noviembre 17, 2025

Guerrita sucia por los dólares: ¿hacia dónde van los tiros?

No por casualidad, en los últimos días las redes sociales han estado sospechosamente plagadas de publicaciones con reclamos de mano dura y vigilancia policial extrema contra el mercado informal de divisas
Un negocio por cuenta propia en La Habana
Un negocio por cuenta propia en La Habana (Foto: CubaNet)

LA HABANA.- Más allá de que parezca que los últimos tiros (algunos hasta en el pie) van exclusivamente contra la prensa “enemiga”, la nueva ofensiva contra quienes  monitorean de modo independiente y con fines informativos el comportamiento del mercado informal de divisas es apenas otra de tantas distracciones. Vienen en un momento en que no pueden desaparecer de un plumazo a todos los “actores económicos no estatales” que apenas ayer les sirvieron para simular una apertura y hoy solo son un estorbo porque absorben esa significativa cantidad de dólares que no logran “captar” por medio de su estrategia de “dolarización parcial de la economía”.

El régimen cubano, tan dado a los retrocesos, las expropiaciones, los arrepentimientos y las jugadas sucias, pudiera decretar mañana mismo la extinción de todas las empresas y negocios no estatales pero, además de que eso enviaría al mundo una señal demasiado negativa en un momento en que necesitan atraer inversiones, es algo que los perjudicaría enormemente. Tengamos en cuenta que muchos de los negocios “privados” en la Isla o bien les pertenecen a una élite estrechamente vinculada al poder (ya por medio de testaferros, de familiares o de amigos) o son fachadas detrás de las cuales se articulan estrategias de apropiación engañosa diseñadas por la dictadura. Estrategias cuyos fines serían burlar el embargo o canalizar hacia terceros las ayudas externas de gobiernos y programas internacionales de ayuda para el desarrollo, enfocados en los emprendimientos e iniciativas individuales.

No pueden justificar un cierre total, sin salir perjudicados, como tampoco un cierre parcial que ponga al descubierto no solo cuáles serían esos falsos negocios “privados” privilegiados por una, digamos, “orden de excepción” sino, además, cómo estos funcionan exclusivamente como “tragamonedas”. Es decir, como trampas recolectoras de divisas al servicio de la dictadura y no como verdaderas formas dinamizadoras y diversificadoras de la economía.

De modo que el régimen necesitaba poner en práctica de modo urgente pero al mismo tiempo “discreto” una operación de cierre de todos aquellos negocios que no solo no le tributan, al participar de un esquema financiero paralelo y ajeno al oficial —esquema semicerrado donde los dólares entran y salen sin pasar por los bancos, y donde hoy está atrapado el mayor volumen de pesos cubanos en efectivo en circulación— sino que resultan un obstáculo para acarrear la mayor cantidad de dólares hacia sus arcas.

Habiendo sobrevivido muchos de ellos al bombardeo de inspecciones, auditorías y multas contra el sector no estatal, ahora los comunistas necesitan con apremio el exterminio de esa “competencia” sobreviviente, forzarlas al cierre por asfixia, y nada mejor que atacar su centro vital. El centro es precisamente la indispensable participación de los actores no estatales en el mercado informal de divisas, donde único pueden acceder a la moneda fuerte que necesitan para adquirir mercancías y materias primas en el exterior, aunque sus productos los comercialicen obligatoriamente en moneda nacional.

Así, lo que hasta ayer fuera solamente “informal”, es decir, que se salía del ámbito de lo oficial pero sin burlar la ley más de lo tolerado, hace un par de días lo han convertido no solo en rigurosamente “ilegal” sino que hasta lo han criminalizado de modo extremo, al inventarse el disparate del “terrorismo económico”. Están sembrando ellos mismos el terror —con una oleada de amenazas y “mensajes de apoyo” de hasta el mismísimo Miguel Díaz-Canel— entre quienes ahora temen publicar o responder a un anuncio de compra-venta de divisas sospechando de una encerrona policial, lo que daría al traste con sus negocios.

Si el Banco Central no les vende los dólares que necesitan, y el régimen desata una cacería de brujas contra vendedores y compradores de divisas, a corto plazo esos emprendimientos que aún quedan a flote quebrarán irremediablemente. Y quienes reciben remesas o poseen dólares, frenados por la más reciente regañina de Humberto López —y jamás convencidos por la abusiva e irreal tasa de cambio oficial de 120 x 1—, se verán obligados a acudir a los establecimientos estatales que venden en esa moneda para comprarle al gobierno lo que antes adquirían en las “mipymes” al cambiar, solo “informalmente”, USD por CUP en su valor real, es decir, el valor que les damos nosotros mismos en la calle. A diferencia del Banco Central y de su fauna enajenada, conocemos en carne propia las dimensiones de la debacle nacional.

No por casualidad, en los últimos días las redes sociales han estado sospechosamente plagadas de publicaciones con reclamos de mano dura y vigilancia policial extrema contra un mercado informal de divisas. El cual solo existe como respuesta espontánea a un vacío creado por el propio régimen al dilatar la implementación, al menos, de una tasa cambiaria oficial realista, así como mecanismos de canje que no sirvan solo para posar para la foto de familia y que, en consecuencia, terminen articulándose “clandestinamente” con el mercado cambiario “ilegal”. Este es hoy la cruda realidad en todas las casas de cambio y sucursales bancarias del país, donde lograr el “milagro” de extraer grandes sumas de dinero y de comprar dólares sin turnos ni colas tiene sus “trucos”.

Los reportajes en los noticiarios de la TV y en la prensa escrita igualmente resaltan, sobre las demás, las opiniones más radicales, de los que piden persecución y monitoreo extremo y, por tanto, más bien control represivo sobre los dólares que ingresan al país y hasta sobre los que están en manos de los ciudadanos sin importar las cantidades. Algo casi imposible de hacerse efectivo pero que, como “noticia” que busca reforzar los traumas que normalmente padecemos los cubanos, funciona como disuasorio al menos temporal.

En buena medida, tanto vendedores como mipymeros, hasta los otros días enfrentados en una guerrita tonta por bajar y subir el dólar, han sido acarreados como rebaño obediente hasta una misma jaula, siendo ellos mismos las víctimas de sus propias ingenuidades. Fueron enfrentados con total mala intención y en beneficio del mismo canalla de siempre.

Sin dudas, como consecuencia de esa misma guerrita por los dólares desatada en los últimos días, al menos por algún tiempo unos cuantos se cuidarán de vender y comprar, lo que no solo repercutirá negativamente en los negocios no estatales, al privarlos del dólar que necesitan para existir; sino que, además, precisados a alimentarse y sobrevivir, terminarán por acudir a los mercados estatales en dólares, una vez que la “mipyme” de la esquina desaparezca, porque no tiene dólares o porque no puede justificar cómo los adquirió.

Los negocios no estatales que estorban en los planes de la dictadura son el verdadero blanco a abatir, no la prensa “enemiga”, aunque si mueren los dos pájaros con la misma bala, para el régimen sería mucho mejor.  

ARTÍCULO DE OPINIÓN Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

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Efraín González

Bajo este seudónimo firma sus artículos un colaborador de Cubanet, residente en la isla por temor a represalias del régimen.