MIAMI, Estados Unidos. – El Observatorio de Derechos Culturales (ODC) reportó este lunes que, al cierre de 2025, al menos 27 artistas y creadores cubanos continúan castigados por el Estado a causa de su trabajo creativo, su participación cívica o su negativa a “renunciar a una voz propia”: 17 permanecen encarcelados y otros 10 cumplen condenas “sin internamiento o bajo regímenes restrictivos”.
En Facebook, el ODC calificó el encarcelamiento de artistas como una de “las expresiones más graves y persistentes de la represión en Cuba” y afirmó que los jóvenes detenidos o sancionados han sufrido “violencia institucional, negligencia médica, aislamiento, amenazas y castigos arbitrarios” dentro del sistema penitenciario.
El Observatorio añadió que “estos números no son estadísticas abstractas” y subrayó el impacto sobre familias y trayectorias interrumpidas por el encierro, el “miedo” o el “exilio forzado”, al tiempo que prometió continuar “nombrando a cada artista, registrando cada abuso y sosteniendo la memoria” de quienes resisten presos o bajo hostigamiento en semilibertad.
El señalamiento del ODC sobre malos tratos, aislamiento y falta de atención médica en prisión coincide con denuncias recogidas a lo largo del año por Human Rights Watch sobre abusos contra detenidos en Cuba, entre ellos golpizas, castigos con aislamiento y carencias de atención sanitaria, además de condiciones insalubres y restricciones tras excarcelaciones condicionadas.
En otro reporte de agosto pasado, el Observatorio describió un proceso de excarcelaciones anunciado por el Estado sin transparencia sobre criterios y con resultados, según su documentación, inferiores a lo esperado, y señaló el deterioro físico y psicológico observado en algunos liberados. También mencionó por nombre a varios artistas encarcelados o sancionados, entre ellos Luis Manuel Otero Alcántara, José Alejandro Rodríguez Gelin y Yasmany González Valdés (“El Libre”), y afirmó que en esos expedientes el sistema penitenciario operaba con arbitrariedad y una lógica de “revictimización”.
La situación de Otero Alcántara, uno de los rostros más conocidos del arte contestatario cubano, fue destacada como uno de los casos emblemáticos. El artivista se declaró a inicios de diciembre en “ayuno voluntario” como denuncia de su encarcelamiento y de la crisis de derechos humanos en la Isla.
De acuerdo con Prisoners Defenders, hasta el 30 de noviembre en Cuba había un total de 1.192 prisioneros políticos y de conciencia en Cuba.
Más allá del conteo puntual, el ODC sostiene que su campaña busca documentar cómo el Estado cubano castiga la creación y el disenso utilizando el engranaje penal y penitenciario, incluyendo sanciones sin internamiento, vigilancia, amenazas y restricciones de movilidad. Previamente, el Observatorio ya había denunciado episodios de enfermedad, golpizas y huelgas de hambre en casos específicos, y había alertado sobre el uso de acusaciones y expedientes sin avances procesales claros.
En ese reporte, el ODC colocó en primer plano la detención del reportero y artista Luis Ángel Cuza Alfonso y citó una carta suya desde prisión en la que afirmaba: “Estoy dispuesto hasta dejar de ingerir alimentos hasta que me encuentre en libertad. Si me toca perder lo más valioso que es la vida, solo les pido que no quede impune”. La misma pieza resumió denuncias sobre presuntos golpes, diagnósticos médicos controvertidos y enfermedades como la tuberculosis en otros expedientes seguidos por la campaña.
El ODC insiste en que su trabajo no se limita a un “balance” anual, sino que funciona como registro de casos y de presuntos abusos, con el objetivo explícito de sostener presión pública y memoria sobre la represión cultural. “La Campaña de Artistas Presos existe para recordar que la creación no es un delito y que la cultura no puede ser encarcelada sin consecuencias. Mientras haya un solo artista cubano castigado por ejercer su derecho a expresarse, nuestro trabajo continuará”.
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