MADRID, España.- El Banco Central de Cuba (BCC) anunció este lunes la creación de un canal bancario para que el sector privado compre divisas de manera oficial a través del sistema financiero estatal, una decisión presentada como parte de los ajustes en la política cambiaria del país, pero que llega en un escenario marcado por la falta de liquidez, la inflación y la desconfianza en los mecanismos oficiales.
Según la información divulgada por el Gobierno de La Habana, las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) y los trabajadores por cuenta propia podrán solicitar la compra de divisas mediante sus bancos comerciales y cuentas fiscales, sin operar en efectivo. El monto autorizado estará limitado a un máximo del 50 % del promedio de los ingresos brutos del último trimestre, un tope que, en la práctica, condiciona el acceso a la moneda extranjera a la capacidad previa de generar ingresos en pesos.
Hasta ahora, el sector privado carecía de acceso legal al mercado oficial de divisas y dependía casi por completo del mercado informal, donde se concentra la mayor parte de las operaciones reales de compra y venta de moneda extranjera. Para las personas naturales, el BCC mantiene el límite vigente de compra de divisas en bancos y CADECA, sujeto a disponibilidad y a los sistemas de turnos establecidos.
La medida forma parte del paquete de disposiciones aprobadas por el Consejo de Estado y publicadas en la Gaceta Oficial, con el objetivo declarado de ordenar el uso de divisas entre los distintos actores económicos.
El anuncio del nuevo canal bancario se produce en paralelo a la implementación de una tasa de cambio denominada “flotante”, introducida recientemente por las autoridades monetarias como parte de la reforma del mercado cambiario. Este nuevo tipo de cambio, dirigido a personas naturales y formas de gestión no estatal, se ajusta de manera periódica según criterios definidos por el propio Banco Central y convive con otros tipos de cambio oficiales ya existentes.
Aunque el Gobierno sostiene que la tasa flotante busca acercar los valores oficiales a las condiciones del mercado, no se han divulgado mecanismos transparentes que garanticen una formación real del precio basada en oferta y demanda, ni existe evidencia de que cuente con respaldo suficiente de divisas. En la práctica, el mercado informal continúa marcando la referencia principal para empresas y ciudadanos, profundizando la brecha entre el discurso oficial y la realidad económica.
En este contexto, la apertura de un canal bancario para el sector privado es vista por analistas como un reconocimiento tácito del peso del mercado paralelo, pero también como una medida limitada, cuya efectividad dependerá de la disponibilidad real de divisas en el sistema bancario estatal y no solo de cambios regulatorios.








