diciembre 17, 2025

Cuba Libre Social Club: cultura, exilio y apoyo sostenido a los presos políticos

Nacido en el exilio cubano en Nueva Jersey, el proyecto articula encuentros culturales mensuales que, desde hace más de un año, permiten acompañar a familias de presos políticos en Cuba.
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Cuba Libre Social Club. (Fotos: rede sociales del proyecto)

MADRID, España.- En Nueva Jersey, una comunidad de cubanos exiliados ha encontrado una forma singular de articular solidaridad, activismo y cultura. Bajo el nombre de Cuba Libre Social Club, un proyecto comunitario organiza encuentros mensuales con un doble propósito: recaudar fondos para apoyar a familias de presos políticos en Cuba y fortalecer los vínculos de una diáspora marcada por el desarraigo y la preocupación constante por la situación en la Isla.

Lejos del formato tradicional de las organizaciones humanitarias, la iniciativa apuesta por encuentros sociales abiertos, concebidos como cenas o fiestas en las que la música, la comida y la conversación se convierten en herramientas para sostener una ayuda sistemática. El proyecto se celebra el segundo viernes de cada mes y, destacan sus organizadores, ha logrado mantenerse activo durante más de un año, ampliando progresivamente su alcance.

Una idea nacida del exilio y la urgencia

La activista y curadora Meyken Barrero, una de las organizadoras, explica que el origen del proyecto fue espontáneo y profundamente ligado a la experiencia del exilio. “Cuba Libre Social Club es una iniciativa bastante espontánea, la idea es originalmente de Armando Álvarez, hijo de un preso político”, señala. Álvarez es hijo de Armando Álvarez Castro, encarcelado por motivos políticos, y llegó muy joven al exilio tras la ofensiva represiva del régimen cubano posterior a la ocupación de la Embajada de Perú y el éxodo del Mariel.

Barrero recuerda que, en esas reuniones informales de cubanos en Nueva Jersey, surgía de manera recurrente la inquietud por cómo ayudar a quienes permanecen en Cuba. “Muchos cubanos acá en Nueva Jersey nos reuníamos de vez en cuando, y siempre surgía el tema de cómo hacer algo concreto por las personas en Cuba, una obra caritativa”, explica.

De ese intercambio nació la idea de organizar un evento que preservara el carácter festivo de esos encuentros, pero con un objetivo claramente definido: visibilizar y acompañar a familias de presos políticos con menos exposición pública y recaudar fondos para aliviar su situación económica. “Entonces surgió la idea de hacer algún evento que preservara esa misma energía festiva y social con las que nos reuníamos para celebrar cualquier motivo, pero en este caso un evento enfocado en visibilizar y acompañar a familias de presos políticos en la Isla”, añade Barrero.

De encuentros informales a un proyecto sostenido

La propuesta fue bien recibida por la comunidad local y comenzó a repetirse con periodicidad mensual. El nombre del proyecto llegó después. “En algún momento surgió la idea de llamarlo Cuba Libre Social Club; fue una idea del escritor Enrique del Risco, un nombre que contiene el carácter patriótico y a la vez festivo de esta idea”, señala.

Con el tiempo, la iniciativa se ha ido estructurando sin perder su espíritu comunitario. La historiadora de arte y activista Anamely Ramos, también organizadora del proyecto, subraya que uno de los ejes fundamentales es el acompañamiento sostenido. “Es un proyecto que pretende acompañar a las familias de los presos políticos en Cuba y a la vez servir como un espacio de encuentro para fortalecer la comunidad cubana de Nueva Jersey”, afirma.

Ramos destaca que el crecimiento ha sido gradual, pero constante. “Empezamos poco a poco, éramos un proyecto muy pequeño y ha ido creciendo. Ya estamos acompañando a más de 30 familias mensuales”, explica. Para ella, uno de los principales logros ha sido la continuidad: “Es un proyecto sistemático que ha logrado mantenerse por más de un año. Eso es lo que más nos enorgullece”.

