Al momento de su desaparición, Karildi Caridad Marín tenía 24 años y residía en el Consejo Popular Párraga, de La Habana.
La “primera dama” lo ha vuelto a hacer: ha felicitado a su “tesoro”, ahora por las bodas de cuarzo.
Almirante falleció en 2007, cuando los espectadores disfrutaban de la telenovela “¡Oh, La Habana!”, donde formó parte del elenco.
Hoy la ciudad está como su gobierno: varada en el tiempo, decrépita y llena de estructuras obsoletas
La ruta Habana-Bejucal fue la primera de América Latina
Es medianoche. Llegan al Templete, piden un deseo. Miran su Habana, un año más vieja, con el corazón apretado. No quieren regresar, el próximo año, con el mismo deseo a cuestas
Cuba no es hoy una República, aunque lo diga la constitución socialista que nos han impuesto
Mientras La Habana duerme, el negro Francisco busca su suite adecuada para pernoctar, en portales o funerarias, sin más colchón que una caja de refrigerador
Al momento de su desaparición, Karildi Caridad Marín tenía 24 años y residía en el Consejo Popular Párraga, de La Habana.
La “primera dama” lo ha vuelto a hacer: ha felicitado a su “tesoro”, ahora por las bodas de cuarzo.
Almirante falleció en 2007, cuando los espectadores disfrutaban de la telenovela “¡Oh, La Habana!”, donde formó parte del elenco.
Hoy la ciudad está como su gobierno: varada en el tiempo, decrépita y llena de estructuras obsoletas
La ruta Habana-Bejucal fue la primera de América Latina
Es medianoche. Llegan al Templete, piden un deseo. Miran su Habana, un año más vieja, con el corazón apretado. No quieren regresar, el próximo año, con el mismo deseo a cuestas
Cuba no es hoy una República, aunque lo diga la constitución socialista que nos han impuesto
Mientras La Habana duerme, el negro Francisco busca su suite adecuada para pernoctar, en portales o funerarias, sin más colchón que una caja de refrigerador
