noviembre 16, 2025

Una broma de mal gusto para homenajear a La Habana

Esa Habana orgullosa, musical, llena de carácter, espiritualidad y sensualidad, es hoy una urbe cochambrosa, precaria, apagada y enferma.
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La Habana (Foto: Granma)

LA HABANA, Cuba – La prensa estatal cubana no deja de superarse en su vocación de falsear la realidad nacional o evocar una isla paralela que ni siquiera reconocen sus propios redactores. Si hasta el año pasado la maquillaban, este año han tenido que inventarse quimeras de sostenibilidad y desarrollo, además de encoger y cerrar los planos aún más para que no se note el desastre. A La Habana, en su 506 aniversario, no la salva ya ni la foto emblemática, mil veces hecha con infinitas variaciones, del arco del litoral sobre el muro del malecón. Con esa imagen, retocada al máximo para evitar, infructuosamente, que se noten los estragos en las edificaciones ubicadas justo enfrente, el portal Cubadebate invitó a los ciudadanos a enviar su propia mirada de la ciudad al correo de la redacción, enfatizando, además, que “el pueblo, con su energía, mantiene viva la ciudad”.

Por toda respuesta, los usuarios lanzaron una avalancha de comentarios que ilustran el declive de una capital que fue la envidia de América antes que llegara el Comandante y mandara a parar, incluso durante algún tiempo después de enero de 1959. Imperdibles las opiniones, de sobra fundamentadas, algunas rebosantes de humor e ironía, otras de amargura. “La franja de Gaza revolucionaria”, así describe un cibernauta a La Habana en su aniversario, y en cuanto al entusiasta factor humano, otra usuaria cuestiona: “¿Qué energía? ¿Qué pueblo? ¿Qué Habana?”.

La broma de Cubadebate llega tres días después de que un titular del diario Granma anunciara, sin ningún recato, que La Habana avanza hacia un modelo de ciudad inteligente y sostenible. Además de mentiroso, el Granma es inexacto, porque La Habana que refiere no es Marianao, el Cotorro, La Lisa o Guanabacoa, sino el Centro Histórico de la Habana Vieja -faltaba más-, la lenteja experimental, el pedacito que sirve de vitrina para hacerle creer a la comunidad internacional que algo se está haciendo con los fondos asignados para el desarrollo. Ese nodo de impronta colonial, con sistema eléctrico soterrado y que todavía conserva cierto atractivo de cara al poco turismo que viene, ha servido de pretexto a un periódico tan senil e inoperante como la dirección histórica del país para publicar la mayor bolondronada de este año.

La Habana que fue “una pequeña Viena, un París en miniatura” durante la etapa republicana, es hoy una ciudad en penumbras donde veinticuatro horas consecutivas de corriente eléctrica son un lujo. Esa Habana orgullosa, musical, llena de carácter, espiritualidad y sensualidad, es hoy una urbe cochambrosa, precaria, apagada y enferma, donde una celebración parece más un exorcismo contra todos los males que se ciernen sobre nosotros, que una expresión de la alegría de vivir. La Habana se ha convertido en un horror para el turista habitual, que repite de buena fe solo para lamentarse por el estado de la ciudad y decir “me rindo, no vuelvo más”. La Habana es un dolor sin lenitivo posible para sus hijos legítimos, que cada vez son menos, y para los adoptivos que la quieren bien.

Esta acumulación de tristeza, silencio, escombros, penurias y basurales que es hoy la capital cubana merece, en su aniversario ¿luctuoso? al menos la delicadeza de no tener que aguantar bromas editoriales, ni alardes de progreso. Las publicaciones de Cubadebate y Granma solo pueden justificarse a través de la maldad y la indolencia, tan profundas como las que llevaron a la exministra Marta Elena Feitó a afirmar que en La Habana no había mendigos, sino personas disfrazadas de mendigos.

Antes de hacerle el juego a esa costumbre cobarde de negar la realidad o manipularla para que no luzca tan cruda, es preferible callar. Un régimen cuyos voceros minimizan constantemente el sufrimiento del pueblo cubano, que estiman que en una capital casi sepultada por los desechos no hay tanta basura como para convertirla en un problema internacional, podría ordenarles a sus organismos de propaganda que pasen de largo por esta fecha, que se olviden de una Habana que no importa en ninguna época del año más allá de la necesidad de evitar que en ella se produzca un estallido social. La Habana que arriba hoy a su aniversario 506 cuenta entre sus privilegios de ciudad capital el tener un poquito más de fluido eléctrico, de agua potable, de transporte, que el resto de las provincias cubanas. Pero solo un poquito. No es de extrañar que en los comentarios al post de Cubadebate una usuaria sentenciara que “en la Colonia estábamos mejor”. Por lo menos La Habana sí lo estaba, considerando el nivel de desarrollo de la época.

Siglos después, revolución socialista mediante, hay que recurrir a la última versión de Photoshop para que una foto de La Habana luzca presentable, sin éxito. Es como cargar de botox un rostro que ha envejecido tremendamente mal. Pero a despecho del odio que el castrismo ha profesado siempre a la villa de San Cristóbal, quedan todavía habaneros fieles que hoy acudirán a darle la vuelta a la ceiba, pedirán libertad para Cuba toda y brindarán por su ciudad amada con lo que tengan a mano, si los dolores provocados por el Chikungunya les permiten alzar la copa.

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Ana León

Anay Remón García. La Habana, 1983. Graduada de Historia del Arte por la Universidad de La Habana. Durante cuatro años fue profesora en la Facultad de Artes y Letras. Trabajó como gestora cultural en dos ediciones consecutivas del Premio Casa Víctor Hugo de la Oficina del Historiador de La Habana. Ha publicado ensayos en las revistas especializadas Temas, Clave y Arte Cubano. Desde 2015 escribe para CubaNet bajo el pseudónimo de Ana León. Desde 2018 el régimen cubano no le permite viajar fuera del país, como represalia por su trabajo periodístico.

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