation y BP— viene advirtiendo desde hace dos años sobre el colapso total del SEN en Cuba.
En declaraciones a Radio Televisión Martí, en 2022, Piñón dijo que se acercaba una debacle energética. «Yo veo en el horizonte el colapso total del sistema eléctrico cubano», apuntó entonces el experto, quien también ha dicho, en declaraciones más recientes, que el gobierno de la isla no puede seguir con su «política de curitas», porque lo que hace falta es «una recapitalización estructural» del SEN, aunque «[el gobierno] no tiene lo que se necesita para solucionar ese problema, que son las grandes inversiones multimillonarias».
«El sector eléctrico cubano está cansado, está roto, está obsoleto», ha afirmado Piñón, y asegura que tampoco puede admitirse el recurrente argumento del embargo económico para justificar la pésima gestión del régimen en el sector energético, pues se han dado hasta el lujo de tirar por la borda multimillonarias inversiones.
En ese sentido, en la citada entrevista de 2022, recordó que «en el 2014 se anunció, y se firmó en el 2016, un acuerdo con Inter-RAO de Rusia por mil 300 millones de euros para la construcción de cuatro unidades de 200 megawatts (MW) cada una, por un total de 800 MW, tres para La Habana del Este y uno para Mariel y aquí estamos. La pregunta mía al gobierno cubano es ¿qué pasó con ese acuerdo que se firmó en el 2016 con Inter RAO-(Export)?».
Esa vez, Piñón también mencionó otras malogradas inversiones en Cuba, como el proyecto de energía eólica de La Herradura, en Las Tunas, impulsado en 2013, con 54 turbinas para un total de 100 MW, el cual estuvo financiado y equipado totalmente por China, además de un proyecto de 140 millones de dólares, con inversiones de una compañía inglesa y el Grupo Azucarero AZCUBA, para una planta de biomasa en el central Ciro Redondo, en Ciego de Ávila.
«Esa planta estaba lista para operar en diciembre de 2021. ¿Sabes qué? No está operando. ¿Por qué no está operando? Porque no hay caña. No tienen ni marabú», concluyó el experto, quien en un análisis de febrero de este año descartó que fuera la falta de combustible la causa principal de los prolongados y reiterados apagones por aquellas fechas, ya que había un buen balance entre las importaciones de barriles de petróleo desde Venezuela y México, lo que se produce en el país, y la demanda interna de combustible.
Piñón expuso que la demanda interna de Cuba hasta finales de 2023 era de unos 125 mil barriles diarios de petróleo (bpd), alrededor de 6.8 millones de toneladas de combustible, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
«Estos son productos líquidos del petróleo que no incluyen al gas natural», puntualizó. El 68 por ciento de la demanda correspondía a fuel oil y crudo cubano, que se utilizan principalmente para la generación de electricidad. Otro 19 por ciento correspondía a diésel para el transporte, la agricultura y como combustible para los grupos electrógenos; un cinco por ciento en gasolina (unos cinco mil bpd); un cuatro por ciento para gas licuado de petróleo y otro cuatro por ciento para nafta.
Según el investigador, Cuba está produciendo alrededor de 40 mil bpd de crudo, además de recibir desde Venezuela entre 55 mil y 57 mil barriles diarios en promedio —esta cifra puede variar, como en diciembre de 2023, cuando solo se recibieron unos 32 mil bpd. A estos envíos se sumaban otros 23 mil bpd desde México.
Un breve testimonio
Yamilé lleva dos noches durmiendo en la acera de su casa, ubicada en el barrio de Jesús María, en la ciudad de Sancti Spíritus, en el centro del país. Tiene 62 años y dos padres viejos y enfermos.
Según contó a El Estornudo en una conversación vía WhatsApp, sacó una colchoneta para la acera y ahí plantó su campamento porque «no aguanto más el calor ni los mosquitos». También tuvo que cocinar de un golpe todo el pollo que le dieron por la libreta el mismo día que comenzó la actual emergencia.
«Este país está de pinga», dice molesta, tras más de 50 horas sin energía eléctrica. «No quiero ni que me abran el refrigerador a ver si el poco hielo que le queda aguanta, aunque sé que se me va a podrir todo lo que tengo ahí». Yamilé ha visto no solo gente dormir como ella en las aceras, sino también cocinar con carbón o leña en medio de la calle o dormir con las puertas de la calle abiertas.
«Con luz o sin luz, hay que comer. Si no tienes ni gas ni electricidad, hay que meterle mano a lo que sea. No queda de otra, más si tienes niños o adultos mayores en casa», dice. «No sé qué más resistencia nos van a pedir después de esto. Entiendo a los que gritan insultos por las noches y suenan los calderos. Ya esto no es vida».
Según Yamilé, los ánimos están caldeados por toda la ciudad, aunque hay una «aparente tranquilidad». Y se pregunta: «¿Quién puede estar contento?».
Internet funciona de manera intermitente. «Tampoco están fáciles las comunicaciones. Algo pude hablar con mi familia en Nuevo Vedado, en La Habana. A ellos casi nunca se les iba la corriente, no están preparados como nosotros. Están ahí con una linterna que les dejé para una emergencia y todavía tenían gas de la calle para cocinar», comenta. Sobre otros familiares en Cienfuegos y Santiago de Cuba no ha podido saber nada. «Todos estamos desconectados», agrega.
«Donde ellos viven siempre ha habido problemas, imagínate ahora», dice Yamilé, y subraya que esta crisis energética no tiene comparación alguna con el más amargo y oscuro momento del Período Especial. «Ahora sí tocamos fondo. Esto nada lo supera. Ya no tenemos ni termoeléctricas ni gobierno con vergüenza».