PUERTO PADRE, Cuba – Nostálgicos, tal vez algunos de los 3.136 escogidos lo recordaran desde Miami, Nueva York, Oslo o Madrid; otros, los que ya de cerca siguen los pasos a los que murieron, quizás rumiaran ese pasado de candilejas desde sus casas derrumbándose en cualquier lugar de Cuba. Sucedió hace 50 años, exactamente en un día como hoy, cuando entre el 17 y el 22 de diciembre de 1975, en el teatro Karl Marx, en La Habana, sesionó el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC).
El discurso inaugural de aquel cónclave lo pronunció el por entonces comandante de división Raúl Castro Ruz, y fue tema recurrente de la revista Verde Olivo y del programa radial Información Política, de escucha obligada para todos los integrantes, ya fuera soldado o comandante, de todas las unidades de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y del Ministerio del Interior (MININT); recuerdo que recién había cumplido yo 19 años y nos encontrábamos entrenando en una zona de pre montaña en la Sierra Maestra, cuando hasta nuestro vivaque llegó Pitute Arteaga, un viejo comunista y guerrillero que había sido uno de los 3.136 delegados, quien haciendo de comisario político ambulante, con él traía para mostrárnoslo un álbum de fotografías obsequiado a cada uno de los participantes de aquel Primer Congreso del PCC, que, por su suntuosidad, debió costar al erario público un dineral.
Ahora no hay dinero en Cuba para congresos. Y menos para revisar acuerdos que ni se cumplieron hasta el presente ni se cumplirán en el futuro, como el incumplimiento flagrante del contrato social, pero de eso trataremos en el próximo artículo. Pero arde, sí, quema la superestructura del PCC calcinando su ya carcomido maderaje, una circunstancia de fuerza mayor, más significativa incluso que el poder del dinero, que llevó al líder al frente de la llamada “revolución cubana”, el nonagenario Raúl Castro Ruz, general de ejército y único con mando real pleno en Cuba, a aplazar el próximo a realizarse en abril de 2026 hasta “que nos permita cohesionar las fuerzas, mejorar la situación de la nación”, y crear “condiciones para la construcción del socialismo” y la “sociedad comunista”.
Mondo y lirondo, ¿qué quiso decir Raúl Castro con esa monserga sabida en Cuba irrealizable? Dinero no hay, se sabe; y público y notorio es que tampoco hay electricidad, transporte, alojamiento, ni comida para tanta gente hablando y hablando y gastando papel de oficina y de retrete a cuenta de Liborio, porque ya, desfalcado está el erario público.
Bien digámoslo con sus propias palabras. Raúl Castro dijo de “cohesionar las fuerzas”, habló de “mejorar la situación de la nación” y de crear “condiciones para la construcción del socialismo”; y, futurista quien con ya más de noventa años pero veinteañero se inició en ese propósito, prosiguió arando en el mar, el mismo mar por donde huyeron los cubanos, cuando reiteró lo que me clavetearon en la cabeza desde muy joven, comisarios como Pitute, digamos que convencidos sí, pero errados, aunque murieran en el yerro, el hacer de Cuba una “sociedad comunista”, cosa pude desclavar a tiempo, como hicieron tantos otros y prosiguen por ese camino miles, millones en todo el mundo.
Dicho más simple: peor que sin dinero, sin capital humano está el Partido Comunista de Cuba, y tan es así, que ocultan hasta las cifras oficiales de cuántos militantes integran el PCC. Y Raúl Castro lo sabe, para eso dedica decenas de oficiales de órganos operativos de las FAR y el MININT, y ese estudio y análisis de situación operativa, no del enemigo, sino de sus propias fuerzas, y cuando dijo de “cohesionar las fuerzas”, más que de aumentar la cantidad de militantes, claramente se refería a conglomerar unos recursos humanos que aún no involucrados en actos corruptos, sí se encuentran indecisos, moral y potencialmente influenciables por el “enemigo”, entiéndase, la sociedad de consumo que va ganando la batalla a la “sociedad socialista”.
No habrá congreso del PCC en abril de 2026, pero no nos engañemos. No habrá congreso porque más que recursos materiales, al PCC le falta credibilidad y esa falta de fe más que restar en sus filas, sustrae a la nación toda, pero “mejorar la situación de la nación” según dijo Raúl Castro, ya no se resuelve con normalizar el servicio eléctrico, revalorizar el peso cubano o abastecer los comercios de la cartilla de racionamiento, es preciso Libertad, Democracia, que los ineptos salgan del juego. Y dicho de manera deportiva, a esta altura del partido y perdiendo el PCC por goleada, a sus partidarios lo mismo le da un gol que un penalti.








