diciembre 18, 2025

Al que no quiere mercado informal, tres tasas

Pareciera, por ese estilo complicado que los delata, hasta una broma cruel diseñada por los mismos que, intentando la unificación monetaria, al inicio de la “Tarea ordenamiento” eliminaron el CUC, crearon la MLC y retomaron el uso del dólar.
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Cubanos en un cajero. (Foto: CubaNet)

LA HABANA, Cuba.- Tiene que ser un ensayo para el Día de los Inocentes, porque la comparecencia televisiva de la ministra presidente del Banco Central de Cuba (BCC) no tiene otra interpretación que una tomadura de pelo, que se bebieron anticipadamente el whisky del 31 y la borrachera les dio por decir estupideces como esa de que, para eliminar dos tipos de tasas de cambio, es necesario crear una tercera. Que para “corregir una distorsión” hay que continuar distorsionando.

Pareciera, por ese estilo complicado que los delata, hasta una broma cruel diseñada por los mismos que, intentando la unificación monetaria, al inicio de la “Tarea ordenamiento” eliminaron el CUC creando la MLC y retomando el uso del dólar, tanto en efectivo como en las oscuras y distorsionadas formas que adquiere el billete verde cuando es absorbido por GAESA y convertido en “dinero virtual”, o mejor dicho, dinero estafado: sin posibilidad de ser extraído, sin acumular intereses, sin poder usarlo en todas las transacciones y sin poder ser transferido al exterior.

No transcurrieron 48 horas desde que advirtió que aún no estaban creadas las condiciones para establecer un mercado cambiario, que necesitaban estudiar bien los detalles para la implementación y el establecimiento de una tasa flotante, que no era cuestión de un día para otro, cuando apareció la misma funcionaria con una “versión apresurada” del asunto, aunque esta vez con la mirada fija en el teleprompter, como si un par de minutos antes alguien le hubiese entregado, a ella o a Humberto López (más entrenado en eso de apegarse al guion con dramatismo), lo que debía leer.

Todavía me pregunto si, ahora que han decidido coquetear abiertamente con el dólar y hasta emular sin recato alguno con la tasa de elToque, lo de elegir el 17 de diciembre como momento de las “buenas noticias” fue por las mismas razones que lo hiciera Raúl Castro cuando decidió anunciar sus coqueteos con el “enemigo”, o si la fecha tiene que ver más bien con una obligada asociación de ideas que resulta de anunciar el cumplimiento de una “promesa” (la de establecer finalmente una tasa flotante) el día en que los devotos de San Lázaro peregrinan ante el santo para pagar las que le hicieran.

Sin dudas, hay algo de “simbolismo” en tan apresurado anuncio, así como en la chapucería en que resultó su redacción, plagada de rodeos, reiteraciones y términos incomprensibles para esa mayoría de cubanos que, sin capacidad alguna para adquirir o conseguir un dólar, una MLC, incluso un billete mayor que el de 10 pesos cubanos, esperaba a que esta vez sí se acordaran de ellos, porque llevan demasiados años recibiendo del gobierno (en especial del BCC) solo malas noticias. Y sí que se acordaron los muy HP, aunque solo para gastarnos esa broma de que las dos de ayer, ahora serán tres, para hacernos más complicada la vida.

También pienso en que pudo ser otra distracción cuando se van quedando sin opciones para entretenernos. La improvisada intervención televisiva de la ministra fue como un recurso traído por los pelos, un acto de desesperación cuando se volvieron demasiado fuertes los rumores sobre la posibilidad de que el discurso a la Nación en horario estelar, anunciado por el presidente Donald Trump, incluyera una declaración de guerra a Venezuela.

Porque lo de los dólares y la tasa informal, lo de eliminar al “malvado Toque” y resolver solo con eso nuestras vidas miserables, nos importa mucho más que la suerte de Maduro (y de los que han madurado fortunas a su sombra). Por eso, mientras “elegíamos” escuchar a la señora del Banco, los comunistas se aseguraban de que no atendiéramos esa temible declaración de guerra que tan nerviosos los mantuvo este miércoles, más cuando una noticia semejante, sobre una dictadura aliada que cae, sobre la certeza de que es posible derribarla, pudiera entusiasmar demasiado a quienes se sienten más que “entusiasmados” por los apagones, el hambre, las enfermedades, las malas noticias, una tras otra.

Entonces, nada mejor que una “noticia buena” que, por el contenido enredado, no se sabe si es buena o mala, a quién beneficia o perjudica, si en realidad será para arreglar las cosas y si finalmente habrá dólares para todos. Si será otra distorsión por corregir cuando no quieran usar la palabra “fracaso».

Ya en las redes sociales hay personas preguntando por el grupo de tasa de cambio al que pertenecen. Si al uno, al dos o al tres. Personas sugiriendo que los dólares se entreguen por CDR o por sindicato para que no suceda como con los 1.100 dólares que no han podido cobrar por no saber a qué hotel dirigirse. 

Por suerte son muchos más los que no se han dejado engañar. Los que sospecharon de las coincidencias en las intervenciones televisivas y los horarios más que de las fechas. Los que saben que, no pudiendo contra el mercado informal (porque, además de imposible, sería ir en contra de ellos mismos, como hipócritas participantes de ese mercado), nos han querido hacer beber tres tazas de mentiras para que vayamos haciendo boca y flotando en humo adormecedor mientras Maduro es derribado, y así, lejos de comprender que con esa caída aumentan las posibilidades de que la dictadura cubana caiga, esperemos como tontos por esa “tasa flotante” que nada resolverá.

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Efraín González

Bajo este seudónimo firma sus artículos un colaborador de Cubanet, residente en la isla por temor a represalias del régimen.