Ayuda económica y acompañamiento humano

La apoyo económico se dirige principalmente a familias en situación de alta vulnerabilidad. La artista plástica Camila Lobón, miembro del proyecto y exiliada también en Nueva Jersey, señala en este sentido que la selección de los casos responde a criterios de urgencia. “Se trata de apoyar sobre todo a personas en situaciones de gran vulnerabilidad, incluso casos que por cuestiones de seguridad mantenemos anónimos”, explica.

Más allá del apoyo material, el proyecto incorpora un componente simbólico que sus integrantes consideran esencial. Ramos resume esta filosofía en una frase que se repite entre los organizadores: “El centro del proyecto es que se puede hacer patria con alegría”. Según explica, se trata de encontrar “placer también en ayudar a los demás” y de consolidar los vínculos entre cubanos dentro y fuera de la Isla.

Ese enfoque ha permitido integrar la realidad cubana sin que el encuentro esté dominado exclusivamente por el dolor o la angustia. Lobón lo expresa con claridad: “El proyecto ha funcionado hasta ahora por eso, porque integra esta realidad no desde el sufrimiento y la zozobra que nos causa a todos en el día a día, sino desde una experiencia que puede ser divertida y sana para la comunidad al tiempo que se articula para ayudar”.

En paralelo a los encuentros presenciales, el Cuba Libre Social Club ha desarrollado una plataforma digital que amplía sus posibilidades de acción. El proyecto cuenta con una página web y perfiles en redes sociales donde se ofrece información sobre algunas de las familias acompañadas, siempre con el consentimiento de estas. “Dentro del acompañamiento que hacemos también está visibilizar los casos de los presos políticos que tienen esta familia, siempre y cuando ellos lo quieran, siempre y cuando la familia lo autorice”, precisa Ramos.

La web permite, además, que personas interesadas puedan apoyar directamente a una familia específica sin mediación del proyecto. “Nosotros simplemente facilitamos la información también para eso”, explica la activista. Este modelo busca fomentar una solidaridad directa y descentralizada.

Arte, voluntariado y redes de solidaridad

Otro de los pilares de financiación es una tienda virtual de camisetas con diseños donados por artistas cubanos. Ramos detalla que se trata de “pullovers con algunos rostros de algunos de los presos, con temas alegóricos a Cuba, a las protestas populares”. Lobón amplía esta información y destaca el carácter voluntario de todas las colaboraciones. “Todo lo que se hace es voluntario, o sea, todas las personas que colaboran en el proyecto lo hacen voluntariamente”, subraya. Y agrega que ella misma convocó a colegas como Hamlet Lavastida y Julio Llópiz Casal para donar diseños, que se suman a los creados por artistas del entorno comunitario. La venta de estas camisetas permite diversificar los fondos y ofrecer una vía de colaboración a quienes no pueden asistir a los encuentros en Nueva Jersey.

El proyecto también ha recibido apoyos puntuales de escritores y creadores que han decidido donar íntegramente los ingresos de presentaciones o ventas de libros. Lobón menciona, por ejemplo, el gesto de la escritora Katherine Bisquet, quien donó al proyecto las ventas de una presentación literaria realizada en la zona.

Un modelo que busca replicarse

Aunque el Cuba Libre Social Club no funciona como una organización formal ni tiene intención de institucionalizarse, sus organizadores consideran que la experiencia puede servir de referencia para otras comunidades. “Yo creo que esta experiencia pudiera inspirar a otras comunidades de cubanos para llevar adelante alguna causa caritativa que les interese apoyar en la Isla”, afirma Barrero.

Ramos coincide y señala que uno de los objetivos es que el modelo se replique. “Otra de las ideas principales del proyecto es tratar de inspirar a que este modelo se extienda, a que comunidades de cubanos en otros países también puedan hacer algo similar”, explica. Según añade, los organizadores están dispuestos a compartir su experiencia con quienes quieran impulsar iniciativas parecidas.

Con invitados que han incluido a figuras de la cultura y el activismo cubano, y una comunidad que responde de manera constante, el Cuba Libre Social Club se ha consolidado como un espacio donde la celebración cultural convive con el compromiso cívico. En un contexto marcado por la represión y la crisis estructural en Cuba, el proyecto apuesta por una solidaridad sostenida, construida desde la cercanía y la participación colectiva.

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