MIAMI, Estados Unidos. – El Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil decidió este martes pasar a la “fase de normalidad” a la provincia de Santiago de Cuba, casi dos meses después del impacto del huracán Melissa, que tocó territorio santiaguero el 29 de octubre como ciclón de categoría 3.
La decisión, difundida por medios estatales, sostiene que el “trabajo desarrollado” permitió “la rehabilitación de los servicios vitales” y que, a partir de ahora, las tareas de reconstrucción continuarán “con las estructuras de la administración y los organismos locales”, es decir, fuera del esquema excepcional de dirección que acompaña las fases operativas de la Defensa Civil.
La nota oficial, sin embargo, no ofrece datos básicos para medir el alcance real de esa “normalidad”: no precisa cuántas viviendas quedaron dañadas o destruidas, qué infraestructura aún no se recupera, cuántas personas permanecen con afectaciones sostenidas, ni qué metas concretas se declaran cumplidas para justificar el cambio de fase. En la práctica, el comunicado reconoce que “continu[a] la recuperación” y que quedan “actividades de reconstrucción”, pero evita cuantificar el saldo del desastre en la provincia más golpeada del oriente, según el propio relato estatal.
La nota del Estado Mayor de la Defensa Civil asegura que el paso a la normalidad se decidió “ante el trabajo de recuperación realizado por sus pobladores y dirigentes para restañar las secuelas” del huracán, y admite que “la cuantía de las afectaciones” en Santiago de Cuba ha sido mayor que en otros territorios, que ya habían retornado antes a esa misma categoría operativa.
El pasado 1 de diciembre, la Defensa Civil informó que Holguín, Granma y Guantánamo pasaban a la normalidad porque “la rehabilitación de los servicios vitales” avanzaba “en gran parte” de los territorios impactados, mientras Santiago de Cuba seguiría entonces en recuperación bajo la dirección de los consejos de defensa. La decisión de este martes completa, al menos formalmente, el retorno de las provincias orientales a la fase de normalidad tras Melissa.
La “fase de normalidad” es una categoría administrativa dentro de la gestión del desastre: no equivale a que la reconstrucción haya terminado, sino a que el territorio deja atrás las fases operativas más vinculadas a la emergencia y continúa la recuperación con los mecanismos ordinarios de gobierno. De hecho, el propio comunicado del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil subraya que las acciones seguirán, pero ya “con las estructuras de la administración y los organismos locales”.
No obstante, el principal punto ciego del anuncio es la falta de rendición de cuentas. El Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil no acompaña la decisión con un balance verificable, con cronogramas o con indicadores públicos (viviendas reparadas, restablecimiento total de agua y electricidad por municipios, escuelas y hospitales recuperados, daños agrícolas, obras pendientes).
De este modo, la falta de información limita la posibilidad de evaluar si el cambio de fase responde a una recuperación efectiva o, más bien, a una necesidad política de “cerrar” la emergencia en el discurso, trasladando el peso de lo pendiente a la gestión cotidiana de instituciones que, desde hace años, operan con recursos mínimos.








