diciembre 18, 2025

La miseria está garantizada para los que sean capaces de sobrevivir a «la continuidad»

Esa élite que nos oprime garantiza la miseria a perpetuidad.
Los cubanos atraviesan una de las peores crisis de su historia
Los cubanos atraviesan una de las peores crisis de su historia (Foto: CubaNet)


LA HABANA.- Por su tono triunfalista resultó indignante el discurso de Miguel Díaz-Canel en el recién finalizado IX Pleno del Partido Comunista, que preside, además de presidir el Birán del tamaño del país que se empeñan en seguir llamando república.

Hubiese sido conveniente un poco de realismo, aconsejado por el sentido común, ante el colapso económico y social que él mismo reconoció. Pero nada de eso. El discurso del mandatario —entre los pretextos, las justificaciones habituales, las explicaciones que no convencen a nadie y las consignas gastadas y huecas— no indicó más opción que seguir resistiendo, sin chistar ni esperar nada. A este pueblo hambreado y agotado por tantos años de vicisitudes, abusos y humillaciones, al gobernante no se le ocurrió otra cosa que espetarle un amenazante: “aquí no se rinde nadie”.

Cuando Díaz-Canel exhorta a que nos limitemos a consumir solamente lo que seamos capaces de producir, nos condena a la miseria absoluta, a la normalización de la indigencia, al no ser. ¿Qué se puede producir en un país donde la infraestructura se redujo a ruinas y cascajos, están atadas las fuerzas productivas, se coarta y se ponen trabas a la iniciativa privada y se prioriza —por sobre ella— la probadamente ineficiente empresa estatal y los intereses y negocios de la oligarquía conformada por la familia Castro y los incuestionados generales de GAESA?

Mientras se concreta el plan del gobierno para corregir las “distorsiones”—que todos intuimos será para peor, no puede ser de otro modo— el mandatario nos exhorta a resignarnos a la actual situación de miseria absoluta, sin siquiera ocurrírsele sugerir la espera de algo, de no sé qué, ni cómo ni cuándo, para consolar, siquiera de mentiritas, el hambre y la tristeza que genera la desesperanza.

Por no tener los mandamases nada que decir que ya no hayan dicho sobre “la compleja situación”, es que aplazaron el Congreso del Partido Comunista que debía efectuarse en abril de 2026. Total, pensarán los mandamases, si desde 1997 y hasta 2011 no hubo congreso del Partido, y aquel tiempo —comparado con el actual— era una maravilla…

Los prepotentes mandamases del tardocastrismo, de tan ocupados como están en sus privilegios y recholatas, de tanto que desprecian al pueblo y ningunean su sentir, no tienen talento ya ni para decir mentiras que valgan la pena.

A los que protestan los apalean y encarcelan; y cuando un puñado de famélicos ancianitos nostálgicos repite que “con Fidel estas cosas no pasaban”, enseguida culpan una vez más al bloqueo, citan —venga al caso o no— una frase del Comandante de varias décadas atrás y reiteran la necesidad de conservar los logros de “la revolución de Fidel”.

El llamado a resistir de Díaz-Canel en el Pleno del Partido Comunista, viviendo solo de lo que el país sea capaz de producir, me recordó Los sobrevivientes, aquella película de 1976 de Tomás Gutiérrez Alea, basada en el cuento “Estatuas en el jardín”, de Antonio Benítez Rojo.

Dicha película narra la historia de una familia de la alta burguesía que, tras el triunfo de la revolución, se aísla en una finca esperando la caída del régimen y, a medida que pasan los años sin que eso ocurra, va involucionando, pasando por todos los estadios sociales de la historia, hasta llegar al feudalismo, la esclavitud y terminar, los que sobreviven, subsistiendo de los animales que cazan y de los vegetales y frutas que recolectan.

En Cuba, la élite de la continuidad tardocastrista, como la familia de la película, está aislada de un mundo que cambió y la dejó irremediablemente rezagada, con sus manías y delirios ideológicos, refugiada en una burbuja, con cada vez menos cómplices y aliados que la sustenten.

Mediocre, egoísta y avara, esa élite, cada vez más desentendida de los intereses populares, ha llevado el país a la ruina y convertido a los cubanos en una horda desorientada, esclavizada, esquilmada, a la que creen fácil tener —a fuerza de mentiras y represión— eternamente sometida.

Esa élite, que reparte a diestra y siniestra las culpas por sus fracasos, y que no vacila en encarcelar a los que se atreven a protestar por tanta miseria, incluso a menores de edad, garantiza la miseria a perpetuidad para los que logren sobrevivir. Para los que no mueran de hambre, de enfermedades, de tristeza o de rabia por soportar tanta infamia.

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Luis Cino

Luis Cino Álvarez (La Habana, 1956). Trabajó como profesor de inglés, en la construcción y la agricultura. Se inició en la prensa independiente en 1998. Entre 2002 y la primavera de 2003 perteneció al consejo de redacción de la revista De Cuba. Fue subdirector de Primavera Digital. Colaborador habitual de CubaNet desde 2003. Reside en Arroyo Naranjo. Sueña con poder dedicarse por entero y libre a escribir narrativa. Le apasionan los buenos libros, el mar, el jazz y los blues.