MADRID, España.- La joven madre cubana Elianet García Rodríguez, de 19 años, denunció a CubaNet que vive una situación límite tras ocupar un local estatal en La Habana Vieja junto a su bebé de tres meses. Asegura que su vivienda está en riesgo inminente de derrumbe y que las autoridades, lejos de brindarle apoyo, la han amenazado con retirarle la custodia del niño y llevarla presa.
En su casa (calle Bernaza 236) convive un núcleo de seis personas: su abuelo ciego, sus padres, su hermano, su bebé y ella. “Mi vivienda se encuentra en muy mal estado y yo tengo un bebé de 3 meses y tengo miedo por la vida de mi hijo porque en cualquier momento el edificio puede colapsar”, dijo. Por eso, desde hace algunas semanas ocupó un Joven Club abandonado.

Un edificio al borde del colapso
Según explica, el deterioro de la edificación ha avanzado durante años sin reparación alguna: “Mi edificio era ya prácticamente un derrumbe”. Hace poco, relata, se vino abajo el piso de la escalera hacia la azotea “completo y parte del pasillo de una vecina”. Una de las paredes de su vivienda “está totalmente despegada” y su cocina colinda directamente con un derrumbe.
El miedo aumentó tras conocer la muerte de una madre y su hijo en un desplome reciente en La Habana Vieja: “Hace unos días aquí fallecieron una madre con su niño y yo no voy a ser la próxima”.
Ante ese riesgo, Elianet decidió ocupar de noche un Joven Club de Computación en Muralla, entre Habana y Compostela, un local cerrado desde hace meses y usado como almacén. “Ya llevo casi un mes viviendo aquí ya con mi bebé”, señaló.
Funcionarios la amenazan con quitarle a su hijo
Poco después de instalarse, comenzaron las presiones de trabajadores y funcionarios del lugar: “Vinieron a amenazarme, a querer sacarme, diciendo que me iban a quitar a mi bebé, que se lo iban a entregar a otra gente para llevarme a mí presa”.
A los días llegaron representantes de Vivienda, la delegada, el delegado y una trabajadora social: “Ella me dijo que yo debía salir y yo le dije que no iba a salir hasta que no se me resolviera mi problema de vivienda”, relata.
Pero asegura que ninguna de las promesas ha sido cumplida: “Me dieron un plazo de una semana… pero esa respuesta nunca ha llegado, desde hace más de 20 días”.
El jefe de sector policial, cuya unidad está justo frente al local ocupado, también la presionó: “Vino… a estarme diciendo cosas también, a estarme amenazando, a decirme que me tenía que ir”.
Un local precario, pero más seguro que su antigua casa
El espacio, aunque habitable en comparación con su vivienda, está en malas condiciones: “Aquí hay tremenda humedad… mi bebé se ha enfermado dos veces estando aquí”, explica. Y agrega que ella misma tuvo que limpiar el lugar, que llevaba meses sin uso. Aun así, insiste en que es una opción menos peligrosa: “Este local está mil veces mejor… yo no puedo permitir que a mi hijo le pase nada”.

Una adolescencia truncada por la precariedad
Elianet compartió además su trayectoria educativa interrumpida por la crisis del país y responsabilidades familiares. Intentó estudiar contabilidad y bibliotecología, pero tuvo que abandonar ambas carreras. Después trabajó en el Museo Simón Bolívar y en la Escuela Taller de La Habana, hasta que nuevamente tuvo que dejarlo todo.
Durante su embarazo vivió un período de extrema precariedad: “Apenas comía… de las seis comidas que tenía que hacer al día comía entre dos o entre tres”. Afirma que no recibió apoyo material ni emocional del padre del niño.
Responsabiliza a las autoridades si algo le ocurre
La joven madre asegura que su denuncia es una forma de protegerse ante cualquier consecuencia que puedan sufrir ella o su bebé: “Si le pasa algo a mí o a mi bebé que sean responsables esas personas que me quieren sacar de aquí”. Y hace una demanda clara: “O que me dejen en este local o que me pongan otro lugar mejor donde estar”.
Mientras tanto, sigue viviendo con su bebé de tres meses en un local estatal abandonado, sin respuesta institucional y bajo la amenaza constante de desalojo.








