MIAMI, Estados Unidos. – En su anterior campaña por la presidencia de Chile, en 2021, José Antonio Kast, ahora presidente electo, calificó a los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua como “dictaduras” e indicó que sí, triunfaba, impulsaría la ruptura de relaciones con La Habana, Caracas y Managua.
El tema volvió a colocarse en el centro del debate esta semana después de que Kast, de derecha, venciera a la representante de la izquierda, Jeannette Jara, por más de 16 puntos.
En el video que ahora vuelve a circular, Kast sostiene: “Hay que terminar con la política exterior hipócrita en sí; Cuba, Venezuela y Nicaragua son dictaduras, donde la oposición es encarcelada, no hay libertad económica ni social ni política, donde se violan los derechos humanos todos los días. Llegó la hora de dar una señal concreta: vamos a romper relaciones con esas dictaduras y vamos a liderar un proceso político y diplomático en Latinoamérica para liberar a esas naciones”.
El antecedente no se limita a ese video de noviembre de 2021. En una entrevista televisiva emitida el 14 de octubre de 2021, Kast fue consultado por su anuncio de que, en un eventual gobierno, rompería relaciones con Venezuela y Cuba. En esa conversación, ante la pregunta sobre qué haría con los representantes diplomáticos, respondió: “Expulsaría a sus embajadores”.
Al contrario de Kast, Jara se negó varias veces a reconocer que la Isla estaba controlada por un régimen dictatorial. En abril de este año, cuando aún era la precandidata del Partido Comunista de Chile, afirmó que el gobierno de Miguel Díaz-Canel no era una dictadura sino un sistema democrático distinto”, lo que desató fuertes críticas tanto en sectores oficialistas como de oposición.
“Creo que Cuba tiene un sistema democrático distinto del nuestro… Hay un partido único, no es el único sistema así, cada pueblo tiene que definir su gobierno”, señaló Jara en entrevista con CNN Chile. Con respecto a Venezuela, en cambio, Jara reconoció que se trataba de un “régimen autoritario” y afirmó usar indistintamente los términos “dictadura” y “régimen autoritario” para referirse a ese país.
Las declaraciones generaron inmediatas reacciones. Carolina Tohá, entonces precandidata presidencial del Partido Por la Democracia (PPD) y exministra del Interior, marcó distancia de los dichos de Jara: “Cuba no es una democracia. Tiene un régimen autoritario donde no existe pluralismo político, ni elecciones libres, ni prensa independiente. Eso, en cualquier parte del mundo, no califica como democracia”.
Caracas y Managua reaccionan al triunfo de Kast; La Habana calla (por ahora)
Tras la victoria electoral de Kast, este domingo, el gobernante venezolano Nicolás Maduro hizo un llamado a la “resistencia” y afirmó: “Allende, Allende, Allende… Chile profundo, hermoso que amamos y que sabemos que Chile resistirá y, más temprano que tarde, renacerán. Como dijo Allende: volverán a las grandes alamedas la esperanza cierta traicionada, venciendo al nazi-fascismo que pretende imponerse otra vez”, señaló Maduro.
En Nicaragua, los “copresidentes” Daniel Ortega y Rosario Murillo difundieron una carta pública dirigida tanto a Kast como a su rival Jeannette Jara. En ese texto, citado por EFE, Ortega y Murillo escribieron: “Desde nuestra Nicaragua, bendita y siempre libre, a través suyo saludamos al querido pueblo de Chile, que este domingo 14 de diciembre ha realizado elecciones y decidido su futuro en respeto fraternal”.
También añadieron: “A usted, señor presidente electo, José Antonio Kast, y a usted, compañera candidata del Partido Comunista de Chile, Jeannette Jara, nuestros saludos desde la patria de Darío y Sandino donde trabajamos todos los días por un mundo de hermandad, con justicia, paz y el derecho a vivir con bienestar”.
Por otro lado, hasta el momento, ninguna de las autoridades del régimen cubano se ha pronunciado sobre la victoria de Kast. No obstante, este lunes el periódico estatal Juventud Rebelde publicó un texto de la columnista Marina Menéndez Quintero, quien asegura que el triunfo del “ultraderechista José Antonio Kast (…) significará una marcha atrás para un país que a pasos lentos ha logrado zafarse parcialmente del negativo legado dejado por el golpista general Augusto Pinochet en las leyes, y en las mentes de los chilenos”.

