MADRID, España.- El Programa Mundial de Alimentos (PMA) desplegará una operación de emergencia para asistir a más de 900.000 personas afectadas por el huracán Melissa en el oriente de Cuba, según la prensa oficialista. El plan incluye la entrega de módulos nutritivos —con arroz, granos y aceite— y artículos esenciales para la recuperación de las comunidades más golpeadas, distribuidos en 33 municipios de Guantánamo, Santiago de Cuba, Granma y Holguín durante seis meses iniciales, con posibilidad de extenderse hasta un año en las zonas de mayor devastación.
De acuerdo con Granma, la operación arranca con más de 2.900 toneladas de alimentos ya posicionados, movilizando todas las reservas disponibles para emergencias. En Holguín, la asistencia comenzará por la totalidad del municipio Urbano Noris, mientras que en los demás territorios afectados se priorizará a menores de cinco años, embarazadas y personas mayores.
El PMA también prevé distribuir ayuda no alimentaria, como almacenes móviles, torres de iluminación y carpas destinadas a puntos de distribución y almacenamiento, varios de los cuales ya comenzaron a instalarse en localidades como Frank País, Banes y Urbano Noris.
Aunque el anuncio representa una inyección de recursos crucial en medio de la devastación que dejó Melissa, llega en un contexto marcado por la desconfianza ciudadana. En las últimas semanas, numerosos residentes y organizaciones independientes han denunciado que buena parte de las ayudas internacionales prometidas desde los primeros días tras el huracán no han llegado a las familias damnificadas.
En zonas de Santiago de Cuba, por ejemplo, habitantes reportaron la venta de latas de pescado vencidas como parte de la “asistencia” distribuida localmente, una situación que generó indignación entre quienes enfrentan escasez de alimentos, largos apagones y daños severos en viviendas.
También en municipios de Holguín y Granma, vecinos aseguraron que lo recibido hasta ahora ha sido mínimo o inexistente, cuestionando el destino de los fondos y donativos anunciados por la comunidad internacional. Testimonios señalan que muchas familias continúan sin recursos básicos como agua potable, alimentos suficientes o materiales para proteger los víveres, mientras se preguntan “dónde están los millones enviados para el oriente cubano”.
Frente a ese escenario de opacidad y retrasos, la nueva intervención del PMA genera expectativas, pero también dudas sobre la capacidad y verdadera intención de las autoridades para garantizar que la ayuda llegue realmente a quienes la necesitan.
El organismo insiste en que su operación sigue un plan en dos fases: una primera de posicionamiento preventivo, ya «completada» antes del impacto del ciclón, y una segunda de respuesta activa, actualmente en marcha. Sin embargo, su efectividad dependerá de la distribución en el terreno, donde persisten denuncias de mal manejo, desigualdad en la entrega y falta de supervisión independiente.
Mientras tanto, en los territorios más afectados por Melissa, la población continúa lidiando con daños a la producción agroalimentaria, pérdidas de cultivos, escasez de alimentos y un proceso de recuperación que avanza con lentitud. Para miles de cubanos, la llegada del PMA representa una oportunidad urgente, pero aún incierta, de alivio.








