MIAMI, Estados Unidos. – Johana Tablada de la Torre, embajadora del Servicio Exterior del régimen cubano, publicó en Facebook un texto de tono insultante contra el secretario de Estado de Estados Unidos, el cubanoamericano Marco Rubio, en el que lo llama “bandido”, “Torquemada” y “fascista”, lo acusa de sabotear a Cuba y de impulsar una escalada hacia una “confrontación militar”, y lo presenta como responsable directo de un entramado de “guerra económica y psicológica” contra la Isla.
El mensaje, publicado este domingo y cargado de adjetivos y analogías, no aporta evidencias verificables de sus imputaciones más graves y se concentra en una narrativa de enemigo único que atribuye a Rubio —y, por extensión, a Washington— la explicación central del deterioro interno cubano.
Tablada dice que, entre otros cargos, Rubio es jefe del Archivo Nacional para “eliminar, fabricar o utilizar información”.
El texto de la diplomática cubana no se limita a describir o criticar políticas: apela al descrédito personal. Recuerda el episodio del “buchito” de agua —una burla recurrente en la política estadounidense asociada a Rubio— y sostiene que Trump lo ridiculizó por no poder hablar sin “talking point”. Ese episodio existe en el imaginario mediático desde hace años, cuando Trump se mofó públicamente de Rubio por su conocida escena de beber agua en cámara. Sin embargo, Tablada utiliza el hecho como “prueba” de una supuesta ineptitud moral y política, sin conectar esa anécdota con datos verificables sobre decisiones concretas de gobierno.
La embajadora también afirma que Rubio “ha destruido mecanismos seculares” y “domina” instancias clave del aparato de seguridad nacional, y lo acusa de actuar como “verdugo de Venezuela, Cuba y Palestina”, “al servicio” de intereses “reaccionarios” y de Benjamín Netanyahu. Son afirmaciones de alto voltaje retórico, pero la publicación no cita documentos, declaraciones oficiales específicas, votaciones, órdenes ejecutivas ni medidas puntuales que sostengan lo que denuncia. El mensaje se mueve más en la propaganda emocional que en el terreno comprobable: el recurso central es la demonización (“hiena asesina”, “fascista”), no la argumentación.
Uno de los pasajes más delicados es cuando Tablada asegura que Rubio pretende “llevar” a Trump “como algo inevitable a una confrontación militar en Navidad” y que, en el pasado, “embarcó a Trump” con un “fracasado golpe de Estado” y un “bloqueo naval” que el mando militar se habría negado a ejecutar, “como reconocen Bolton y el exsecretario de Defensa en sus memorias”.
En paralelo, la publicación contiene una acusación política clásica del discurso oficial cubano: que Washington “corta” recursos (combustible, viajes, cooperación sanitaria), y luego exhibe las carencias (“no hay luz ni medicinas”) para culpar al propio Gobierno cubano. Tablada lo formula con una analogía de “vecino abusador” que rompe tuberías y amenaza a otros vecinos para aislar a la víctima. La metáfora funciona como pieza propagandística, pero no prueba por sí misma causalidad directa ni sustituye la discusión de responsabilidades internas en la crisis cubana, que el régimen sigue evitando transparentar con cifras auditables, informes públicos completos y rendición de cuentas sobre su propia gestión económica.
La publicación cierra con un llamado épico a la resistencia: “Son millones” los que “daríamos nuestra vida” antes que “capitular” ante una agresión militar. Así, la funcionaria refuerza una lógica de plaza sitiada, útil políticamente para el poder en La Habana: cuando la discusión se enmarca como guerra total, cualquier crítica doméstica puede presentarse como “servicio al enemigo”.
Justo el pasado viernes, Rubio afirmó que “a cualquier Gobierno estadounidense le gustaría ver un cambio radical en Cuba” y volvió a descalificar al régimen de la Isla, al que tildó de “terrorista” e “incompetente” y responsabilizó de haber “destruido” el país “en sus más de 65 años en el poder”.
Preguntado sobre si Washington querría un cambio de gobierno en Cuba, el secretario de Estado sostuvo que esa postura “no solo se trata de una política de esta administración [del presidente Donald Trump]”. “Creo que a cualquier administración le gustaría ver una situación diferente. Fue un desastre. Es un desastre. No es solo porque sean marxistas y terroristas. Son incompetentes. Son personas incompetentes que destruyeron ese país”, aseveró.
Rubio, una de las figuras de mayor peso en el gabinete de Trump, es originario de Florida e hijo de exiliados cubanos.
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