MADRID, España.- Cuba se ubicó entre los países de América Latina y el Caribe con mayor incidencia de muertes violentas de mujeres por razón de género durante 2024, según el boletín más reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). La isla reportó 76 casos, una cifra que equivale a 1,4 feminicidios por cada 100.000 mujeres, de acuerdo con los datos oficiales remitidos por el Estado cubano al organismo regional.
El informe Violencia Feminicida en Cifras, publicado por CEPAL, señala que esa tasa coloca a Cuba en el grupo de países con cifras más elevadas de la región, detrás de territorios como Honduras, Guatemala o República Dominicana, pero por encima de la mayoría de los Estados caribeños. La clasificación se basa en registros nacionales sobre “muertes violentas de mujeres por razón de género”, que en el caso cubano son contabilizadas como homicidios con agravantes, ya que el país no tipifica el feminicidio como un delito autónomo.
Datos oficiales con información limitada
El boletín advierte que la información depende del criterio y el nivel de detalle aportado por cada país. En el caso de Cuba, los 76 homicidios reportados se clasifican en su totalidad como “muertes por razón de género”, sin que exista un desglose público que permita distinguir entre violencia de pareja, violencia familiar, crimen común u otros contextos. Esta ausencia de desagregación limita la comprensión precisa de las formas de violencia que preceden a estos asesinatos.
A diferencia de otras legislaciones de la región, Cuba no cuenta con una ley integral contra la violencia de género, ni con un marco jurídico que tipifique el feminicidio como delito específico. En consecuencia, los registros oficiales no permiten identificar patrones, perfiles de agresores ni circunstancias particulares de los casos, elementos considerados clave por CEPAL para la prevención y el diseño de políticas públicas.
Los feminicidios en Cuba durante 2024 y 2025
Mientras el Estado cubano reportó 76 muertes de mujeres en 2024, los observatorios independientes Alas Tensas (OGAT) y Yo Sí Te Creo en Cuba (YSTCC) documentaron menos casos ese año, debido principalmente a la falta de acceso a información oficial y a la dificultad para confirmar detalles en un entorno de opacidad institucional. La diferencia entre los registros oficiales y los independientes refleja, según estas organizaciones, los obstáculos para monitorear la violencia feminicida en la isla.
Hasta el 25 de noviembre de 2025, OGAT y YSTCC habían verificado 41 feminicidios consumados, además de 15 intentos de feminicidio y otras 15 alertas en investigación. Desde 2019, ambas organizaciones han confirmado 308 casos.
Un problema regional persistente
La publicación de CEPAL se inscribe dentro de un panorama regional crítico. En 2024 se registraron al menos 3.828 feminicidios en 26 países y territorios de América Latina y el Caribe, lo que equivale a 11 mujeres asesinadas cada día. En los últimos cinco años, el organismo contabiliza 19.254 muertes de mujeres por razones de género en la región.
El informe subraya que, aunque los feminicidios son la manifestación más extrema de la violencia machista, la mayoría de las mujeres en la región ha sufrido alguna forma de violencia de género a lo largo de su vida. La persistencia de miles de asesinatos anuales demuestra, según CEPAL, que las políticas estatales siguen siendo insuficientes para la prevención, protección y reparación.
Vacíos en la respuesta institucional cubana
Los datos oficiales de Cuba no se acompañan de información pública sobre mecanismos de protección, programas de apoyo, refugios temporales ni protocolos de atención integral para mujeres en riesgo. Asimismo, Cuba no figura entre los países que cuentan con legislación de reparación a víctimas indirectas, un mecanismo presente en otras naciones de la región para garantizar apoyo económico y psicosocial a menores huérfanos por feminicidios.
Organizaciones feministas independientes han reiterado que la falta de transparencia, de estadísticas accesibles y de una ley integral contra la violencia de género obstaculiza la prevención y la respuesta institucional. El conteo paralelo de OGAT y YSTCC ha buscado cubrir ese vacío, aunque enfrentan serias limitaciones para acceder a datos oficiales y para verificar casos en un entorno donde no existen reportes públicos completos.








