LA HABANA.- Nada positivo augura la sustitución de Homero Acosta por José Luis Toledo Santander como secretario de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en la más reciente movida de fichas del régimen de la continuidad castrista.
No es que Homero Acosta fuese un portento ni un dechado de virtudes, sino que el que lo sustituye —y que eventualmente pudiera ser el sucesor del actual presidente del órgano legislativo, Esteban Lazo— es alguien que quizá traerá más cerrazón, dogmatismo e intolerancia obtusa.
Baste recordar que fue Toledo Santander quien, cuando los mandamases estaban armando a su gusto y medida el nuevo mamotreto constitucional que implantaron en 2019, durante los debates, en su papel de presidente de la Comisión Constitucional y de Asuntos Jurídicos, no titubeó al anunciar, como si fuera lo más natural en cuestiones de Carta Magna, que el Partido Comunista estaba por encima de la Constitución y que esta se subordinaba al Partido.
Por si alguno lo ha olvidado, les recuerdo el papelazo que hizo Toledo Santander en el año 2002, cuando siendo decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, secundado por el zocotroco Hassan Pérez, intentó, en el Aula Magna, en presencia de Fidel Castro, rebatir al expresidente norteamericano James Carter cuando se pronunció a favor del Proyecto Varela.
Cuando Toledo Santander le preguntó al expresidente qué le pasaría en Estados Unidos a un grupo de personas que pretendiera modificar la Constitución y las leyes, Carter le explicó, sonriente y hablando despacito, que en su país un grupo de personas, por pocas que fueran, incluso si fuera una sola, podía proponer esas modificaciones y ser atendido, sin que por ello lo consideraran subversivo ni nada por el estilo.
Por su servilismo en 2023 le concedieron el Premio Nacional de Derecho, y desde 2013 lo encargaron de la Comisión de Asuntos Constitucionales.
También de la época en que Toledo Santander era decano de la Facultad de Derecho, se cuenta que fue quien chivateó a la Seguridad del Estado a un grupo de estudiantes que, “dentro de la revolución” y proclamándose “seguidores del pensamiento del Che Guevara”, importunaban con sus majaderos señalamientos críticos en contra del dogmatismo y el inmovilismo.
Explica el periodista exiliado en España Carlos Cabrera, en su artículo “Toledo Santander, mediocre y chivato”, que su llegada al puesto de secretario de la Asamblea Nacional “es la coronación lógica de un guataca incesante y jurista mediocre, pero que está en deuda eterna con el castrismo y su epílogo, porque a las ventajas del cargo suma la gracia adicional de que su esposa es la jurídica de la sociedad española Alto Cedro, con sede en La Habana, donde opera como financiera y vinculada a la familia Botín, dueños y jefes del Grupo Santander y con peso específico en Bankinter”.







