MADRID, España.- El expelotero cubano Pedro Arozarena Zayas, quien integró durante más de una década la nómina de los Vaqueros de La Habana, falleció este jueves a los 54 años, según confirmaron portales independientes especializados del deporte cubano.
Natural del municipio Mariel, en la actual provincia de Artemisa, Arozarena nació el 8 de junio de 1971 y desarrolló toda su carrera en la Serie Nacional bajo los colores del equipo Habana, entre 1994 y 2007. Se desempeñó como primera base y jardinero, y fue reconocido por su potencia ofensiva, que lo convirtió en una de las piezas claves de la alineación capitalina durante la década de 1990 y los primeros años del 2000.
A lo largo de 13 Series Nacionales, acumuló 980 imparables en 3.315 veces al bate, para un promedio ofensivo de .296. Su producción de extrabases incluyó 174 dobles, 13 triples y 129 jonrones, además de 603 carreras impulsadas. Estas cifras lo ubicaron entre los bateadores más productivos de su generación dentro del béisbol cubano.
Sus mejores temporadas llegaron en los primeros años del nuevo milenio. En 2002 conectó 19 cuadrangulares y en 2003 logró 20, consolidándose como uno de los bateadores de mayor poder del campeonato. Entre 2001 y 2003 enlazó tres campañas consecutivas con 70 o más carreras impulsadas. En la Serie Nacional número 40 fue colíder en dobles con 28, compartiendo ese liderazgo con el camagüeyano Leslie Anderson. También protagonizó una jornada memorable el 20 de febrero de 2003, cuando conectó tres jonrones en un mismo partido frente a la Isla de la Juventud, en el estadio 26 de Julio de Artemisa.
Arozarena formó parte de la temida tanda ofensiva de los Vaqueros dirigida por Pedro Luis Rodríguez y, posteriormente, por Esteban Lombillo. Compartió terreno con figuras emblemáticas como Rolando Laza y Rigoberto Blanco. Sus actuaciones lo llevaron en varias ocasiones a integrar preselecciones nacionales. Además, representó a Cuba en el Campeonato Mundial Juvenil de 1989, celebrado en Canadá.
Aunque no se han hecho públicas las causas de su fallecimiento, el exbeisbolista desde hacía años enfrentaba serios problemas renales. Diversas publicaciones señalan que uno de sus hermanos llegó a donarle un riñón en un intento por mejorar su estado de salud.
Tras su retiro en 2007, Arozarena se mantuvo alejado de la vida pública y olvidado por la oficialidad, mientras su legado quedó inscrito en las estadísticas del béisbol cubano. Su muerte ha generado numerosas muestras de pesar entre aficionados y seguidores de la pelota cubana.
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