No por casualidad, en los últimos días las redes sociales han estado sospechosamente plagadas de publicaciones con reclamos de mano dura y vigilancia policial extrema contra el mercado informal de divisas
Hoy es la República de Chikungunya y quienes la gobiernan, quizás conociendo lo que significa la palabra “chikungunya” en lengua Makonde (“doblarse por el dolor”), no están ni estarán jamás dispuestos a ofrecernos otra cosa.
Somos una Isla de “deambulantes” con un gobierno de limosneros, puesto que en realidad la “base de todo” no es el limón sino la limosna.
Estas serán como un tiro de gracia para quienes lograron sobrevivir a la Tarea Ordenamiento, y al Ordenamiento del Ordenamiento.
La prensa del régimen cubano como que no se entera (o no desea enterarse) de la potencial catástrofe que se avecina.
Un país en caos es un país apestado al que nadie desea acercarse, pero eso es algo que un régimen, más criminal que desesperado, usará a su favor.
Con Venezuela y Nicaragua, el régimen cubano conforma las tres puntas de un triángulo de maldad que él mismo forjó en La Habana
Fabricado con mentiras como está, el régimen cubano sucumbirá frente a un periodismo hecho con verdades.
La dictadura cubana no solo reconoce (para sí y para ciertos interlocutores) la existencia de presos políticos en la Isla sino que, además, los somete a tratos denigrantes.
La visible incomodidad de un vicecanciller cubano en una reciente entrevista es el mejor reflejo de los días finales del régimen.
